Distancia

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Mey ❤️.

Cuando LP leyó para mí y noté su bondad y amabilidad, no entendía dónde había dejado esa actitud grosera que la dominaba a diario, se había convertido en una persona diferente y para mí fue algo muy lindo de su parte, nada le costaba ser así desde el principio. La tarde había avanzado, nuestra "cita" estaba a punto de terminar, la habia pasado muy bien con su compañía, no esperaba menos de este salida.

— Me gustó estar contigo — le dije cuando cruzábamos la calle, Henry ya me esperaba en el auto del otro lado — gracias LP.

— ¿Qué no yo debo agradecerte? Si no hubieras venido, la visita a ese festival habría sido muy aburrida.

Las dos reímos y cuando llegamos al otro lado de la carretera nos quedamos de frente mirando nuestras caras, el rostro de LP estaba contento.

— Ya me voy — le dije con mi bolso en la mano.

— Si, ve con cuidado — pero  yo no me quería ir todavia — anda ya sube — me ordenó de repente sin ese tono mandón que es muy común en ella — y cuídate mucho.

LP se dió la vuelta con sus manos en los bolsos de su abrigo y comenzó a caminar despacio hacia su auto, me quedé mirando su espalda y la vi alejarse de mí. Algo jalo un pedacito de mi corazón o al menos así lo sentí.

— ¿Nos vamos señorita? — era Henry que había bajado y ya tenía abierta la puerta trasera del auto negro.

— Si, vamonos Henry.

En el camino le dije a Henry que pusiera muisca, el lo hizo y yo iba tarareando las canciones mientras sonreía, me sentía feliz.

— ¿Apoco si estuvo muy buena la salida? — me preguntó mi chófer mirándome por el retrovisor — se ve muy contenta.

— Debo aceptar que lo fue — le dije — hoy la pasé genial.

(...)

Cuando llegué a casa, subí como loca a mi habitación y ordene que trajeran un bote de helado de fresa y pizza, tenía mucha energía, además mis manos no dejaban de temblar. No entendía si era de emoción o de miedo, lo que si sabia es que no le iba a contar a nadie de a dónde y con quién había ido, eso lo iba a guardar solo para mí, era un secreto.

Al otro día me levanté muy temprano y puse musica de ABBA a todo volumen, tenía ganas de bailar y sacudir mi cabellera como las chicas de los ochenta, sentir que la vida era muy buena conmigo y mientras me cambiaba para ir a la universidad no noté que mi madre había entrado para ver el alboroto que tenía.

— ¡Má! — grité apenada al verla sonreír, esa mujer delgada, pelirroja y muy simpática estaba parada en el umbral de mi puerta esperando el momento par preguntar.

— ¿Ya me vas a decir por qué andas tan de buenas? Todos están hablando sobre ti y tu cambio.

— Pues nada más, hoy me levanté así.

— Te estás arreglando más de lo normal, la música muy enamoradiza y ¿No será que...

— ¡No má! — desaprobe de inmediato — Ya estás como Juliette, preguntan cosas que ni al caso.

— Mey, es normal estar enamorado en estás edades, no tiene nada de malo.

— Pero yo no estoy enamorada de nadie — respondí sonriendo — y tampoco quiero hacerlo, tengo muchos planes y enamorarme solo hará que me distraiga de lo que realmente quiero hacer.

Mi mamá me miró sorprendida y luego soltó un risita burlona, dió la vuelta y se fue de mi habitación, en realidad no supe que me quiso decir con esa actitud, desde que conocí a LP ya no entiendo a las personas.

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