PROLOGUE: ❛ who's afraid od little old me? ❜

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PRÓLOGO" ¿quién le tiene miedo a mi pequeña yo? "

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PRÓLOGO
" ¿quién le tiene miedo a mi pequeña yo? "


Distrito Yarckel. Muralla Sina. Año 842.

Yo, Katherine Tyrell Nari, por este medio declaro que este documento es mi última voluntad, y que estoy en mis plenas facultades para realizar la repartición de mis bienes y condiciones una vez haya fallecido.

Nombró a Nathaniel Jess, mi abogado y socio, como el albacea de este testamento. Le concedo todos los poderes y la autoridad que autoriza la ley para el manejo de mis bienes.

La compañía que ha pertenecido a mi familia por varios años quedará bajo el mando de mi esposo, Remus Nari, quien conoce las funciones del negocio así como haberme ayudado por años en este. Considero que él es el único indicado para llevar la compañía al ritmo en la que hemos estado llevando desde que mi padre me dio la dirección como la presidenta de este.

Mi patrimonio será heredado a mis dos hijas, Lorelei Monique Nari y Loreine Taylor Nari; sin embargo, Remus Nari, padre biológico y legal de ambas, será quien maneje dicho patrimonio hasta que Lorelei cumpla la mayoría de edad.

Los gastos realizados por el tratamiento medicinal que recibí serán pagados desde mi mismo patrimonio, el dinero debe ser entregado al doctor Grisha Jaeger.

Por último, quiero dejar a mi hija mayor, Lorelei, como la futura heredera de la compañía; sin embargo, en caso de que no desee o no pueda ejercer el puesto, se le heredará a Loreine. Si ninguna de las dos hereda, la compañía pasa a manos del socio que presente una buena propuesta de dirección.

Declaro que este es el único testamento que he creado, en caso de que exista un segundo, aquel perderá su validez.

Atentamente, Katherine T. Nari.

CON BASTANTE DIFICULTAD, KATHERINE PUDO REALIZAR su firma con elegancia, como siempre la caracterizó. Era lo último que le faltaba antes de entregarle el documento a uno de los tres hombres presentes en la habitación; aquel sujeto, de cabellos cenizos, asintió con la cabez antes de tomarlo y revisarlo con cuidado para después guardarlo en su maleta, mirando con suma pesadez a la mujer que yacía en la cama sin tantas fuerzas para mantenerse con la espalda recta, llevando a su marido a sentarse al borde de la cama y abrazarla con un brazo como muestra de apoyo. Ella se veía cansada, más de lo usual, algo que a muchos temían que sucediera, porque significaba que el milagro de su sanación estaba lejos de suceder.

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⏰ Última actualización: Oct 31 ⏰

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NOTHING LEFT TO SAY ── jean kirsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora