✨ II ✨

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Las lágrimas deciden seguir brotando de los ojos de Yanli un poco después de su encuentro con su... ¿hermano? ¿ex-hermano? ¿conocido?

Se avergüenza. Se avergüenza de que, luego de todo lo que pasaron juntos, ella ya no sepa cómo referirse a él, como si nunca se hubiesen relacionado en un principio.

—Ya basta, A-Li,— le dice su madre, y Jiang Yanli puede jurar que tan solo su mirada le quema. —¿Quién te enseñó a llorar de esa manera por tarados como Wei Wuxian?

Casi prefería haberse quedado dentro del restaurante, cenando sola o soportando la mirada fría de...

—Ziyuan, por favor. A-Li está muy dolida en estos momentos, dale un poco de tiempo para componerse,— habla Jiang Fengmian, abriendo las puertas del coche para su hija y su esposa. Hace rato que Jiang Cheng se había adelantado a trompicones en salir del restaurante, y lo único que su hermana había visto al dar un paso al exterior fue a él azotando las puertas del auto, por lo que halló el rostro marcado por la furia de su hermano al entrar.

—¡Ella no debería estar dolida, para empezar!—, Yu Ziyuan refuta, como era de esperarse. —Nunca debiste traer a esa peste al Muelle del Loto, mira todo lo que ha causado. Atento a las consecuencias, querido esposo.

Era un verdadero milagro que la relación entre sus padres haya durado tanto tiempo a pesar de que su matrimonio haya sido arreglado. Hoy en día, muy pocas parejas seguían costumbres tan pasadas de moda, y la razón era la que Yanli veía frente a sus ojos en la actualidad.

No funcionaban.

Y el precio lo pagó Wei Wuxian, un niño que no tenía nada que ver con los Jiang salvo que su padre había sido un viejo conocido de Fengmian.

Jiang Yanli miró a su hermano, cegado por el odio; a su padre, débil ante las amenazas de su esposa; a su madre, celosa e inconsciente de lo que pasaba a su alrededor; y a ella misma, incapaz de defender a aquel pequeño que siempre acudía a ella por ayuda.

De repente, sintió el impulso de tirar de sus cabellos y gritar.

—¡Cállense!—, escuchó a su madre decir, observando algo fuera de la ventana. Yanli miró el reloj del auto y no se sorprendió al saber que ella había permanecido absorta en sus pensamientos por una cantidad de tiempo increíble y que sus padres habían estado discutiendo por más de media hora.

A su lado, Jiang Cheng parecía agitado, así que tal vez se había metido a la discusión en algún momento sin que su hermana se lo notara.

—Está saliendo,— afirmó su madre mientras miraba a Lan Wangji sostener la puerta para que Wei Ying pudiera salir con tranquilidad.

Yanli estaba a un paso de salir del auto (que, afortunadamente, había sido comprado después del problema con Wei Wuxian y este no podría reconocerlo) e irse caminando hacia donde las calles la llevaran.

—Todo un caballero ¿eh?—, bromeó el hombre más bajo, depositando un pequeño beso en la mejilla de Lan Wangji, provocando que la punta de sus orejas se tiñeran de rubor.

—Mocoso estúpido, ni siquiera guarda ningún respeto por el imbécil de su marido-

Seguidamente, Wei Ying hizo un ademán de tomar el brazo de su acompañante para caminar juntos, pero algo frente a ellos lo forzó a detenerse.

¡Qing-jie!—, lo oyó exclamar, y el corazón de Yanli se detuvo.

¿Quién...?

(¿Quién había obtenido el derecho de ser llamada así por él?)

Confeti (sobre tus mentiras) | WangXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora