4. Fiesta (Nico)

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Me desperté encima de Will. Él estaba dormido y roncaba un poco. Era bastante adorable ver a Will así. Le quité el pelo de los ojos y le acaricié la mejilla. La comisura de su boca comenzó a curvarse hacia arriba. Luego le acaricié el cuello y la nariz, sus manos y sus brazos, su cabello y finalmente sus labios. "Nico…" Masculló Will al notar mis labios fríos en su cuello caliente. "Me haces cosquillas." Se rió tontamente y trató de apartar mis labios de su piel. Cuando se despertó del todo (más o menos) me pregunto. "¿Por qué has hecho eso?"

"No lo sé." Confesé. " Simplemente lo he hecho." Él me dedicó una de sus hermosas sonrisas. Mi mirada se desvió a sus labios. Tragué saliva y volví a centrarme en los ojos de Will. "Oye Will." El mencionado giró la cabeza al oír su nombre. "Últimamente me siento… diferente y me gustaría que me ayudaras a descubrir lo que me pasa."

"¿Qué sientes exactamente?"

"Pues, me comporto de una manera extraña, me río mucho, hago teorías un tanto extrañas, siento mariposas en el estómago…"

"Oh! Bueno, eso es fácil, estás…" Mi teléfono empezó a sonar. Will alargó el brazo, lo cogió y me lo dio.

"Gracias." Susurré antes de empezar a hablar con quien me había llamado. "¿Sí? Oh entiendo. Sí, ya vamos para allá." Colgué y me dirigí a Will. "Es mi jefe. Quiere que vayamos a la agencia."

"Pero si yo no trabajo contigo." Replicó.

"Will… te necesito." Le dije. Will se quedó callado, sin saber qué decir. No era normal que yo le dijera aquello.

“Yo… Vale, así probaré lo que es ser un detective. ¿Pero no se suponía que eras una especie de genio friki?” Me sonrojé.

“Bueno, soy un genio, no un friki, pero se supone que es un caso más complicado, además, mi jefe insiste. ¿Nos vamos ya?"

“Sí.” Salimos de casa y fuimos andando hasta la agencia. “Oye, ¿por qué me tocabas la cara?” Me volvió a preguntar.

“Me aburría.” Mentí. En realidad mi mano se había movido sola. Cuando llegamos mi jefe nos esperaba en su despacho.

“¡Nico!” Se levantó de la silla. “¡Te estaba esperando!”

“¿Qué ocurre?” Pregunté.

“Nos han informado de que alguien se va a infiltrar en una fiesta para poner una bomba.” Me dio un papel con la dirección. “Es esta noche, para eso nuestras modistas, las hermanas Moira, os han preparado la ropa. Y ya de paso Will podrá decidir más fácilmente si quiere trabajar aquí.”

Entonces entraron tres viejas ancianas. “Ellas son Cloto, Láquesis y Átropos, las modistas de la agencia, se ocupan de hacer ‘disfraces’ convincentes para las misiones de espionaje o en las que hay que ir discretamente.” Le expliqué a Will. Las Moiras trajeron un maletín marrón. Lo abrieron y dentro estaba… oh, no. No iba a llevar eso. Era el traje de mi padre. El traje de BODA de mi padre. Por suerte Will no iba a llevar un vestido, sería muy incómodo.

Luego sacaron otro traje , esta vez blanco con bordados dorados, era bonito y pegaba con el estilo de Will. Él lo miró. “Pensaba que era una fiesta.” Comentó.

“Es una fiesta de gala.” Respondió mi jefe.

“¿Hoy?” Volvió a preguntar.

“Sí, hoy, ¿por qué?”

“Por nada.” Contestó rápidamente.

“Vale, el caso es sencillo, el problema es conseguir invitaciones, así que, bueno, igual os tendréis que colar en la fiesta, buena suerte chicos.” Explicó mi jefe un poco nervioso.

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