Más rutina

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Es común sentirse así de miserable, demacrado, desvalorizado… nadie puede evitar sentir esas sensaciones, muchos lo quisieran, pero es inevitable. Karla llega a su trabajo sintiendo ese peso arrollador y desolador, sin embargo, el primer saludo surge; Julián se acerca y de manera muy cálida la abraza, ella sonríe y desde mi perspectiva, disimula bastante bien lo que realmente está sintiendo; él le pregunta cómo se encuentra, ella de nuevo sonríe, y manifiesta estar bien, ambos hacen un gesto de aceptación y se dirigen a sus propios puestos. Julián es un chico muy amable, con unos ojos que irradian nobleza y con una sonrisa capaz de tranquilizar cualquier alma, Karla lo estima mucho.

¿Cuántas veces hemos tenido que enfrentarnos a esto? aparentar estar bien frente a los demás ¿Para qué? ¿Para parecer más felices frente a ellos o para engañarnos?  Vamos Karla escúchame  ¡no te engañes más! no está mal sentirse así.

Ella me ignora. Una vez sentada en su cubículo recuerda bellos momentos… 

Una pequeña de 3 años se disponía a entrar a casa de su abuela, y de repente siente un tétrico olor, se tapa su nariz y va de prisa a la cocina, como si de una urgencia se tratara, mira a su abuela, levantando una ceja y le dice “¡oiga! usted qué está haciendo, a mi no me vaya a dar de eso” después de es breve intervención en la cocina, gira, y se marcha lejos de tal olor. Su abuela ríe ante tal acto, esa pequeña remilgada no lo sabía, era la luz de los ojos de esa bella señora. Esa pequeña pasa la mitad del tiempo de sus días donde sus abuelos, protegida bajo un tipo de manto sagrado que evita cualquier tipo de daño… se acuesta donde su abuelo por la tarde después de una pelea a la hora del almuerzo con su abuela, y a las 5 de la tarde sube con su abuelo a escucharle tocar guitarra, claro está, sin dejar de lado su guitarra de juguete de espléndido color rojo.

Karla, no esta mal recordar, pero si sigues recordando sólo para reafirmar algo tan falso como que tu vida ya no tiene sentido, vas a terminar creyéndolo, no te quedes en el pasado... si te quedas no habrá marcha atrás, le digo entromediendome en su recuerdo, pero ella me ignora.

Karla, Karla
Una mano se posa en su hombro, ella gira algo asustada, es Julián
Karla… ¿Estás bien?
Si, estoy bien, sólo es un poco de sueño, le responde.
Esta bien, le responde, -pero la expresión de su cara demuestra que no cree en la respuesta de Karla- ... Recuerda que hoy es tenemos una reunión a las 9am para dar a conocer nuestro últimos escritos.

Karla asiente, pero, por dentro, un fuego sube desde el estómago, y de repente en la cabeza siente una fuerte ola de calor…. tal escrito no existe, lo ha olvidado, así como también había olvidado la reunión.

La historia que nunca existió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora