Capítulo 13

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El día siguiente llego y los jóvenes, como siempre, se levantaban temprano e iban a la escuela. Cierto rubio tenía muchas ganas de faltar, sentía que no podría ver a la cara al de cabellera negra por lo que paso el día anterior y no solo porque le da vergüenza, sino porque quería volver a besarlo, oficialmente acepto la noche anterior que le gusta el atleta, pero no se lo contaría a nadie, quizás a nieves, pero a nadie más.

Reuniendo fuerzas sacadas de un café al desayuno se dispuso a ir a la escuela. Por más que quisiera evitarlo debía ir y encararlo, estaba preparado mentalmente para cualquier cosa, si el otro insistía en volver a besarlo se haría el difícil, pero terminaría cediendo. Su mayor problema era Willy, el cual lo vigilaba en la escuela y temía que el azabache se pusiera coqueto en público, aunque lo dudaba ya que sabía que este trataba de mantener una buena imagen frente a los demás.

Una vez allá se encontró con lolito y mangel en la entrada entregando folletos, el pelirrojo llevaba uniforme formal y un sombrero de copa, llamando la atención de los que pasaban. El rubio al ver que aún le quedaba tiempo para entrar a clases decidió acercarse.

- Lolo, Mangel ¿qué están haciendo?

- Estoy haciendo mi campaña para la presidencia de esta porquería de escuela, aunque mi encanto sea suficiente necesito asegurarme de ganar, ten -le entrega un folleto-

- ¿Por qué hay una foto de una pizza en la portada?

- es la voz del pueblo, querían pizza y les daré pizza -sonríe triunfante-

- tienes mi voto

- lo sé, sé que ganare esto y podre reírme en la cara de Luzu cuando eso pase -sonríe psicópata- ¡se arrepentirá por el resto de su vida ningunearnos a mí y a mi niña jaja!

- ¿Y tú estás de acuerdo con esto Mangel?

- Hare todo para que mi niña sea feliz, y si quiere ser presidente, entonces lo será -sonríe-

- ¡ese es mi hombre! -agarra a Mangel de las mejillas y lo besa-

- ¡oigan cálmense! No quiero verlos tan acaramelados

- Me recuerda a alguien -dice una voz detrás-

El rubio se sobresalta al reconocer esa voz y se da vuelta inmediatamente viendo al chico que le quitaba el sueño frente a él. Inmediatamente se pone rojo al recordar lo de ayer y siente que el otro incluso se ve más guapo, además... ¿se puso perfume? Todo eso estaba dando vueltas a mil por hora en su mente, pero solo atinó a decir unas pocas palabras.

- hola... tu... bien... ayer... pizza... -trabándosele las palabras-

- ¿pero que tienes chaval? No se te entiende nada -se ríe divertido- bueno, nos vemos en clases -saluda a los otros chicos y se va al edificio principal-

- Oye tonto... si tu intención era que el tío no se diera cuenta que te gusta pues lo estás haciendo de puta madre eh -le dice lolito en tono sarcástico-

- yo... -se pone completamente rojo al darse cuenta lo idiota que debió verse y se va corriendo-

- no era necesario destruirlo lolo

- está bien... se nota que esos dos tienen química, estoy seguro que dentro de poco ya habrán hecho lo que me hiciste anoche en el sofá de tu madre -ordenando sus folletos-

- no era necesario decirlo así... -se apena un poco-

Rubius antes de ir a la sala debió ir al baño a lavarse la cara con agua fría, necesitaba mantener la mente ordenada y fría o volvería a hacer el ridículo. Estuvo mirándose al espejo unos minutos mientras se sujetaba al lavamanos, no podía dejar que sus emociones tomaran el control, se repitió una y otra vez que debía mantener la calma hasta que logro convencerse a sí mismo de ello. Se decía a si mismo que era fuerte y que podía manejar la situación, que no era una adolescente enamorada kawaii, que era un hombre y que trataría de ser lo más maduro posible. Ante tales palabras de aliento a si mismo partió rumbo a la clase.

Erase una escuela llamada KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora