3. Cosas imposibles

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Izuku avanzó despacio por la entrada de la UA. Era extraño estar allí y mucho más en circunstancias como estas, su yo de hace un año nunca lo hubiera imaginado. Sin embargo, estaba un poco entusiasmado. De alguna forma se sentía como si realmente fuera a ser un héroe.

Carraspeó y acomodó su gorra, alejando ese pensamiento. Aunque fuera un look incómodo para él, con el cabello teñido de rubio y peinado hacia atrás, una mascarilla médica, sus pecas tapadas con maquillaje y una gorra, nadie podía reconocerlo. Y sí que eso se había vuelto un problema, porque luego de su desaparición su nombre y su rostro habían salido en absolutamente todos los medios de comunicación. No pensó que les interesaría tanto una persona quirkless, pero el morbo por la brutalidad de la escena los cautivó, y supieron que eso compraría a su público.

Le daba un poco de pena por su madre, no podía imaginar lo que estaría sufriendo al perder a su hijo sin ninguna explicación.

La extrañaba tanto.

«Si tan sólo pudiera escapar de esta maldita extorsión».

Había dos armas amenazándolo. Y ni siquiera apuntaban a su cabeza.

Le parecía extraño que All For One le hubiera dado el permiso de venir, porque no confiaba en las intenciones de Izuku, pero por supuesto que no se quejaría. A un mes de estar en La Liga, sabía claramente que lo consideraban un arma de doble filo, pero todos allí estaban atados de manos y pies de una forma u otra.

Suspiró melancólicamente. Estar ahora por hacer un examen para la preparatoria le recordó que él también tenía quince años. A veces olvidaba ese hecho, porque sus preocupaciones no podían estar más alejadas de la escuela, pero cuando lo recordaba, sentía lástima por sí mismo. Ahora todo lo que quiso, quiere o querrá hacer sería sólo eso: el querer, porque ya estaba arruinado. Él estaba arruinado, y había una sola cosa con la que verdaderamente podría cumplir, su único objetivo. Lo demás, eran cosas imposibles.

De tan distraído que iba tropezó con sus propios pies. Cerró los ojos esperando el golpe, pero nunca llegó, y cuando los abrió, se encontró una linda chica de cabello castaño.

—¡Disculpa por usar mi quirk sin tu permiso, pero creí que sería de mala suerte si tropezaras antes del examen! —dijo ella alegremente. Luego, presionó la punta de sus dedos, haciendo que Izuku tocara el suelo.

«Qué chica tan amable», pensó. Su quirk también era interesante. ¿Sería de levitación? Además, había actuado muy eficazmente al salvarlo con tanta rapidez de un simple tropezón impredecible.

—Gracias.

La observó un segundo: unos ojos marrones bien abiertos, que brillaban por sí solos. Si no podías observar su sonrisa de oreja a oreja, podías deducir que estaba sonriendo con sólo mirar sus ojos.

«Luce tan cálida como el sol».

—No es nada. ¡Adiós! ¡Y buena suerte en el examen!

La chica se alejó, e Izuku, que se había quedado un poco atontado por lo que ella parecía emanar, reaccionó tarde.

—¡A tí también! —le gritó. La chica le sonrió dulcemente en respuesta.

Siguió caminando y entró a la institución finalmente. Primero, tenía que pasar por un buzón y dejar un sobre con su documentación: fotocopia de su carnet de identidad, planilla de autorización de sus padres, seguro social por si se lastimaba gravemente, antecedentes académicos, etc. Obviamente, lo suyo estaba todo falsificado. Esperaba que se viera lo suficientemente auténtico.

Había varios buzones para su sorpresa, clasificados por color según el curso: rojo para los héroes, verde para apoyo, azul para generales y amarillo para gerencia. Podías aplicar a dos únicamente si uno de ellos era educación general. Esto debido a la gran cantidad de aspirantes que trataban de quedar allí como segunda opción en caso de no pasar el examen práctico (ya que durante el festival deportivo tenían la oportunidad de ser transferidos al curso de héroes).

Anónimo | BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora