Capitulo 3

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-Perfecto señor, yo me encargo de llamar a sus padres y de informarles.- escuché decir al profesor.

-¡Antonio, por favor llévame con Carlos! – Entre sollozos le grité a mi hermano.

-¡Elizabeth, espere por favor! – Me alertó el profesor, el cual, ya se encontraba con el director del instituto.

-Anda Eli, aquí te esperaremos y juntos iremos a donde Carlos. – dijo mi hermano.

Yo no sabía ni entendía por qué querían hablar conmigo, tenía la mente enfocada en mi amigo. Para ser sincera, no podía pronunciar palabra alguna; no les serviría de mucho.

Los nervios que me atacaban me prohibían el siquiera girar la perilla de la puerta. Era imposible controlar mi mano, por lo que el maestro abrió la puerta por mí.

-¿Qué dijeron sobre Carlos? ¿Se pondrá bien? – dije en automático cuando los tuve de frente.

-Calmada señorita Collins, él se recuperará. – el director se incorporó de su silla, caminó hacia mí y posó su mano en mi hombro – pero hay un problema, hay que llamar a sus padres o algún familiar para que lo acompañe y pueda hacer los trámites en el hospital, pues no dejaron que lo hiciéramos nosotros.

-Entonces, ¿qué pasará? Sus padres...no viven ni cerca de aquí... es imposible que puedan venir... - el habla se me iba haciendo cada vez más complicado.

-Es ahí donde entra usted, señorita. – se dirigió a conmigo el profesor – Con el director Velásquez y un servidor, hemos concordado que sea usted la que acompañe a Carlos al hospital fingiendo ser su prima, y así pueda él ser cuidado desde su casa, ya que no hay manera de solventar los pagos del hospital, la escuela no paga esos servicios.

-Pero el seguro sí, ¿No?

-Lamentablemente el alumno no cuenta con seguro alguno. Hemos pensado que es mejor cuidarlo desde su casa, ya que los paramédicos dijeron que no es de mucha gravedad lo aquí ocurrido. Usted haría el papel de enfermera y cualquier cosa que necesitara, nosotros los apoyaríamos. ¿Qué dice?

No pude hacer más que asentar lento con la cabeza.

-Está hecho. ¿Tiene manera de transporte para irse?

-Sí...Antonio...él puede llevarme... - aun no me salían las palabras.

Me indicaron con un ademán que me encaminara rápido hacia afuera. Corrí fuera de la oficina azotando la puerta. Tropecé contra Antonio.

-¿Qué pasó? ¿Qué te dijeron hermana? – exclamó exaltado.

-Te aviso allá, llévame al hospital.

Ambos corrimos al estacionamiento por la motocicleta de Antonio e ir más rápido. Todo el camino no dejé de pensar en mi amigo. No creía lo de que no le había pasado nada de gravedad, para mí, mi amigo estaba muy mal...

Cuando menos me di cuenta llegamos al hospital. El pensar en Carlos hizo que el tiempo pasara muy rápido en verdad.

Estacionamos sobre la acera de la calle, no nos importó la gente que pudiese pasar por ahí. Bajé deprisa de la motocicleta. Antonio venía corriendo detrás de mí. Subí unas pocas escaleras, pero gracias a un mareo, se convirtieron en miles.

-Hermana, ¿Estás bien?

-Sí, claro. Vamos.

Empujé las puertas del hospital y caminé a paso veloz por un pasillo que me parecía infinito. Llegué hasta el puesto de una secretaria. Con un tono arrogante y pretencioso, el cual detesto hasta hoy, nos preguntó.

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2021 ⏰

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El deseo de ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora