Los exploradores

1 0 0
                                    

Freljord, Runterra,

En la ciudadela de la Guardia de Hielo un sutil movimiento telúrico comenzó, pero el mismo fue tomando fuerza, lo suficientemente fuerte como para agrietar un par de estatuas gélidas en lo más profundo del Abismo de los Lamentos.

Un par de seguidores de Lissandra a la que ahora llamaban: La bruja del hielo, trataban de mantenerse de pie mientras todo a su alrededor se tambaleaba y desquebrajaba con lo fuerte que se había vuelto el movimiento sísmico.

— ¿Qué está pasando? — gritó uno de los guardias mientras observaba como varios de los pilares de hielo puro que se encontraban en las esquinas, comenzaban a agrietarse.

— ¿Es un terremoto, pero, qué es lo que lo provocó?... — pronunció el otro guardia, pero su voz se fue callando a medida que una serie de luces comenzaban a aparecer.

Las luces destellaban como si fueran estrellas en la noche, debido a que las mismas emergían desde lo más profundo del hielo puro. Los destellos comenzaron a moverse de un lado a otro, los guardias sentían que los estában observando.

Un sonido fuerte alarmó a la pareja, mientras se percataba de lo que en realidad estaba sucediendo.

— Son los vigilantes, están despertando, hay que avisarle a la gran señora — pronunció uno de los guardias.

El movimiento sísmico volvió a hacer estragos mientras continuaba su recorrido hacía el sur alejándose de la fortaleza de hielo.

El terremoto recorrió las tierras arrasando todo como un gran terror hasta llegar a lugares tan lejanos como Rakelstake, la capital de Freljord, en este lugar la destrucción fue moderada, casas, establos y una que otra estructura deteriorada fueron derribadas. Muchas de ellas se habían construido para albergar a algunas de las familias más importantes de la ciudad, por lo que el centro con viviendas tradicionales quedó totalmente devastado.

Los sobrevivientes del terremoto veían con miedo como las edificaciones que habían soportado la envestida de la honda de choque, se derrumban al poco tiempo causando aún más destrozos y muertes.

— ¡Madre! — gritaba una jovencita de la tribu Avarosa mientras caminaba a través de las calles destruidas de la capital.

Una réplica de la primera honda se hizo sentir en la ciudad, la chica cayó de bruces golpeándose el trasero mientras pedazos de madera y roca descendían a su alrededor, provenientes de los restos de edificaciones que eran derrotadas por el movimiento vibratorio.

La chica vio como la pared de una estructura se derrumbaba y comenzaba a caer, la sombra del escombros cubría el total del cuerpo de la chica más unos metros a su alrededor.

"Me voy a morir" pensó la chica mientras cerraba los ojos y esperaba el inminente, sangriento y grotesco final. El sonido de una espada y la detonación de la roca más una lluvias de polvo descendiendo sobre ella, le indicaban que su muerte no era para ese momento.

Al abrir los ojos, la figura corpulenta y ataviada con pieles y una gran espada, le indicaban a la joven quién la había salvado. El rey de Freljord y consorte de Ashe, Tryndamire.

Una cueva gélida que se encontraba cercana a un estrecho marino en el suroeste de Freljord, comenzó a estremecerse mientras un movimiento telúrico sacudía las tierras adyacentes, del interior de la cavidad comenzaron a destellar luces y a aparecer grabados en la roca desnuda, de entre cuatro efigies se originó un portal, este mismo escupió a un grupo variopinto de personas antes de desaparecer.

— ¿Pero qué mierda acaba de pasar? — gritó Dimitri adolorido mientras se quitaba a uno de sus compañeros que había caído sobre él.

— ¡Yo diría que estamos en una cueva! — respondió una joven mientras se incorporaba poco a poco.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 24, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Relatos de Runterra: FreljordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora