Capítulo 8

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Varios días pasaron desde que Joel había aceptado ser mi Lun.

Cada día nos conocíamos más y nos llevábamos mejor, aunque aún no podía decirle sobre mi familia.

No es porque no quisiera, es porque... no puedo... aún no puedo hablar sobre aquello con nadie...

Ni siquiera con Brais o Enzo.

Pero en fin, después de eso, todo iba bien y normal.

Aunque con Joel salíamos más, quiero decir, salíamos a cenar o cuando queríamos escapar del trabajo nos íbamos juntos.

O, también, trabajábamos en mi casa y él se quedaba a dormir hasta el día siguiente.

Era agradable pero... a la vez era más difícil controlar a Mils, mi loba, ya que ella quería marcar a Joel de una vez por todas.

Hubo un día en el que Joel solo le estaba dando indicaciones a una chica y Mils casi toma el control para espantarla.

Por suerte la pude contener...

-Listo, llegamos- Dije una vez que estacioné frente a la casa de Joel.

-Gracias Izaro- Dice mientras se desabrochar el cinturón.

-No es nada yo... - Agarré su brazo y fruncí el ceño mientras olía el ambiente.

-¿Qué sucede?- Pregunta.

Yo salí del auto rápidamente y él me siguió.

-Hay alguien... - Dije.

Él hizo una expresión de sorpresa.

-Dame las llaves- Dije extendiendo mi mano y él rápidamente me las da y yo abrí la puerta y entré alerta y preparada.

No había nada.

Entramos, pasamos por la sala, baño y cocina.

Suspiré.

-Supongo que debió ser el cansancio- Dije y volteé hacia la puerta pero abrí los ojos de par en par -¡Joel!-

Lo agarré y lancé por la ventana rompiéndola en el momento justo que alguien había lanzado una bomba y esta explotó.

Mi cuerpo salió disparado y se golpeó contra la encimera de la cocina hasta caer del otro lado.

Mi cabeza habia golpeado contra la manilla de los gabinetes, por lo que ahora me costaba mantenerme consciente.

Fue solo un momento en el que cerré los ojos y cuando los volví a abrir, todo estaba en llamas.

Mi pulso comenzó a acelerarse, mi cuerpo a temblar y mis recuerdos explotaron.

Mi respiración se aceleró pero mi cuerpo se sentía pesado aún por el golpe en mi cabeza.

Sin darme cuenta... estaba llorando.

Me abracé a mi misma y escondí mi rostro entre mis brazos.

Tenia miedo... mucho miedo.

No sabía que hacer... me sentía como aquella niña de nueve años en la misma situación, cuando perdió a sus padres.

-¡Izaro!-

Abrí los ojos de par en par al escuchar una voz a lo lejos.

-¡Izaro! ¡¿Dónde estás?!-

-Joel... -

¡¿Por qué entró?! ¡¿A caso estaba loco?!

Repentinamente sentí una mano en mi hombro y yo me asusté.

-Izaro... tenemos que salir, ven- Dice e intenta levantarme pero escuché pedazos de techo car y hacer un ruidoso sonido que me hizo gritar como una niña pequeña asustada.

Me escondí en el pecho de Joel buscando su protección.

Sentí como me rodeó con sus brazos.

-Tranquila... aún podemos salir de aquí- Dice.

Yo no me movía, mi cuerpo estaba paralizado y temblando.

Escuchaba las cosas quemarse, algunas explotaban. Comenzaba a notarse la falta de oxígeno.

-Izaro... - Reaccioné cuando escuché toser a Joel.

Subí la mirada para verlo, estaba tosiendo mucho.

¿Qué estoy haciendo?

Nada... ese es el problema.

Apreté los dientes con fuerza y borré todo pensamiento de mi mente.

Agarré a Joel y me levanté, comencé a correr esquivando los pedazos de techo que caían sobre nosotros y tratando dr esquivar lo más posible el fuego.

Cubrí a Joel en el momento que se hizo una explosión más.

-¡Agh!- Caí al suelo de rodillas al sentir el calor en mi espalda.

Comencé a toser por todo el humo que había inhalado y sentía que mis fuerzas comenzaban a abandonarme.

-¡Carajo!- Murmuré antes de seguir tosiendo.

Solté a Joel y me incliné hacia delante para toser aún más.

Apoyé mis manos en el suelo y trate de regular mi respiración, pero éste y mi pulso estaban demasiado acelerados.

No conseguía calmarme.

Hasta que sentí unas manos agarrarme y levantarme hasta estar cargandome.

Comenzó a correr hasta que salimos de la casa en el momento justo que se hizo otra explosión atrás nuestro y que nos expulsó de la casa consiguiendo que cayéramos al suelo y rodemos.

Mis ojos apenas se mantenían abiertos, solo alcancé a ver la casa en llamas y luego giré mi rostro para ver a un lado.

Allí estaba Joel respirando agitado y dificultado. Su mano se mantenía agarrando mi brazo con fuerza.

Lenta y débilmente levanté mi mano y la llevé a la suya acariciandola suavemente.

Él voltea a verme como puede.

Saqué mi móvil y marqué al número de Brais como pude.

-¿Hola?-

-B..Brais... -

Mi mano cayó a un lado y mi voz no consiguió salir luego de pronunciar su nombre.

Apenas escuchaba como me gritaba que le contestara desde la otra línea parecía desesperado y preocupado.

Pero mis ojos se cerraron por completo y dejé de escuchar o sentir lo que estuviera a mi alrededor...

SOY TU ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora