-Creo que te odio-

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No tuvieron que pasar mas que unas cuantas semanas para que ambos se dieran cuenta que no se podían soportar, mientras que el azabache era alguien reservado, perfeccionista y ordenado, el rubio era alocado, entusiasta y desastroso. Se peleaban hasta por la mas mínima tontería superficial del otro, parecían una pareja de recién casados, hasta apodos "cariñosos" se habían puesto.

El menor tenía completamente prohibida la salida de la casa, como era un omega era bastante sencillo que cualquier feromona se impregnara en el, ni siquiera pasear por los alrededores le tenía permitido, en especial por que ahí estaban sus samurai que claramente todos eran alfas. Así que imagínense tener que vivir de un día para el otro con un completo extraño sin posibilidad de salir, solo ellos dos en esa enorme y solitaria casa del bosque. 

– Estar aquí es taaaaan aburrido, de veras... —se encontraba acostado boca abajo sobre el suelo de madera.

– Nunca te pedí que me acompañaras —dijo molesto el azabache mientras leía unos pergaminos, llevaba mas de medía hora diciendo lo mismo. 

– Pero no tengo nada mas que hacer... ¡Ya se! que tal si tenemos un pequeño encuentro. 

– Ya te he dicho que no. 

Hace algunos pocos días atrás Naruto lo vio practicar con la katana, desde entonces no le paraba de insistir en que pelearan -¿quién se creer este?- era lo que constantemente se preguntaba, no tenía ni la mas mínima duda que lo vencería a la primera, así que el solo darle el gusto de derrotarlo era un perdida de tiempo en su muy ocupado itinerario, que por cierto siempre era interrumpido por las tonterías del menor. 

– Eres un amargado Teme, de veras —se cruzo de brazos e inflo mas mejillas haciendo un pequeño puchero. 

-adorable- pensó – No lo soy Dobe, solo tengo cosas mas importantes que hacer que tu —le sonrío arrogante, como podía hablarle alguien de su calaña con tan poco respeto. 

Estaba estresado y su compañero no le ayudaba en absoluto, hoy era especialmente agotador, parece ser que los ataques a familias nobles habían aumentado sin razón alguna, pero era extraño, simplemente no pasaba a mas de un pequeño disturbio, no había bajas, ni heridos, mucho menos rastros de los agresores. Los clanes pedía que el Shogun metiera manos en el asunto, pero el señor Feudal no lo creía necesario, así como la mayoría de los Daimyos, por lo que todos estos asuntos serían revisados por ellos, en especial el ya que tenía "tiempo" de sobras. 

Como tenía la mayoría de reportes se tomo la molestia de acomodarlos por fechas, familia/clan y estatus político, era tan extraño. Todo estos ataques empezaron con las familias mas pequeñas como los Akimichi hasta poco a poco escalar llegando hasta los Hyuga, obviamente esto era mas que solo unos ataques aislados, seguían un patrón muy preciso y bien organizado, tenía la leve sospecha que quien o quienes podrían estar detrás de todo esto.

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La hora del almuerzo llego, los dos se encontraban sentados frente a la pequeña mesa de madera, el día de hoy comerían katsudon, serían una comida amena si no fuera por que sin tener que decir nada las competencias empezaban, ambos comían desesperados de sus platos para ver quien acabada primero, el rubio se quemo varias veces ya que solía derramar un poco del contenido del cuenco sobre el, mientras que el azabache a pesar de todo mantenía esa elegancia que lo caracterizaba sin dejar caer ni el mas mínimo ingrediente. 

No pasaron mas de 5 min cuando ambos terminaron de comer, gritando al unison -TERMINE- mientras se miraban desafiantes. Sasuke debía admitirlo a veces era divertido tenerlo cerca, de no ser por su presencia estaría seguramente cayendo el locura, le agradaba que de vez en cuando lo adulara, aunque fuera mas con celos que con admiración. 

El ninja rubio [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora