Ya llevaba más de media hora sentada en ese sillón viejo, cubierto por esa sabana blanca llena de polvo. En esa habitación vacía, que no tenía ningún mueble. En esa casa grande abandonada. Mirando por la gigantesca ventana cubierta por la vegetación que cada vez la tapaba más y más.
Seguía allí. Sentada. Contemplando. Pensando en su pasado. En el Río, en esa noche, en su madre, en su padre, en su hermana.
Se levantó. Esa gigantesca casa, o más bien Mansión, era el único hogar que Leire había heredado de él.
Él era el guardián de casa "endemoniada" según todos los habitantes, generalmente los adolescentes, de la ciudad.
Leire había tenido una infancia díficil, pues la muerte de sus padres y su hermana le marcaron fuerte para siempre.
Desde entonces él la aguarda como si fuese su hija, y aunque a veces se sintiera sola, con solo tocar su collar rojo con forma de ojo que colgaba en su cuello podría charlar con él, aunque solo fuera por unos instantes.
Según él, solo aparecía cuando era necesario, cuando creía que era conveniente dar alguna pista.
Leire era rubia, de ojos verde casi siempre maquillados con lápiz y sombra negra. Era más bien alta, flaca y atractiva a la vists de cualquier hombre.
Cogió su mochila y salió por la puerta de esa Mansión abandonada. Atravesó las malezas de la hierva y saltó el muro. Se dirigió para el instituto. Ahora tenía clase.
Desde aquel día, hace 11 años Leire sin opción ninguna y por pura casualidad hizo un pacto con el demonio, su ahora llamado "padre". Por aquel entonces ella era una cría de 6 años, obsesionada con las Barbies y los vestiditos, hasta que un día, en una feria jugando con sus amigos al escondite se cayó a un Río. No recuerda nada después de salir del Río. Lo único que recuerda es que amaneció en el Hospital con el pelo rubio y los ojos verdes. La señora que la atendía le dijo que su padre la estaba esperando a fuera para marcharse a casa. Leire salió corriendo pero se detenió de golpe al ver que ese no era su padre. Aquel hombre misterioso, el cual llevaba una chaqueta negra y una camisa roja se la llevo a una vieja mansión. Poco después le dijo que sus padres habían muerto en un accidente de tráfico y que su hermana iba con ellos. Leire se puso a llorar pero el hombre la tranquilizó. Le dió un collar de color rojo intenso, se lo puso en el cuello y le dijo que siempre que necesitase a alguien con quien hablar que lo tocara. Antes de desaparecer, el hombre ñe dijo a la niña que él había salvado su vida, por lo cual ella debía pactar con él una promesa. El hombre le conto a Leire que ahora ella no era como las demás, ahora ella era la hija del Demonio, y como tal debería capturar al hijo del Ángel más poderoso, que casualmente tenía su edad. Pero no lo debía capturar en ese momento, si no a los 17 años, cuando él aparezca de nuevo. Dicho eso el hombre desapareció, dejando un eco de fondo que decía "Siempre y cuando necesites toca el colgante."
Desde entonces Leire no lo volvió a ver en persona, solo se podía comunicar con él mediante ese colgante.
Llegó al instituto y entró en clase.
¡¡Holaa Bebees!!
Espero que os haya gustado este capítulo. Si os ha gustado darle estrellita y comentario, me ayuda mucho a la hora de escribir y además, ES GRATIIIIISS!!!!!
Besiis de fresiis ♡♡♡♡♥♥♥
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Ángel y Demonio.
ParanormalElla un demonio. Él un ángel. Unidos por el destino... O... Tal vez no... Leire, tiene una misión, mandada por el rey de los demonios. ¿Su objetivo? Dallas, un jóvenes chico que no tiene ni la más remota idea de lo que se le avecina. ¿Será Leire ca...