Capítulo 33:

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Nunca antes había visto a Jos sonreír, ni siquiera estaba segura de que él se diera cuenta de que lo hacía. En el instante en que lo hizo algo se activo en mi, no sabia lo que era. Pero, con sólo verlo me sentía segura.

Seguimos jugando por un par de horas más, los minutos se hicieron ágiles y en poco tiempo anochecido. Solo había ganado 2 partidas de 5 que habíamos jugado.
-Bien, _________. Es suficiente por hoy.-Dijo Jos, al final de la 6ta partida, de la cual él había resultado ganador.- Ya anocheció.

Asentí con la cabeza y le ayudé a recoger todo el juego. Mientras guardaba el tablero pregunté:

-¿Qué hora es?.

-Las 7:09.- corroboró la hora en el reloj que había en el escritorio. Habían pasado casi tres horas desde el comienzo, pero no sentía que hubiera sido así. Por primera vez en mucho tiempo los minutos no me habían parecido eternidades.

-Volveré en un rato por si necesitas algo. Después traeré tu cena.- Jos se acercó a la puerta de la habitación. Cuando se disponía a salir lo llamé.

-Jos...- el se volvió sobre sus talones.

-¿Qué pasa?.

-Gracias... de nuevo.- necesitaba decírselo. Él no respondió, sólo se limitó a asentir con un moviento de cabeza, en seguida abandonó la habitación. Lo único que escuché fue la puerta siendo asegurada. Solté un suspiro y terminé de guardar las piezas. No esperaba otra respuesta, sabía que él no confiaba en mi, así como yo no confiaba en él, pero la gran barrera que nos separaba empezaba a quebrantarse.

Narra Jos:

Salí de mi habitación para ir a ver a mi madre por última vez en el día. A ella también tenía que llevarle la cena y suministrarle los medicamentos indicados.

Cuando entré ella estaba con la espalda en la cabecera de la cama y estaba bordando, era lo que hacía a diario. Levantó la vista y al verme sonrió.

-Hola, mamá.- le sonreí, ella era a única persona con la cual lo hacía; hasta ese día.

-Ya volviste.- dijo con entusiasmo.

-Si, ¿tienes hambre?.- Pregunté.- Dame un minuto y subiré con la comida.- No esperé su repuesta. Antes de ir por la cena acomodé un cobija por en cima de sus piernas.

Al bajar por los alimentos, vi a Luis en la sala tendido en el sillón para tres personas; viendo la televisión. La mesa de centro estaba llena de basura, boronas, latas de cerveza y platos.

-No dejes sucio.- dije antes de entrar a la cocina.

-Claro.- respondió en tono sarcástico. Lo ignoré y seguí mi curso.

De regreso, cuidaba mis pasos pues llevaba entre las manos una charola en la que portaba la cena de ________ y la de mi madre. Luis seguía en el mismo lugar.

-Habló en serio, Luis. Deja limpio.- Advertí. Él hizo caso omiso.

Entre en mi habitación, ___________ estaba acostada, pero al verme se incorporaro en la cama. Dejé la charola sobre el escritorio y le pasé su plato.

-Gracias.- susurró. No sabia si ella lo notaba, pero tenía unos modales muy marcados. Quien fuera que la conociera, podía notar que era un niña de familia. También podía notar por la manera en que se movía y en que me miraba que me temía. No me gustaba eso. Unos minutos atrás mientras jugábamos parecía que ella no era la víctima y yo no era un maldito. Sino dos simples personas que jugaban a las damas. Eso si me había gustado.

___________ observó el otro plato en la charola, se veía confundida, pero no pregunto nada.

-De nada.- Repondí. Tomé la charola y salí de nuevo.
Me dirigí a la habitación de mi madre. Una vez dentro le di la charola completa. Mientras ella comía, yo me senté a su lado.
-¿Qué tienes?.- Me preguntó.
-Nada, ¿Por qué?.- Repondí.
-Pues te vez distinto.
-¿De que hablas?, mamá.- Sonreí.- Yo creo que estoy igual.
-¿Seguro?. Porque estás sonriendo.- Ella también rió.
Me encogí de hombros. La platica fluyó, con mi mamá siempre era así. Fuimos cambiando de tema con el tiempo. Ella era muy observadora, y durante toda la platica hizo incapie en que mi semblante era distinto. No quería aceptar en voz alta que quizá si, quizá era porque había pasado un buen momento con _________, y me había divertido, algo que hacía ya mucho tiempo no hacía. Pero aceptarlo, era un punto menos a mi favor.
Al terminar me despedí de ella, y bajé de nuevo a la planta baja. La sala estaba vacía. Luis se había marchado, pero no se había llevado su desastre. Después de un rato entró en la cocina y abrió el refrigerador.
-Te dije que limpiaras cuando te fueras.- Reproche.
-¿Se te ofrece algo más?.- A pesar de estar de espadas a él, podía escuchar su tono irreverente.
-Habló en serio, Luis.- Intenté no caer en su juego.
-¿O qué?.
-O te largas de ésta casa.- Sentencié, poniéndome de frente.
-Veremos que opina tu padre de eso.- Dijo cerrando el refrigerador.- Y también de que tengas en tu habitación, pasándosela como reina a la hija de los Ocampo.-Se dispuso a salir de la cocina. La ira me inundó al oír sus palabras. Lo alcancé antes de que se marchara y lo sometí contra la puertade la cocina.
-Escucha, Luis. Estoy arto de ti, así que no me dudare en mandarte a la calle. De Ocampo habla lo que quieras con mi padre, dudo que le interese, y vas a recoger toda tu porquería, porque uno: vives a las costillas de nosotros, y dos: como dije, Sergio es mi padre, así que dudo que te ante ponga sobre mis decisiones. Cuando era un inútil, no hay opción.- mientras enunciaba mi advertencia no rompí el contacto visual, necesitaba que le quedará claro, no planeaba soportarlo más. Había recurrido a la manipulación, y a hacer notar mi posición en esa casa. Aún que Sergio y yo no lleváramos una relación de complicidad de padre - hijo, él no tenía que saberlo. Si algo había aprendido durante mis años de vida era que todo manipulación era psicológica, así que debía jugar de la mejor manera con los pensamientos de Luis si quería ejercer control sobre él. Y sabía que lo haría.

Trust Me| Jos Canela Y Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora