CAPÍTULO 2: EL MIEDO

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"¡Qué mierda pensabas!"

"¿Acaso tú te atreverías? No tienes ni una puta agalla"

(...)

Una vez más despierto desorientada junto a otra pesadilla tan vívida como la de la noche anterior. Ni siquiera recuerdo haber regresado a casa. ¿Cómo es que...? Siento un peso encima de mi cuerpo, y un líquido ante el movimiento de mi pierna intentando salir de la cama. ¿Una botella de vino? Miré extrañada a mis alrededores. Es imposible que un Sábado en la noche me encuentren de aquella forma por la sencilla razón que no bebo, y las únicas copas que tengo son para cuando mis amigos me visitan y les entrego sus tragos.

Busco con mi mano tanteando el edredón de la cama mi celular al sentirlo vibrar. Veo la pantalla bloqueada con miles de mensajes y llamadas perdidas, percatándome de la hora. Son casi las seis de la tarde. No pude haber dormido veinticuatro horas, ¿o sí?

"Mierda."

Me levanto bruscamente de la cama y siento como mi cabeza pesa, es un estorbo siquiera pensar, y cualquier mínimo ruido me molesta. Es ahí cuando apenas puedo afirmar la palma de mi mano en la pared para deslizarme, ni siquiera caminar, más bien arrastrar mis pies descalzos por el piso de madera, ya que de un momento a otro un fuego recorre desde la boca de mi estómago, traspasándose por mi garganta, haciéndola añicos hasta conocer dicha sensación: vómito. Llegué lo más rápido que pude hasta el baño, desechando cualquier malestar que mi cuerpo necesita eliminar. Las lágrimas no se esmeran en salir de mis ojos, y es que esto me sucede desde pequeña. El asco a una reacción tan natural me hace sentir pésimo.

"Nuevo mensaje de Emily."

Alexa me avisa para reproducir el buzón de voz del celular. Aturdida aún intentando retomar mis recuerdos nocturnos, dejando caer mi débil e inservible cuerpo al acogedor sofá en la cercanía del living, cierro mis ojos, tomando una bocanada de aire, escuchando lo que mi Em quisiera contarme.

"Maya por favor responde mis mensajes. No sé nada de ti desde ayer en la tarde. Escríbeme."

Ya despejada de cualquier malestar empiezo a mensajear a mi amiga, mencionando que anoche me encontraba lo suficientemente cansada que dormí todas aquellas horas que no había dormido la semana pasada. Luego de la intoxicación masiva de ayer, encendí el televisor para ver qué informaban en las noticias.

"ALERTA: Recuerden no salir de sus hogares y mantener tanto puertas como ventanas cerradas. La policía de Carolina del Sur rondará por la noche hasta el toque de queda que comienza a las 22:00 horas".

"ALERTA: Nuevos enfrentamientos con la guardia nacional."

Se cuenta que ya van más de treinta personas fallecidas tras la masiva intoxicación alimenticia del día de ayer. Aún se desconocen las causas, todos quieren respuestas, pero mencionan que hay que evitar salir a comer en otros lugares ajenos a los hogares y no beber agua del grifo.

El terror está a flor de piel.

Emily está llamando y no dudo en responderle.

"Maya maldita hija de tu madre. ¡Cómo te atreves a decirme absolutamente nada!"

Reí ante su intención de insulto.

"Perdóname, Emily. La verdad es que ni siquiera recuerdo cómo llegué a casa. Lo último que recuerdo es que salí del hospital en el auto y de ahí nada más. Y..." Me asomé por la ventana del living para verificar que realmente se encontrara el vehículo en mi lugar de aparcamiento. Continué. "Bueno, me he despertado con un dolor de cabeza horrible".

Dead Man's Arms | Loki Laufeyson {español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora