“Los susurros en mi cabeza eran la cruel realidad de mi locura”.
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El sudor recorría mi cuerpo mezclado con la suciedad y la sangre que brotaba suavemente de mis heridas. Podía oír el sonido de mi respiración entrecortada, acompañado del agudo grito de Elena que se colaba en mi cabeza. El látigo impactó una vez más en mi espalda, abriendo la piel, y otro golpe más cayó en mi pierna izquierda.
Su mirada estaba ida, como si su mente estuviera apagada y solo quedara su cuerpo tomando el control de su ira.
Solo fueron unos minutos tarde, tan solo unos minutos. No había salido bien del sótano cuando sentí cómo arremetía contra mí.
—Duele, por favor... —hice un inútil intento de que se detuviera, tomando su pierna con mi mano temblorosa.
No obstante, lo hace, se detiene, pero no como yo lo planeaba.
—¿Cómo te atreves? —Alcé la cabeza, mirándola desde el frío piso con miedo; había cometido un error—. ¡Cómo siquiera te atreves a tocarme, repugnante animal! ¿Cómo se te ocurre dirigirme una palabra escupida de tu sucia boca?
Su mano soltó el látigo para luego abalanzarse sobre mí y subirse ahorcándome. Tomó mi cabeza, impactándola una y otra vez contra el piso. Esta vez intenté defenderme, alejarla de mí; sin embargo, Elena me superaba en fuerza.
—¡Eres una perra! ¡Eres sucia! ¡Asquerosa al igual que tu madre! ¡Muere, muere, muere...! —Su voz se escuchaba lejana, como un zumbido entre tanto silencio. Mi vista se nubló como solía hacerlo cuando sentía desfallecer.
En cambio, esta vez, sentía algo diferente, una sensación nueva e inexplicable. Solo una pregunta se impregnó en mi mente.
¿Moriré esta vez?
Quisiera hacerlo y que todo esto termine, pero quiero vivir; quiero vivir porque aún tengo la esperanza de sentir el sol y el viento golpeando suavemente mi rostro, de tomar tranquilamente una taza de café por la mañana, de comer deliciosos platillos y de bailar libremente por las calles.
Tan solo eso... Solo quiero ser libre y tal vez, simplemente tal vez, por aquella esperanza, por aquel anhelo, por ese motivo, no había acabado con mi patética vida y solo aguanté en silencio.
Un quejido abandona mis labios cuando siento el dolor punzante e irritante en toda mi cabeza, pero sobre todo en la parte trasera. Llevo mi mano a esta parte, no obstante, percibo como algo, un vendaje, rodea todo mi cráneo, cubriendo la herida. Al intentar abrir los ojos, la luz los golpea e instintivamente los cierro. Lentamente me muevo sobre la superficie blanda; se siente suave y el olor es agradable. Incorporo mi cuerpo adolorido y, entre parpadeos, abro los ojos, adaptándolos a la luz que al fijarme viene de un enorme ventanal levemente cubierto de cortinas blancas. Bajo mi vista a donde me encuentro sentada: una gran cama con sábanas de seda grises.
Un escalofrío recorre desde las puntas de los dedos de mis pies hasta la última hebra de mi cabello; la habitación es amplia, de paredes blancas, organizada de una manera peculiar y extremadamente limpia. Solo a una persona en esta casa, aparte de Elena, le gustaba mantener todo exageradamente organizado y sin una pizca de suciedad, y ese era nada más y nada menos que Damián... Damián Pearce...
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La Obsesión De Los Pearce ⟨+18⟩© ✓ REESCRIBIENDO
Mystery / ThrillerLa venganza corrompe el alma, la obsesión se disfraza de amor y la locura transforma la realidad, haciendo que lo cuerdo parezca insensato. Y, al final, la sangre siempre termina por fluir. En un mundo donde nada es lo que parece y nadie es verdade...