CAPÍTULO 3: LA CREYENTE

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Una de las situaciones más difíciles es el despertar luego de un sueño. En ocasiones el ser humano siente a su alrededor, otras queda inmerso en la historia que sucede en sus momentos, es aquel momento en que su conciencia viaja más allá de lo conocido e intenta perderse para refugiarse en algo distinto.

Estoy consciente de que en estos momentos estoy soñando, sé que lo es, pero realmente es algo que jamás había visto antes. Realmente me siento en el paraíso, o quizás, si estoy en lo que llaman cielo. Quizás la persona que sostenía mi mano era un ser superior que tomaba mi alma para darme el descanso eterno.

Creo situarme en el 'medio' del todo, o al menos, así puedo relatarlo. Estoy recostada en el suelo, en la misma posición que quedé tras la batalla sucedida en la tienda.

Tras de mí se representa el vacío. Absolutamente oscuro un par de metros tras mío, y en lado contrario, una cascada flotante la cual flota en este dicho vacío. Destellantes colores azules y rojizos alimentan el alma de dicho lugar. De esta forma, mi visión se encandila por la luz. No puedo ver más allá, se ha hecho difuso, borroso; como si un rayo de luz hubiera apuntado directamente a mi vista, pero la fuerza de la oscuridad me llama, me atrae tal magneto, y hago caso a los llamados de mi cuerpo, tomando la fuerza suficiente para levantarme y caminar.

Respiro.

¿Este lugar es real? ¿Debería estar aquí? ¿Acaso es... mi tiempo? Intento no pensar en muchas preguntas que no tienen respuesta, pero es lo único que me hace sentir acompañada al atravesar el vacío.

Mis pasos son torpes, las piernas me tiemblan, las manos son mi peor enemigo en estos momentos. No tengo la capacidad de ejercer fuerza alguna, pero necesito salir de aquí, es por eso que tomo la valentía suficiente para evitar el mareo que me domina y fijo mi vista en una estructura especial: un puente. Puedo afirmar que es lo más bello que he visto en estos momentos, repleto de múltiples colores, brillantes, más bien podría catalogarlos como celestiales.

Vuelvo a suspirar.

Apenas pongo un pie en dicho puente los dolores comienzan a cesar, me siento mucho mejor, no es tan fuerte pero siento que tengo más control de mi misma. Tras unos minutos, o quizás, más que eso es que llego a divisar en el final de la construcción la ciudad más grande e impresionante de todas. ¿Está cubierta de oro? Todo es tan... brillante. Es increíble. Tiene edificaciones que aún no estarían capacitadas en la Tierra, y estoy más convencida de que esto es el mismo paraíso.

Árboles rodean la ciudad en forma de brazos, algo como una protección; tiene pequeños ríos y cascadas por doquier. Las montañas nevadas, y otros cerros con su vegetación intacta.

A lo lejos escucho ruidos, más bien, están gritando completamente eufóricas. Hay aplausos, mucha gente felicitando y emocionados. Es una celebración, y comienzan a gritar un nombre con emoción: Thor.

"¡Thor!"

"¡Salve el Dios del Trueno!"

"¡Te amamos hijo de Odín!"

Los cánticos de las personas con su nombre retumban cual eco en la lejanía, pero mi intrusión al llegar a la entrada de dicho lugar trae una alerta. De a poco en una alineación y trotes llegan una clase de guerreros que se aproxima a mi lado, exclamando:

"¡Atrapen a la traidora!"

Me quedo de una sola pieza. No conozco a estas personas. No entiendo por qué se refieren de esta forma a mi persona. Ellos tienen armas, lanzas y escudos. El diseño de sus cascos es del mismo color de la ciudad dorada, sobresaliendo unos cuernos de estos, pero un trueno desata aún más la euforia de los guerreros sedientos de cumplir la orden bajo el nombre de quien supongo que es su rey.

Dead Man's Arms | Loki Laufeyson {español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora