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HOLAAAAAAAAA!! AHHHHHHHHHH

Me había tardado, pero es que tenía algunos deberes xD, pero ya estoy aquí con esta joyita. Neta que no sé de dónde ha salido este escrito y tampoco sé si lo vana a disfrutar jajajaja, creo que se me ha pasado la mano. 

En fin...

WARNING, BITCHES

ESTO TIENE CONTENIDO ADULTO. 

Al creador de lo que vas a leer le gusta el sexo, vive y lo respira, casi diario....si no te gusta, será mejor que vayas y te des la vuelta. Recuerda que es Semana Santa y mejor ponte a leer la biblia xD






El amor es una cosa tonta, sin sentido y fácilmente evitable, pensó, pero no dejaba de resultarle aterradora la idea de caer en esas jugarretas y, por ello, se mantenía alejado lo más posible de eso.

El único terreno que aventuraba sin temor a equivocarse era la cocina. Fuego, aceite, especias e ingredientes, era todo lo que necesitaba en su vida. Sin embargo, más allá de lo único que se consideraba el mejor, temía perder en cosas tan absurdas como el enamoramiento.

La atracción era falta. Soma era sincero consigo mismo, ya no tenía 16 años, ya no era un crío que solo aspiraba a ser el mejor chef. Con el paso del tiempo y con la experiencia de por medio, sabía y anhelaba más. La causa de sus desvaríos tenía nombre y apellido: Nakiri Erina.

Ya había pasado tiempo desde que había abandonado Totsuki y, con eso, también sintió que una parte importante se arrancaba de su corazón. Se sentía muy estúpido al darse cuenta de cuál era su vacío. Sí, había encontrado a la persona para la cual quería cocinar toda su vida, pero, si ese era el caso ¿Por qué se fue dejándola atrás?

Al final de cuentas, él era quien perdía la guerra. Erina se llevaba sus horas de sueño, parte de sus alegrías y algunas fantasías nocturnas que él no pudo evitar. Las únicas veces que podía admirarla era a través del glorioso marketing de sus redes sociales. Su poca cordura se iba a través de pantallazos en su teléfono, mismos que no podía sentir, ni escuchar; solo apreciaba en silencio.

Soma recordaba a Erina con el encanto de la flor de la juventud de aquella época; inteligente, decidida, risueña y un tanto explosiva. Con los años y con solo el gran proveedor de las redes sociales como informante, se dio por aludido de que ella, en realidad, era una verdadera reina en todo el uso de la palabra.

Quería volver a verla, pero ¿Cómo?

Sabía que su rostro podría disimular fácilmente desinterés, pero el en fondo, temía darle la cara a la persona que quería sin siquiera haberle dado una explicación cuando se marchó.

Se sentía cobarde.

Solo una oportunidad, una oportunidad para volver a verla.

Y fue entonces cuando su deseo de redimirse llegó tan rápido como lo había pedido. Hace solo tres noches había recibido una invitación, con el motivo de festejar un evento que a él claramente le importaría: el cumpleaños de Nakiri Erina.

Fue un mensaje personal, del mismísimo número de Erina. Sintió que su pecho saltaba entre sus costillas de una alegría inexplicable y que las manos le picaban de la emoción. Podía verla. No importaba en qué parte del mundo estuviera; hizo su maleta y decidió volver. No se perdería por nada el cumpleaños de ella.

Feliz Cumpleaños, Erina (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora