𝐔𝐧 𝐩𝐢𝐜𝐧𝐢𝐜 𝐭𝐮 𝐲 𝐲𝐨

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[-Llegaremos tarde, sube al auto cariño- pidió, tomando una bolsa de mano.

-¿Llegaremos antes del Martes?- Entro al coche, su padre ya estaba ahí.

-No lo se amor, pregúntale a papá- regreso la mirada a su progenitor, quien lo vio por el espejo.

- Papá, ¿estaremos en casa el Martes? - volvió que preguntar. - Tengo que estar aquí el Martes.

-¿Por que tienes que estar aquí el Martes eh?- El hombre de mayor edad alzó y bajo una ceja, el tono burlón de la pregunta le hizo sonrojar- ¿Tienes algún plan con aquel vago?

-No es un vago- se cruzo de brazos.

-Claro que lo es- respondió el contrario- y un ladrón de hijos- añadio celoso- pero si, estaremos aquí antes del Martes amor.

Sonrió ante la respuesta mientras se colocaba el cinturón de seguridad .

Había estado lloviendo toda la tarde y unas gotas de agua se deslizaban por la ventana. Suspiro, deseando que el Martes llegara pronto.]





Dejo caer las llaves en el mueble de madera junto a la puerta. Suspiro.

Hoy fue un largo día de trabajo, mucha gente y muchos pedidos, la mayoría eran para las oficinas. Lunes, trabajadores desvelados, y café.

Camino al sofá y se dejo caer. Soltó un gemido de satisfacción, sus pies dolían a horrores, por suerte mañana descansa. Podría ir a la biblioteca y leer un buen libro en el agradable silencio, hasta que apareciera Louis.

Louis.

Le gustaba mucho, era muy cómico ya que no tenían mucho de conocerse, pero él ya le juraba amor eterno. Su corazón no podía evitar dar un brinco cada que lo miraba, simplemente no podía.

Se levantó y dirigió sus pies a la cocina, tomando un vaso de agua y sacando una pequeña píldora. La tragó rápido, era realmente torpe tomando medicamentos.

Se estiró un poco y decidió que era hora del baño, después se recostaria en su suave cama y se levantaría hasta mañana, si, eso sonaba bastante bien.

Una vez en su habitación, comenzó a quitarse la ropa, empezando por la camiseta amarilla.

[Deberíamos tatuarnos algo más- estaban en el parque, frente a un lago.

-¿algo más?- dijo, regreso a ver al chico acostado en el césped - ¿no crees que ya son bastantes los que tenemos?- cuestiono. Claro que no le importaría tatuarse algo más, y menos si se trataba de algo propuesto por él.

-No son muchos- respondió- será un regalo de mi parte.

- Tu nunca me regalas nada- se acostó a un lado, sus manos se tomaron instintivamente.

-claro que lo hago- beso sus nudillos- yo he pagado por todos los tatuajes que tenemos, me gusta mejor invertir en esto, en lugar de regalos que luego serán solo basura, los tatuajes se quedarán con nosotros hasta que nos coman los gusanos- explicó seriamente.

 𝐁𝐚𝐢𝐥𝐚𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐧𝐮𝐛𝐞𝐬.~Larry Stylinson~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora