Secuestro.

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La cuestión es que Furihata nunca se ha arrepentido de ninguna decisión que ha tomado en su vida, y hasta hace un mes pensó que así sería hasta el final de su vida.

No le importo golpear a Asahina en la primaria porque el niño estaba molestando a una de sus compañeras, incluso si más tarde Asahina y sus amigos lo esperaron para regresarle el golpe.

No se arrepintió de ayudar a una mujer embarazada para llevar una maleta pesada hasta la estación del tren cuando tenía quince años, aun cuando eso significó que llego tarde para un importante examen.

Nunca se quejó del mes que pasó en el hospital en el verano de sus trece años, con una pierna rota y golpes en todo su cuerpo, su madre le dio un gran sermón, pero siempre una sonrisa en su rostro cuando pensaba en el perro que salvó de ser atropellado.

Incluso cuando los rumores corrieron en la secundaria, no se arrepintió de decirle la verdad a la niña que lo citó detrás de la escuela para confesarse, él dijo que era gay, por eso no podía corresponder sus sinceros sentimientos.

No sabe si fue la niña quien hizo circular los rumores o si fue otra persona que casualmente escuchó, no lo sabe y sea como sea, el daño está hecho. No le importa, ni siquiera las burlas e insultos o los golpes lo hicieron arrepentirse de ello.

Nunca pensó que habría estado mejor si nunca les confesó a sus padres que era gay hace dos años y realmente no le importo cuando sus padres cortaron todo tipo de lazos con él, fue mejor, ya no más reuniones familiares que apestaban, no más tíos machistas, no más tías hipócritas y no más primos insoportables.

La única persona que valió la pena en su vida fue su hermano mayor, pero no podía estar siempre bajo su ala y nunca se arrepintió cuando dejó su casa y comenzó a trabajar en tantos lugares como pudo, para pagar un pequeño lugar y su universidad.

Él puede decir con orgullo que lo estaba haciendo bien, hasta que llegó el último año de universidad y las cosas se desbordaron de sus manos, llegó a su límite y no queriendo importunar a su hermano mayor, Furihata hizo un pacto con el demonio mismo.

—¿Furihata Kouki? — Dentro del auto que huele a limón artificial, Furihata asintió.

—¿Novio de Kuroko Tetsuya-sama? — Furihata asintió de nuevo, incluso si quería decir que no, la voz del hombre tenía un tono que parecía decirle que las mentiras no eran la respuesta correcta para decir a alguien que ya sabe la verdad.

Una verdad a medias, piensa Furihata cuando el motor del vehículo se encendió y otro de los hombres que se sentó a su lado en el asiento trasero del lujoso automóvil, cubrió con una venda sus ojos.

La última imagen que tuvo antes de que todo se volviera oscuridad absoluta, fue la del apartamento de Kuroko alejándose.

Con la muerte tocando su puerta esa bella mañana de un perfecto domingo, Furihata se arrepiente por las decisiones que tomó, por primera vez en su vida.

Se arrepiente de tener un novio millonario. 

 

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Así es normal. |AkaFuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora