Capítulo 1: Ira

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Alaric Saltzmann, profesor de instituto, era perfectamente consciente de que la mayoría de sus alumnos le ignoraban y no le extrañaba. Hasta él estaba aburrido de las aburridas lecciones que le habían encasquetado dar en esa clase de ética. Lo suyo era la historia, eso sí que le apasionaba, y no el rollo que les estaba soltando a los pobres.

Como todos se aburrían, había preparado algo diferente.

- Vamos a hacer un pequeño juego. – le dijo a la clase mientras los hacía levantarse de sus asientos y dejaba que se colocasen como quisieran en una fila. – Como ya os dije, este trimestre no hay examen. – empezó a explicar sacando un papel doblado de su maletín que colocó en el centro de la pizarra.

Los alumnos corearon de nuevo esa información. Por algo Alaric era el profesor favorito de todos, aunque le hubiese tocado dar la asignatura más aburrida y que nadie quería.

- Pero tendréis que hacer un pequeño trabajo por parejas y exponerlo. – Alaric alzó la voz para hacerse oír. – Será fácil, lo prometo. Vamos a hacer el sorteo.

Los adolescentes se reorganizaron de nuevo, formando las parejas con las que querían hacer el trabajo y Alaric sonrió porque eso no iba a ser así para nada. Sacó un folio en blanco de su maletín y lo rompió en pedazos en los que escribió los números del 1 al 20 y que después dobló varias veces para que los números no se vieran.

- En este pequeño mapa. – alzó la voz un momento y los estudiantes se callaron para prestarle atención. – están marcados los asientos con números. Los he sorteado al azar con random, no sé si lo conoceréis, es un programa informático. – algunos de los chicos asintieron con la cabeza, dando muestras de reconocimiento. – Os sentaréis donde os toque y quién esté a vuestro lado será vuestro compañero.

- Pero ya hemos hecho los grupos. – protestó una chica de cabello castaño que estaba al lado de una rubia que vestía el uniforme de las animadoras.

- Hasta donde yo sé, señorita Gilbert, sigo siendo el profesor aquí. – respondió ocultando lo que le divertía la explicación. – Id pasando de dos en dos y coged un número. – les dijo a los dos primeros y esperó a que se hubieran sentado antes de dejar que los siguientes cogieran sus números.

- No es justo. – protestó Elena por lo bajo, diciéndoselo a su amiga Caroline con quién quería hacer el trabajo.

- Quizá podamos cambiar después. – le sugirió ella en voz baja y ambas avanzaron cuando fue su turno.

Elena sacó el número 7 y Caroline el 3, pero les tocó en puntos opuestos. Con un suspiro de fastidio, Elena ocupó el sitio que le había tocado justo delante de la mesa del profesor, en primera fila. El asiento de al lado seguía vacío a pesar de que la mitad de sus compañeros habían sacado ya sus números. No prestó atención a los que quedaban hasta que su némesis se dejó caer a su lado.

- No. – dijo horrorizada, mirándole para comprobar que realmente era Damon Salvatore quién había ocupado la otra silla.

- A mí me hace la misma gracia. – replicó el chico por lo bajo, cruzándose de brazos.

- Pues entonces cambiemos de pareja. – le propuso.

- Tengo las parejas apuntadas. Nada de trucos o tendré que ponerme serio, y no queréis verme en modo poli malo, ¿verdad? – les advirtió Alaric a todos, casi como si hubiera oído a Elena.

Se pasó por las mesas, repartiendo unos sobres de colores que contenían los temas que también había sorteado. A Damon y Elena les entregó uno de color rojo.

- Tenéis dos meses. La primera semana de junio empezaremos con las presentaciones. Sortearé el orden. Eso es todo. – dijo en el momento en que sonó el timbre que anunciaba el fin de la clase.

Elena apartó la silla lo más rápido posible y fue de las primeras en dejar el aula. Ciencias era su siguiente clase y necesitaba los libros que tenía en la taquilla, tampoco quería estar al lado de Damon ni un segundo más de lo necesario y sabía que Caroline la entendería y la buscaría en el pasillo.

- Maldita sea. – rabió, apoyando ambas manos sobre la superficie metálica de su taquilla.

- ¿Con Damon? Uff, Elena lo siento. – se solidarizó Caroline en cuanto pudo llegar hasta ella.

- ¿Con quién te ha tocado a ti? – preguntó, esperando no ser la única con mala suerte a pesar de que fuera un poco de mala amiga pensar esas cosas.

- Con Klaus. – confesó con una sonrisa tonta.

Elena apoyó también la frente contra la taquilla y reprimió un grito de frustración. Pero no pudo contener toda la rabia y le soltó una patada a la taquilla. Se hizo algo de daño, lo que la hizo maldecir con más ganas y utilizó los puños para desahogarse.

- ¡Y corten! – gritó alguien a sus espaldas cuando ya casi se había calmado.

Se dio la vuelta para encontrarse con que Damon, flanqueado por sus amigos, la apuntaba con el teléfono móvil y hacia como gesto de aplaudir como podía porque también sujetaba el sobre rojo que les había dado Alaric.

- Perfecto Elena, de diez el vídeo. Ya tenemos el primero. – dijo con una gran sonrisa burlona y le mostró un pulgar en alto.

- ¿El primer qué? – le preguntó sin entender de que hablaba.

- El primer pecado. – respondió el chico ampliando su sonrisa. – Ah, es verdad, que no has mirado de que va nuestro trabajo.

La chica le arrebató el sobre que magnánimamente Damon le ofreció y sacó la tarjeta que había dentro.

"Los 7 pecados capitales", ponía dentro con la caligrafía de Alaric.

- Aquí tenemos el primero. – dijo Damon, reproduciendo el vídeo de Elena rabiando y pagándolo con la taquilla para sus amigos.

La chica se puso como un tomate y trató de arrebatarle el móvil, pero Damon era más alto y más fuerte y no tuvo problemas para impedírselo.

- De eso nada compi. – se burló guiñándola un ojo. – Ya puedes ir pensando algo, no pretenderás que lo haga yo todo, ¿no? – dijo dándose la vuelta para irse.

- Me las pagarás. – dijo Elena por lo abajo, arrugando la tarjeta entre sus manos, de forma que solo Caroline lo oyó.

***

El resto de sus compañeros se partieron de risa cuando Damon y Elena, que se había puesto algo roja, reprodujeron el vídeo que en su opinión ilustraba el pecado de la ira. Hasta a Alaric se le escapó una pequeña sonrisa que se esforzó por disimular.

- No está mal. – les reconoció. - ¿Qué viene ahora?

- La gula. – respondió Elena haciéndose con el mando que hasta ahora tenía Damon porque era él quién había explicado la parte de la ira.

Ahora era su turno de vengarse.

Seven Deadly SinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora