Tienes la cabeza llena de sueños, Néride.
Dices que no te importaría abandonar todo y aprender a volar.
Sueñas despierta, sueñas demasiado y eres inexperta. Sólo quieres aprender a volar, pero para eso primero debes aprender a escuchar a la realidad.
Néride, no puedes dar el primer vuelo en un día lluvioso. Las gotas mojarán tus alas y de las nubes tendrás que volver a bajar.
No te diré que no sueñes, Néride. Sueña tanto como puedas, pinta el mundo con tus únicos colores, crea, cambia, experimenta.
Aprende a volar, Néride.
Pero no dejes que la emoción del viento contra tu cara y la libertad de abrir tus alas te haga olvidar que también caerás.
Caerás desde lo alto del cielo, o caerás estando en el mismo suelo. Caerás en torbellinos de emociones, donde los sentimientos intentarán robarte en aire. Caerás bajo las luces de farolas y bajo miradas burlonas. Caerás y querrás nunca más extender tus alas y volver a volar. Caerás incluso antes de que tus pies del suelo puedas despegar.
Pero no te rindas, Néride. Es necesario caer muchas veces para aprender a volar.
No vacíes tu cabeza de esos sueños. Al contrario, no tengas miedo de dejarlos crecer más.
No tengas miedo de fracasar. Cáete y no quieras impedir a tus heridas sangrar, no intentes tus moretones ocultar. Cáete todas las veces que estés demasiado cansada de volar, Néride. Pero cáete y no dudes en volverte a levantar.
Cáete en la tierra donde la arena arañe tu piel y donde con las rocas te tropezarás, cáete en el mar donde las aguas intentarán quitarte la respiración sin piedad.
Vuela contra el viento del norte que quema tus mejillas cubiertas de lágrimas, vuela contra el viento del sur que hace a tus huesos estremecerse y temblar. Incluso vuela contra el ábrego, no dejes que su aliento frío y húmedo te haga trastrabillar. El mistral secará tus lágrimas y te obligará a descansar por breve tiempo.
Porque, Néride, si quieres volar también tus alas tendrás que cuidar. No las rompas por terquedad, porque ante los vientos más fuertes te niegues a descansar.
No temas cuando pierdas algunas de tus plumas, es necesario para que puedas conservar tus alas y seguir creciendo. No temas cuando caiga la noche y no estés segura de dónde estás, cuando ya no puedas ver el camino y algunas aves rapaces se quieran burlar. Estoy seguro de que el alba para tí llegará. Te mostrará el camino a ti y a todos los otros soñadores que en el camino conocerás.
Aprende a volar, Néride. Impúlsate en los sueños que en tu cabeza están, impúlsate en la sonrisa que algún día quieres al mundo mostrar. Aquella sonrisa suficiente que estoy seguro de que tendrás, después de haber aprendido a volar y todos tus sueños alcanzar.
ESTÁS LEYENDO
Néride
PoetryTienes la cabeza llena de sueños, Néride. Sueñas despierta, sueñas demasiado y eres inexperta. Sólo quieres aprender a volar, pero para eso primero debes aprender a escuchar a la realidad.