2.

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Me encontraba en la ultima clase del día, pero me parecía eterna, quería largarme de aquí.

Mordisque la goma de mi lápiz dejando caer un poco de saliva sobre mi libreta, reí estúpidamente al imaginarme a mi en otro punto de vista, limpié un poco tratando de no borrar los apuntes de Historia.

Si joder, la última clase era historia, yo realmente detestaba esta clase, el maestro era la persona más amargada de todo el mundo, su aliento simplemente era bizarro y como se autodenominaba Hippie no usaba desodorantes, y si mis matemáticas no fallaban.

Viejo gordo + Verano + Hippie = Huele de la mierda.

"Huele de la mierda"  era el resultado, por supuesto yo se los puedo asegurar.

Miré a la ventana después de lanzar un gran suspiro, mis ojos se encontraron con el vago, se encontraba abajo de un arbol dibujando tranquilamente, con los audífonos puestos moviendo la cabeza a lo que mi parecer era el ritmo de la canción, el realmente parecía disfrutar la vida, le envidié, pero no lo suficiente como para desear ser el.

Alguien como el en el mundo real no sobreviviría, posiblemente el sería el que limpiara mi gran piscina o podara mi césped, reí ligeramente al imaginarlo en un pequeño short rojo, sin camisa y sudando.

Mi entrecejo se frunció de inmediato, la imagen de el vestido de esa manera me hizo jadear, era imposible que se viera tan bien hasta en mis alucinaciones, negué con mi cabeza en repetidas ocasiones.

-¿Que le ocurre señor Payne? ¿Se le perdió algo por la ventana?.-Habló el viejo señor Jeferson, me sobresalte al escucharlo tan cerca.-¿O esta fantaseando con el señor Malik?

Mis compañeros rieron mientras mi rostro se puso caliente, realmente no sabía si era por vergüenza o por coraje.

-Solo estaba pensando.-Susurre cohibido.

-¿En el señor Malik?.-Pregunto de nuevo burlón, las carcajadas se hicieron de nuevo presentes.

Definitivamente era coraje.

-No profesor Jeferson, pensaba en su mal aliento y en su hedor inaguantable.-Sonreí mostrando todos mis dientes con inocencia, su rostro paso por varios colores, morado, rosa y finalmente, rojo.

-¡Vaya a dirección! ¿Se siente muy rudo no Sr.Payne?

-Me siento muy bien gracias por preguntar.-Tomé mi mochila colocando la en mi hombro.-Y realmente apesta, un baño y lavar sus dientes no vendría nada mal. 

El gritó varias cosas que ignoré, salí del salón pero en vez de dirigirme a dirección fui caminando tranquilamente a la salida.

Salí del edificio y sin saber a donde ir caminé por alrededor del campus, todos estaban en clase, bueno, algunos.

Mi mirada se enfoco en el moreno que levantaba la cabeza con los ojos cerrados cantando como si estuviera en un concurso de talentos, las venas de su cuello resaltaron y mis ganas de pasar mi lengua por su cuello crecieron

Bien, esto era nuevo, yo deseando al vago, yo dejando mi homosexualidad libre, yo fantaseando con Zayn en ropa interior.

Si, homosexual de closet.

Pero no es algo que no supiera mi familia, bueno, solo mi madre lo sabía, no me atraían las chicas, todas me parecían tan igual de superficiales.

Podría ser una mariquita con mi madre, pero fuera de casa soy un hombre, hecho y no tan derecho.

Había aceptado mi homosexualidad justo después de que mi primera novia Danielle me presentara a su primo Eloit, gracioso pensar que la deje por alguien de su familia, no quiero sonar grosero, pero Eliot era mil veces mejor que Danielle.

Mis pies se movían con gracia atravesé del césped y sin siquiera imaginarlo me encontraba justo atrás de el vago.

Alce mi cabeza curioso de ver lo que dibujaba.

Un rostro bastante conocido estaba en la hoja.

Era yo.

Mi entrecejo se frunció y mi estomago se sintió como si tuviera gusanos, tal vez los tenía.

Quité su audífono haciéndolo dar un respingo.

-Eh, marica, ¿porque me dibujas?

El alzó las cejas visiblemente sorprendido, más no avergonzado o nervioso.

-Te dije que eras guapo.-Contestó simple.

-No te di permiso de que lo hicieras.

-Oh mi lord Liam, ¿Puede darme la autorización de hacerme una paja viendo sus fotos?.-Pregunto con acento altamente británico, mordí labio interior tratando de contener la risa.-Vamos Li, deja de ser tan aburrido.

-No soy aburrido.-Me defendí.-Tu eres bastante irresponsable, por eso no nos llevamos.

El negó con la cabeza varias veces quitando la vista de su dibujo y enfocándose en mi.

La luz del sol aclaraban más.-si es que eso era humanamente posible.-Sus ojos avellana, su cabello estaba hacia atrás dándole un aspecto jodidamente caliente.

-Eres como un señor amargado de setenta años en el cuerpo de un joven ardiente.

Bajé mi rostro sintiendo como el calor se apoderaba de el.

Jamás me había sonrojado.

¿Porque el podía hacerme esto?

-Se que soy ardiente, no tienes que decirlo.-Me mofé ocultando mi sonrojo.

-Oh claro que tengo, después de hacerte sonrojar como colegiala creo que lo haré más seguido.-Dijo divertido.

-Cállate.-Gruñí.

-Callame a besos, Li.-Sonrió con arrogancia.

-No soy marica como tu.

El se levantó quedando a mi altura, un mechón de su cabello cubrió parte de su rostro, pero lo apartó lentamente.

-Si lo eres, incluso puedo notar que eres el que muerde la almohada.

Coloqué ambas manos en su pecho apretando su suéter, el quedo cerca de mi rostro.

No parecía asustado, seguía luciendo seguro y eso me terminó por hacer estallar.

-Repite lo, maricón.

-¿Te gusta morder almohadas, eh Li?.-Sonrió.-Puedes callarme cuando quieras, ya sabes como.

Mi quijada se apretó al igual que mi agarre en su pecho y con desespero junte sus labios con los míos.

Santa mierda, esto era la gloria.

Podría sentir que esto era el cielo y si no lo era se asimilaba mucho.

Sus labios eran gruesos, suaves, como una gran nube, si es que hubiera sentido una nube aseguraba que eran como una.

El colocó mis manos en su cintura guiándome con las suyas para después colocar las de el atrás de mi nuca profundizando el beso, mi respiración se volvió agitada y decidí dar fin al beso, aunque realmente no lo quisiera.

Abrí mis ojos encontrándome con los del moreno, el sonrió y yo mordí mi labio inferior, no quite mis manos de su cintura así que lo pegué más a mi dándole a notar mi erección.

-Yo te haría morder la almohada a ti.

El rió y dejó un beso húmedo en mis labios.

-Oh eso tenlo por seguro.

-

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Nirvana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora