»𝘂𝗻𝗼«

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—Quiero que me quites la virginidad.

Chan hizo una pausa con su hamburguesa con queso a medio camino de su boca. Cuando se dio cuenta de que SeungMin no iba a decir nada más, colocó la hamburguesa en su plato con tanta precisión con el mismo cuidado que habría usado al manipular una bomba. Suponiendo que alguna vez hubiera tocado una bomba... lo cual, por supuesto, no había hecho. 

Agarró una servilleta de la mesa y se limpió las manos con igual cuidado. Sólo una vez que hubo terminado, se reclinó en su asiento y se encontró con la mirada de SeungMin, quién la sostuvo con una expresión tan seria, sin frivolidad, sin destello de su humor normal. Parecía estar completamente serio. Y eso aterrorizó del todo a Chan. Tenía la sensación de que iba a pedir su hamburguesa con queso para llevar. 

—¿Qué dijiste? —dijo finalmente a falta de algo mejor, porque debe haber escuchado mal. No había manera de que el hermano de dieciocho años de su mejor amigo acabara de pedirle que le quitara la virginidad, durante el almuerzo y en medio de un restaurante. Con una vieja pareja de ancianos sentados justo detrás de ellos. 

Cuando SeungMin se le acercó y le dijo que necesitaba un consejo, Chan había estado perfectamente dispuesto a prestarle atención. Pensó que siendo un adolescente gay, el chico probablemente no tenía a muchas personas con quien hablar sobre el sexo seguro o novios o relaciones en general. Y dado que él y el hermano mayor de SeungMin, HyunJin, habían sido amigos prácticamente desde su nacimiento, tenía sentido que SeungMin acudiera a él por ayuda.

El chico los había estado siguiendo desde que tenía la edad suficiente para caminar, siempre detrás de sus pies y queriendo participar en lo que sea que él y HyunJin estuviesen haciendo. A lo largo de los años, Chan había empezado a pensar en él como en otro molesto hermano pequeño que se sumaba a la prole que constantemente lo molestaban cuando estaba en casa. 

Hasta la fiesta de decimoséptimo cumpleaños de SeungMin, en el momento que Chan lo atrapó besándose con uno de sus compañeros de clase en el sótano. Uno de sus compañeros de clase "masculinos".

Ese día, Chan se enteró de que él y SeungMin tenían algo muy importante en común. Y habría estado mintiendo si dijiera que su percepción de SeungMin no había cambiado después de eso. Comenzó a notar cosas; por ejemplo, cómo su piel era del tono perfecto, y su sonrisa dejó sin aliento a Chan; también, cómo su pequeño cuerpo apretado era del tipo del que están hechos los sueños húmedos.

Pero cuando se había dado cuenta de eso, más luchaba Chan por mantener a SeungMin encerrado en la sección platónica de su mente sin sentimientos sexuales permitidos. Si a veces fallaba y sus pensamientos vagaban por el territorio de la fantasía al ver a SeungMin sin camisa, bueno, eso era entre él y su cerebro traidor. Nadie más tendría porque saberlo jamás.

Así que Chan había escuchado la historia de  SeungMin sobre el chico con el que había salido hacia el final de su último año. El tipo que había engañado a SeungMin y luego rompió con él porque no estaba dispuesto a perder el tiempo con una "pequeña mierda frígida que no se encendía". Los ojos de SeungMin brillaban llenos de lágrimas al contar esa parte y, el estómago de Chan se había encogido de ira y simpatía. Pero SeungMin no necesitaba a un tipo así, y Chan se lo dijo. Habría otros chicos. Mejores chicos. Alguien así no valía la pena llorar.

SeungMin asintió y estuvo de acuerdo. Entonces, ni cinco minutos más tarde, esas palabras habían salido de su boca. Palabras que aún no estaba seguro de haber oído bien. La gente no solía decir cosas como esa sobre las patatas fritas y batidos en comedores grasientos. No cuando la mesera que masca chicle podía pasar en cualquier momento para preguntar si querían un pastel de manzana de postre.

𝑑𝑒𝑠𝑒𝑜-𝐢𝐧𝐠.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora