nineteen

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Jennie se despierta en su habitación, su madre está dormida en una silla justo al lado de su cama y sosteniendo su mano en un agarre casi doloroso.

Ella mira por la ventana, hacia el sol que se esconde, y encoge los ojos.

"Recuérdame."

Su madre se mueve junto a ella, y entreabre sus ojos.

"Hey, bebé." ella murmura.

"Hola." dice ella, mirando por la ventana.

"¿Cómo te sientes?" su madre pregunta.

"Cansada." dice. "¿Podrías, um, quizás, traerme un poco de agua?"

"Por supuesto." ella dice. "Volveré enseguida. No te muevas, ¿vale?"

"Vale." dice ella, aún mirando hacia el sol.

"Hey. Mírame."

Jennie mira a su madre de mala gana.

"No te escapes." ella ordena.

"Vale."repite, y ella le da un abrazo antes de irse.

Tan pronto como ella cierra la puerta, Jennie se lanza a abrir la ventana y bajar por ella de la manera en la que Jisoo lo hacía todo el tiempo. Ella corre hacia el bosque, y siente que su piel está demasiado ajustada para su cuerpo.

Sucia. Sucia, sucia, sucia. Un tipo de suciedad que Jennie puede sentir en su alma, y que no puede limpiar con jabón.

Sus pies están húmedos en un agua azul-negra, y mira hacia arriba para ver que todo se vuelve azul-negro ahora. Quiere llamar a Jisoo gritando, decirle que ahora lo comprende, lo entiende, pero Jisoo se ha ido y nunca va a volver y Jennie piensa que sus pulmones van a estallar.

"¡Lo siento!" ella grita. "¡Ahora lo entiendo! ¡Lo prometo!"

Pero todo se hace cada vez más azul, y todo se hace cada vez más negro, y Jennie puede sentir frío en sus huesos. Está filtrándose por sus ojos, y ella los cierra tan fuerte como puede pero sigue entrando. Ella se estremece, está temblando, y está tan, tan sucia.

Jennie lentamente se da cuenta de que está rogando porque Jisoo vuelva, que Jisoo vuelva con ella, pero Jisoo nunca va a volver porque no es real, y Jennie es una puta demente estúpida abandonada únicamente con su maldita mente loca y está muy, muy, muy sucia, es un ser inmundo, y nunca será amada.

"¡Por favor!" ella grita, con voz áspera y gutural, como si las palabras fuera arrancadas de su garganta. "¡Oh, por favor!"

Las palabras hacen eco por el bosque, rebotando de árbol en árbol, y Jennie puede sentir las palabras hundirse en ella,
revistiendo sus huesos, haciéndolos vibrar. "porfavorporfavorporfavor."

"¿¡Dónde estás!?" ella grita. "¡Te necesito! ¡Te necesito, joder, por favor!"

Sus manos están en su cabeza, tirando de su cabello, arrancando su piel. Sus uñas rasgando la suave piel de sus mejillas, desgarrándolas, y él piensa que el dolor es lo más real que nunca ha sentido. Se agarra desesperadamente su cara, su cuello, sus brazos. Duele, duele condenadamente, y ella está llorando pero ríe porque, ¿no es simplemente la mejor cosa del mundo?

"¡Soy real!" Jennie grita. Ella apunta hacia el cielo acusatoriamente. "¡Soy malditamente real! ¿¡Por qué tú no!?" Ella colapsa en el frío, frío suelo. "¿¡Por qué no eres real!?" él grita. "¿¡Por-qué-no-eres-real!?" Ella demanda, golpeando su cabeza contra el suelo a cada palabra.

Jennie se queda callada cuando se da cuenta de que está tendido frente a la casa del árbol. La casa del árbol de Jisoo y ella. Ella cierra sus ojos y deja que las memorias corran por su cabeza. Besándose, tocándose, susurrando canciones que nunca fueron reales.

Nunca fue real.

Con un grito de agonía, Jennie se levanta del suelo. Escalando hasta la casa del árbol.

Está oscuro, silencioso. El aire es pesado, y Jennie no dice una palabra. Ella se sienta y observa sus lágrimas caer en el grabado del suelo de madera:

A-T-E-R-R-O-R-I-Z-A-D-A

El mechero de Jisoo está tirado frente el zapato de Jennie, y lentamente ella lo recoge del suelo, encendiéndolo. La llama brilla en la oscuridad, y Jennie acaba por presionar la llama sobre la pared.

Ella lo mantiene así, observando la madera tornando a un tono más oscuro mientras se va carbonizando. Durante un momento, nada más ocurre, pero de repente Jennie ve la madera prenderse en fuego. Ella cierra el mechero y observa, estupefacta, mientras las llamas crecen más y más, escalando hacia el techo.

Jennie se tumba sobre su espalda y observa el fuego lentamente engullir el techo. La casa del árbol empieza a llenarse de humo.

Algo dentro de ella está empujando, insistiendo que tiene que salir, salir antes de que se sofoque o se queme. Ella lo ignora. Ya nada le importa.

Jennie se duerme y todo a su alrededor arde en llamas.

No le importa.

forest |  𝓳𝓮𝓷𝓼𝓸𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora