Capítulo 3

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Querida Anna:

¡Ya llegó mi carta! Todavía no la abrí, porque leí en un libro que este tipo de cosas, o así como análisis médicos o demás, es mejor leerlo cuando hayan pasado treinta minutos desde que lo recibiste, ya que esas ansias y esa pasión por abrir los sobres para saber YA lo que comunica, parece que al pasar estos treinta minutos, desaparece. Así que si la noticia no es la esperada, no te afecta tanto como si lo hubieras abierto en el preciso instante en el que el sobre toca tus manos. En este caso podría jurar que la respuesta es mala. Dudo que haya ingresado con la beca.

Faltan siete minutos que se me están haciendo eternos. Voy a leer un rato, así no me paso este tiempo acostada mirando el techo.

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¿Qué decirte? Como era de esperar, no entré...

¡MENTIRA! ¿Te lo creíste, verdad Annie? ¡NO LO PUEDO CREER! No comprendo mis sentimientos en este momento, son una mezcla de emociones. Realmente estaba segura que no me aceptarían. Estoy feliz. Muy feliz.

Para celebrar iremos con mis padres a cenar a un restaurant muy fino, así que tendré que elegir mi ropa con un muy buen ojo si quiero lucir bien.

Hoy por primera vez entré a la habitación de Matt. Si, sé que suena raro porque ya murió hace cinco años, pero jamás tuve el suficiente valor para entrar.

Apenas entré sentí su voz, su voz saludándome y diciéndome que me había extrañado en todos estos años, y que se sentía triste porque no lo había ido a visitar antes. No pude evitar sentirme culpable, así que susurré "Lo siento, Matt."

Todo estaba como lo recordaba, menos la ropa que solía dejar colgada en una slla, que ahora está lavada, planchada, perfumada y perfectamente doblada dentro de su placard. La cortina estaba cerrada, por lo que tuve que prender la luz de techo. Su mesita de noche estaba llena de polvo, y ni hablar de los libros del instituto acomodados en el espacio que quedaba entre la cama y la mesita.

Me senté en el centro de la alcoba y cerré los ojos. Lo imaginaba durmiendo en su cama, roncando como siempre lo hizo. Al volver a abrir los ojos, los tenía llenos de lágrimas. Lo extraño, y mucho.

Finalmente me encuentro aquí, sentada en la silla antes mencionada y escribiéndote apoyada sobre el escritorio de madera lisa.

¿Sabes? Siento que te habrías llevado muy bien con Matt, ya que te gusta escuchar, y la gran pasión de mi hermano era hablar.

Se me hizo tarde, debo dejarte porque se está haciendo la hora de salir y todavía tengo que darme una ducha y luego elegir la ropa.

Con amor, Hannah.

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