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—Wei Wuxian, ¿no piensas saludarnos siquiera?—, habló una voz severa y femenina, llevando la sonrisa del mencionado muy lejos de sus labios.

Al frente suyo en la mesa redonda y cubierta de fina tela carmesí, Lan Wangji imitó su expresión.

Madam Yu miraba con ojos desbordantes de furia y disgusto, realzados con maquillaje púrpura y labial del mismo color. Detrás suya, la familia Jiang se acercaba, vestidos de manera elegante como era de esperarse en tan lujoso restaurante.

En otro tiempo, Wei Ying podría haber afirmado sentirse arrinconado. Hoy, con su esposo brindándole silencioso apoyo, sentía que miraba a los Jiang desde un alzado trono.

Después de todo, él había tenido razón al final, luego de que aquella familia optara por calificar de falaces sus palabras y darle la espalda cuando más lo necesitaba. Sorprendentemente, fueron los Lan quienes lo ayudaron a levantarse, a reconstruir todo lo que se había derrumbado en su interior, a pesar de sólo haber estudiado en los Recesos de la Nube por medio año y haber sido una completa molestia en ese corto lapso de tiempo.

Fue Lan Wangji el primero que le dio la mano. Lo encontró en la calle, tan solo dos días después de que la noticia que Industrias Jiang lo había desheredado se hiciera pública. El tío- Jiang Fengmian le había dedicado una mirada decepcionada incluso cuando Wei Ying había gritado esa mañana que él solo había ayudado a personas inocentes de una rama lejana de los Wen y no tenía nada que ver con Wen Ruohan y la Ciudad Sin Noche, Jiang Wanyin lo observaba tan disgustado como su madre, y Jiang Yanli lloraba como si todo lo que Wei Wuxian hubiera afirmado no fueran nada más que mentiras. Todo aquello mientras lo sacaban a la calle a la fuerza en pleno aguacero.

—Eres desvergonzado, incorregible, y estoy seguro de que podrías corromper a todos mis estudiantes si así lo desearas,— recuerda decir a Lan Qiren, pasando su mano por su eterna barba con una humeante taza de té en fina porcelana en su delante. —Pero has probado ante todos ser un buen chico. No creo que hayas hecho lo que dicen, es ilógico para cualquier persona que haya tratado contigo. Eres bienvenido a quedarte aquí el tiempo que necesites.

En poco tiempo, se demostró que la rama Dafan Wen era inocente de cualquier práctica que Qishan Wen haya realizado. Ambos se dedicaban a la medicina, pero Wen Qing había logrado reunir junto a Wei Ying evidencia más que suficiente que probaba el desligue de su pequeña familia de la rama principal de los Wen, dejando que Wen Ruohan se hundiera junto con sus hijos y su horroroso clan de enfermos.

Por su parte, Lan Wangji, quien lo apoyó durante todo ese tiempo y con quien había compartido tantas conversaciones íntimas, lo besó al final del juicio decisivo que declaró la inocencia de Dafan Wen, justo después de entrar al auto y escapar de la prensa y sus infinitas cámaras.

Poco después, se casaron. Tuvieron la bendición de Lan Xichen, Lan Qiren, Wen Qing, Wen Ning, la abuela Wen, el Cuarto tío, y tantas personas más que Wei Ying ya no las podía contar. Sin embargo, no hubo ninguna noticia de los Jiang.

Hasta ahora.

La señora de pie frente a su mesa volvió a abrir el hocico. —Maldito-

San-Niang, cuida tus palabras,— interrumpió Jiang Fengmian. Wei Wuxian tuvo el impulso de reírse en su cara; si tan solo lo hubiera defendido de esa manera cuando la prensa lo tiró al piso-

Una mano sobre la suya por debajo de la mesa y ojos dorados mirándolo con adoración lo devolvieron a la realidad.

Su Lan Zhan, a quien no podrían quitarle nunca.

Quien ahora se levanta y enfrenta la situación con ojos de hierro, tan diferente a la que le dedica a su esposo.

—Jiang Yanli, Jiang Wanyin, Señor Jiang, Madam Yu. ¿Qué se les ofrece?—, Lan Wangji, bendito sea, pregunta, de pie al lado del asiento de Wei Ying.

Confeti (sobre tus mentiras) | WangXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora