Volví a clase, intentando mantener la compostura después de aquel encuentro con Malfoy, no sabía cómo iba actuar y sobre todo, delante de Miguel. Me conocía demasiado bien y sabía cuando andaba mal, además en encontronazo con Draco tampoco ayudaba.
Crucé la puerta y me encontré de frente con mi primo, llevaba varios libros de Medicina Mágica, me miró y le contuve la mirada como pude, pero finalmente, agaché la cabeza.
-Ven conmigo- dijo Miguel.
Lo acompañe por el pasillo dirección a la enfermería. Solo se oía el charloteo de algunos alumnos que corrían por el pasillo rezagados para llegar a clase.
-¿Qué te pasa?- Me pregunto- has estado llorando ¿verdad?
Intenté negarlo, pero sabía que era inútil.
-Es por ese tal Draco, ¿no?
Finalmente asentí.
-No voy a permitir que ese asqueroso mortífago te haga daño- se paró frente a mi y me miró de una forma que jamás lo había hecho- Te lo juro María.
Conmovida por aquello empecé a llorar y a llorar, mientras él me daba palmaditas en la espalda. Llegamos a la enfermería y dejamos los libros en la mesa de la enfermera, esta nos regaló chocolate y algo dentro de mí, hizo que me sintiera más animada.
De vuelta a clases, Miguel intentaba animarme, diciéndome cosas absurdas y estúpidas, yo reía. De pronto, nos cruzamos con Draco que iba acompañado, de dos tipos fornidos con pintas de pocos amigos. Miguel se puso a la defensiva cuando lo vio, pero para nuestra sorpresa, Malfoy nos ignoró por completo. Nos miramos perplejos y lo seguimos con la mirada hasta que se perdieron de vista. Nos miramos, encogimos los hombros y nos fuimos a clase.
Las clases transcurrieron con normalidad durante toda la mañana y por fin llegó la hora del almuerzo. Carlos armaba jaleo como siempre, Amanda lo animaba, Miguel y yo nos reíamos sin parar.
-Chicos ahora vuelvo- dije con la necesidad de ir al baño.
-Vale, te esperamos en el comedor-Dijo mi primo guiñándome un ojo.
Me deslice entre los demás alumnos para llegar al pasillo de los baños, pero algo captó mi atención. Era él, Draco Malfoy, deambulaba por el pasillo que llevaba a un aula que ahora funcionaba como "cuarto de los trastos", lo seguí. Ni siquiera sé por qué lo hice. Ahí estaba yo de hurtadillas detrás de él.
Se paró justo enfrente de la puerta de aquel cuartucho y vi cómo se desmoronaba. Sostenía su cabeza con sus manos, lo oí maldecir una y otra vez. Sus lágrimas caían por sus mejillas.
-No puedo hacer esto ...pero...pero...-balbuceaba- Me matara, a mi y a todos los que quiero...pero no quiero hacerle daño...
Draco se dejó caer, su espalda chocó con la puerta...abatido. Nunca había visto aquellos ojos, de tristeza, frustración e ira. Quería abrazarlo.
Se levantó, se secó las lágrimas, y se puso en camino. Lo vi doblar la esquina y perderse.
Sentí un dolor inmenso en mi pecho, no sabía porque, pero empecé a llorar desconsoladamente. Algo en mi interior sentía la necesidad de consolarlo, pero no podía.
Volví al comedor, me senté e intenté fingir que todo estaba bien. Mientras comíamos, lo único que se me pasaba por la mente era saber cómo estaba él. Lo buscaba por la sala pero no había ni rastro de Draco.
Cuando terminamos nos dirigimos al patio trasero de la escuela, donde había un hermoso lago, rodeado de olivos, eucaliptos y algunos pinos. De fondo, se escuchaba el coro de la escuela. Me encantaba, desde muy pequeña me gustaba cantar, pero mi familia me lo había prohibido, nunca entendí muy bien el motivo, pero el día que les dije que quería audicionar para el coro, casi se desmayan.
Aquel día cantaban una canción que me encantaba, era la canción "Te quiero" de una de las mejores brujas cantantes del país, Marine.
Sin pensarlo empecé a tararearla y sin darme cuenta estaba cantando. Mi cuerpo se sentía tan bien, sentía que podía volar, que podía hacer cualquier cosa, cuando mire a mi alrededor pude observar como detrás de algunos árboles, aparecieron diferentes animales fantásticos, pude ver un minotauro junto con lo que parecía un hada del bosque, parecían que se mecían al son de mi voz, en mi interior note que podía comunicarme y entenderlo. Podía sentir sus latidos dentro de mí, era muy extraño. De pronto sentí como una mano me tapaba la boca, quise apartarme y vi como mi primo me impedía cantar.
-¿Qué has hecho?- me dijo horrorizado
Carlos y los demás me miraban sin saber muy bien que estaba ocurriendo, como si hubieran estado dormitando mientras yo cantaba.
-Pero ¿Qué pasa, qué he hecho mal?- le pregunté a Miguel apartándolo de mi.
-Si te descubren...si descubren ese poder...te mataran María ¿es que no lo entiendes?- me gritó enfadado mientras me seguía sujetando fuertemente.
Forcejee con él y salí corriendo de allí. ¿Por qué? ¿Qué poder? ¿Qué tenía de malo cantar?
Ni siquiera me di cuenta hasta que me choque con él. Allí estaba mirándome mientras me sujetaba. Lo mire fijamente, ya estaba harta de que todos me trataran como les diera la gana.
-¿Tú también tienes algo que decirme?¿vas a humillarme?-le grité, mis lagrimas no paraban de brotar.
Sin tiempo para reaccionar, sentí como sus brazos me rodeaban gentilmente y me abrazaba. Mi llanto se hizo más fuerte, cerré los ojos y lo abrace, como nunca antes había abrazado a nadie.
Próximo jueves, nuevo capitulo 🌹
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Sangre Sucia
RomanceUn poder ancestral, que solo posee una familia en todo el mundo, es descubierto. Magos oscuros sueñan con hacerse con el y así, obtener mas poder. ¿Será capaz Draco de arrebatar ese poder, para dárselo a aquel que no debe ser nombrado? ¿o algo lo ha...