Capitulo 5 Travesía caudalosa.

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            Cada gota de lluvia que caía sobre ellos era como una afilada aguja que se clavaba sobre sus caras. El fuerte viento estaba creando pequeñas corrientes en la superficie del agua, pero aquello no era lo peor, sino que cada pocos pasos debían de parar para mantener el equilibro. Estaban yendo más despacio de lo planeado y cada vez la tormenta se estaba cerrando más. No sería de extrañar que en poco tiempo creciera de nuevo el nivel del agua, terminando por llegarles hasta las rodillas. Pero a pesar de todas esas adversidades no dudaban en continuar y seguir adelante.

El peliverde iba pegado al científico no solo para intentar evitar alejarse por culpa de las corrientes de aire y del agua, sino también para ayudarse mutuamente y no perder el equilibrio. Las calles estaban inundadas y cuanto más avanzaban, peor estaban. Tampoco se divisaban ninguna luz en los edificios, pero con esa tormenta daba gracias de poder ver algo, lo justo para orientarse. Al parecer esas calles que se encontraban en una zona alta de la ciudad no estaban tan poco inundadas como pensó en la casa de Sniffles. Si ahí el agua les estaba llegando por encima de los tobillos ni quería imaginarse como serían los callejones. Debian cambiar de ruta o arriesgarse, mas no pensaba tomar esa decisión solo, por esa razón estaba guiando al científico hasta un callejón bastante estrecho. Sin embargo, cuando este noto ese pequeño cambio pareció negarse en un principio a ir por allí, en parte lo comprendía, en ese callejón había ratas subidas a los cubos de basura o nadando, un olor nauseabundo reinaba en ese lugar. Por suerte las ráfagas de viento no pasaban por ahí y creaban ese agudo sonido que podía compararse con un silbido.

Esperaba que el mapache tuviera una muy buena razón para meterse en ese lugar tan asqueroso, aunque agradeció internamente el no tener que lidiar más con corrientes de aire empujándolo. Jadeando con levedad sin reaccionar a esas alimañas que siempre uso para sus experimentos. El sitio era horrible pero tal vez a Shifty le había pasado algo o era por ahí por donde tenían que ir. Igualmente, de haber sabido que irían por sitios tan asquerosos habría tomado el traje de protección de su laboratorio. Aun les quedaba la parte difícil del trayecto y solo rezaba porque la balsa hinchable que tenía fuera suficiente. ¿Dónde estaba Splendid cuando se necesitaba? Le hubiera encantado tanto el poder verle y hacer que se uniera al grupo, de seguro que no...Mejor pensado, estaban mejor así. Mirando de reojo a su ayudante dibujándose en sus labios una pequeña sonrisa, oculta tras el chubasquero. Si aparecía Splendid, posiblemente Shifty acabaría preso y sin pruebas por mucho que confiara en lo que vio en ese mensaje, no sería suficiente para salvarlo de la cárcel. Girando la cabeza para poder mirarle directamente, esperando que siguiera guiándole, pero en lugar de eso, lo que obtuvo fue un leve tirón de su mochila. Agarrándose a las bandas de la mochila, al mismo tiempo que su ceño se fruncia.

− ¿Qué demonios estás haciendo, Shifty? −Preguntando molesto intentando que este dejara de rebuscar.

− Busco el maldito ma... ¡Aquí esta! −Sacando el mapa que había guardado en una funda de plástico con la zona de las calles hasta el ayuntamiento.

Alzando una ceja dándose la vuelta para estar cara a cara con el peliverde. − ¿Por qué querías el mapa? ¿Qué es lo que pasa? −Hablando con un tono bastante serio.

− Esta lloviendo más fuerte de lo que calcule...si vamos por las calles del norte solo encontraremos rápidos y dudo que podamos llegar. –

Su cerebro había omitido el detalle de que incluso en esas calles que daban al callejón se podía ver claramente como esta avanzaba a consecuencia del viento. −Ya veo...−

Dejando que el contrario también mirase el mapa, debían de pensar con cautela. – A una mala podemos hacer que esa polilla azul aparezca y nos lleve. −Riendo levemente.

− No creo que eso sea buena idea, no lo digo porque acabes en la cárcel, sino porque si nos lleva volando a gran velocidad, posiblemente acabemos muertos a consecuencia de estas gotas de lluvia. −Si ya dolían al caer con ese viento, ni quería imaginarse como seria sentirlas a mayor velocidad.

El científico y su nuevo ayudanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora