Furihata no diría que no está disfrutando de esto, este lugar es como un hotel cinco estrellas flotante. Es una embarcación exclusiva de 97 metros de eslora y 11 de manga, no faltan las suites ni un espectacular camarote principal con despacho y sala de estar, dos spas, un restaurant completo, un salón de baile y una pequeña piscina interior y una exterior donde a Furihata le gusta relajarse tomando el sol, mientras uno de los tripulantes servía la piña colada dentro de la cascara de una piña que fungía como una copa, la pequeña sombrilla coctelera fue el detalle que siempre encanto a Furihata desde la primera vez que la vio.
Tratándose del yate de un excéntrico millonario como lo era Akashi Seijuro Aka The Emperor (Furihata lo googleo en su celular antes de que este desapareciera) qué, incluso puede permitirse dar un generoso cheque a la universidad donde asiste para que le permitan tomar clases desde aquí, no podía faltar su toque en la decoración con púrpuras, estampados de animales y piezas de oro. Su sistema de seguridad es de alto nivel: dispone de un sistema de detección de intrusos y hasta escudo anti-paparazzi, para no dejar que la prensa se entere que secuestro al novio universitario de su hermano y lo trata como a un rey (Seijuro: ¡Ejem! Emperatriz, Kouki, emperatriz), aunque, en medio de la nada, en el mar ¿Quién podría ver algo?
Akashi dijo que se inspiró en el nombre de su madre para bautizar la embarcación que es una auténtica mansión flotante, en ella ha dado un gran protagonismo a la tecnología para que sea un yate cómodo y funcional. Akashi optó por el cristal para el exterior y por el verde oscuro para el casco para fundirse con el mar.
Rodeado de un vasto mar, atendido por una decena de personas, comiendo delicias todos los días, sin preocupaciones más allá de ¿Qué le pedirá al chef para comer hoy? Furihata puso entre sus labios la pajilla y sorbio la mezcla de piña, coco y apenas un poco de ron (Furihata y Akashi descubrieron de mala manera que no debería tomar demasiado alcohol).
—¡NO! — Gritó, la piña colada cayó y Furihata se siente como si se hubiese despertado de un largo sueño, donde comió en compañía de Akashi, durmió en el camarote de Akashi (porque extrañamente las llaves de las otras suites desaparecieron, y como un invitado no podía dejarlo dormir en las habitaciones de la tripulación, dijo Akashi mientras abría la puerta de su propio camarote), tomó clases en la sala de estar con Akashi al lado, y le pidió ayuda en la clase de economía cuando no entendió algo.
Un sueño donde Akashi era amable con él, se divirtió y se rio con él.
Un sueño donde el corazón de Furihata latía frenéticamente cuando el pelirrojo salía de la piscina, completamente mojado, gotas de agua resbalando por su muy desnudo y caliente abdomen, perdiéndose al contacto de la tela mojada de sus pequeños shorts, la sonrisa de lado de Akashi cuando sus miradas se conectaron y Furihata, rápidamente la aparto, fingiendo que no había estado babeando y mirando por un largo tiempo, pero ¿Cómo no hacerlo? Cuando Akashi hizo toda esa demostración de piel caliente frente a él y casi en cámara lenta.
Furihata no está hecho de piedra, tampoco es el santo incorruptible que todos piensan que es, como cualquier hombre, tiene necesidades, y últimamente esas necesidades han tenido como escape imaginar a Akashi, sus abdominales, su voz masculina, el aroma de su colonia y lo que esconde ese traje de baño.
Cuando Furihata se da cuenta, es demasiado tarde, gimiendo el nombre de "Seijuro", la evidencia de que es un mal amigo está en sus manos, el líquido blanco, caliente y pegajoso. Tratando de regularizar su respiración, Furihata sabe que se ira al infierno por sentirse atraído por el hermano mayor de su falso novio/mejor amigo.
—Tengo que irme— Puntualizo Furihata, Akashi, a su lado (como es costumbre) tumbado en el camastro, disfrutando hasta ese momento de una tarde soleada, se levantó las gafas de sol y lo miró por algunos segundos desconcertado, como si no entendiera sus palabras.
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Así es normal. |AkaFuri|
FanfictionCon la muerte tocando su puerta esa bella mañana de un perfecto domingo, Furihata se arrepiente por las decisiones que tomó, por primera vez en su vida. Se arrepiente de tener un novio millonario.