Capitulo 4 (Rubegetta)

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Pasaron unos días hasta que las investigaciones terminaron, la policía no pudo sacar más información ya que la única forma de descubrir a los culpables era entrevistando a todos los estudiantes junto a las autorizaciones correspondientes de sus padres, los cuales en su mayoría estaban en contra de ello, por lo que los chicos estaban tranquilos con respecto a eso.
En medio de la noche y ayudados por la oscuridad, el trío de amigos entro a la escuela y con pala en mano llenaron el campo de atletismo de agujeros, algunos más grandes que otros pero dejando la pista inutilizable, y para más remate al rubio se le ocurrió sacar la basura acumulada de la escuela (ya que aún no pasaban a recogerla) y la vertió en los mismos agujeros, dejando además un olor a comida descompuesta por toda la zona.
Apenas termino la policía con su investigación se comenzaron los trabajos de reparación, todo el equipo de atletismo en colaboración con voluntarios trabajaba después de clases en la reparación, al cual el rubio aún no se ponía de acuerdo si entrar o no debido a sus compañeros de la hermandad.

- No puedes entrar de voluntario -se cruza de brazos Fargan- si lo haces se vería muy sospechoso, no tienes nada que hacer allí

- pero entiéndanme, me pase con ese tío

- nosotros te dijimos que lo de la basura era demasiado, además de darle demasiada profundidad a los agujeros -dice Willy mientras hace sus cosas-

- lo se lo sé, por eso quiero ayudar

- Yo digo que pases de todo y ya está, tarde o temprano dejara de importarte

- Pero... -suspira impotente- está bien...

- así se habla -sonríe y le da unas palmadas en la espalda- me tengo que ir chicos, Alexby quiere que estudiemos juntos

- Venga, que te vaya bien

- creo que debería irme también

- ¿y eso? Pensé que te quedarías como el otro día

- hoy mi madre saldrá antes del trabajo así que debe ver que su hijo está en casa, para que no me moleste

- bueno, de todas formas tenía que hacer las tareas

Rubius salió de casa del albino y se dirigió a la suya, pensaba en preparar una buena cena para sorprender a su madre que tan pocas veces la veía a pesar de vivir en la misma casa. Al llegar preparo un pollo asado con ensaladas y decoro la mesa esperando animado, "hoy me siento inspirado" decía. Y espero... y siguió esperando... y las horas pasaron doliendo cada una más que la anterior, hasta que le llega un mensaje 4 horas después de su madre diciendo que le había surgido algo en el trabajo y que volvería muy tarde. El de ojos verdes solo apago todas las luces y subió a su cuarto, derramando lagrimas dolorosas sobre su almohada. Le dolía, sufría por no poder tener a su madre, estaba consciente que desde que su padre los abandono y los dejo con grandes deudas, ella tuvo que sacrificarse tomando varios trabajos que le tomaban desde muy temprano hasta la madrugada, el sabia que no es que no estuviera porque no lo quisiera, ella no estaba para intentar darle una vida digna, sacrificando la suya misma y le dolía más el que a pesar de saberlo siguiera odiándola por abandonarlo, pero amándola a la vez. Lloro hasta quedar dormido.

Al día siguiente en la escuela todo seguía normal, el de ojos violeta volvió a ser el de antes, a medida que se iba arreglando la pista sus energías se renovaban, por lo que a nadie le parecía extraño verlo radiante esa mañana, lo que si llamaba la atención era el de gorro de oso, se le veía pálido y los ojos hinchados, despidiendo un aura oscura y deprimente. Vegetta al verlo se acercó de inmediato.

- ¿¡Pero que te pasó?!

- déjame en paz... -se sienta lanzando su mochila y recostándose en la mesa-

Erase una escuela llamada KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora