31 Diciembre 2012

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31 Diciembre 2012

Año Nuevo. Para muchos un simple indicio de otro año, para otros el día de una gran fiesta, y para mí el indicio de que se te da otra oportunidad para lograr lo que quieres.

Mis padres siempre intentan que yo vea las cosas de una forma positiva, incluso cuando ahora ellos no están siguiendo su propio consejo, bueno en medio de un casi divorcio cualquiera se pondría de pesimista. Por lo tanto yo decidí evitar el desastre que se haría después y aprovechar que en casa no celebrarían nada, para aceptar la invitación de Kaithlyn Scott, mi mejor amiga, para celebrarlo en su casa.

Después de una larga reflexión frente al espejo, decidí que me veía bien, tomé mi bolso y me dirigí a mi recién adquirido Volkswagen azul, regalo por mis 18, y arranqué a casa de Kat; ya afuera aparqué y fui a llamar a la puerta, por poco no me doy cuenta de que había un auto conocido aparcado a un lado de la casa, esa camioneta roja era inconfundible, lo cual hizo que me pusiera nerviosa, molesta y a decir verdad un poco triste.

Decidí comprobar mis sospechas y le mandé un mensaje a Kat. [Dijiste que no estaría aquí] .

Yo sabía de sobra que ella tenía razón, hubiera evitado cualquier posibilidad de toparme con Adam, son apenas unos cuantos meses de que terminamos y la herida aun esta muy abierta. Tomé una gran bocanada de aire y llamé a la puerta, junté todas mis fuerzas para en vano rogar que fuera Kat la que atendiera.

-Hola Tammy

-Hola Adam ¿Puedo pasar?

Él solo se hizo a un lado y me indicó con la mano que entrara, caminé hasta la sala pero descubrí que allí no había nadie; debió ver la sorpresa en mi cara pues enseguida me dijo que su madre estaba terminando la cena y su padre estaba en el despacho buscando algo, también debió saber que preguntaría por Kat, pues también me dijo que ella aún se estaba arreglando.

Eso era algo que siempre me había gustado de él, lo bien que me conocía. Aunque no habíamos tenido una ruptura trágica, a mí me había afectado mucho; todo se debió dar de esa manera pues yo no podía evitar que asistiera a la Universidad y que ambos acordáramos que tal vez no funcionaría si el se alejaba, pero a veces yo me arrepentía de haber estado de acuerdo.

Decidí sentarme y esperar a que todo estuviera listo. Justo cuando creí que a pesar de todo (Bueno en realidad, sería a pesar de Adam) la noche no sería tan mala, su padre recibió una llamada: debía ir al trabajo. Los señores Scott eran doctores, muy buenos en realidad; había surgido una urgencia y debían ir a atenderla. Se disculparon con nosotros y prometieron volver en cuanto pudieran, y lamentablemente me dejaron a solas con Adam.

Yo rogaba que no quisiera hablarme y vi que comenzaba a mover su labios justo cuando Kat iba bajando, y cuando vio a su hermana, decidió no hablar. Una vez más mi amiga había recurrido a mi salvación sin siquiera saberlo. La cena transcurrió en un muy incómodo silenció que solo se vio interrumpido por algunos intentos de Kat de iniciar una conversación sobre la vida de Adam, pero esos intentos se arruinaban cada vez que él intentaba preguntarme sobre mí.

No tenía mucho que contar así que contestaba su pregunta y el silencio incómodo regresaba. Sus padres llegaron justo antes de la cuenta regresiva de año nuevo, vi como se divertían en familia y extrañé cuando la mía era así. Comencé a sentirme deprimida así que deje que celebrarán un poco más y luego les dije que debía irme. Intentaron convencerme de quedarme pero yo no podía, necesitaba desahogarme y no quería arruinarles el momento con mis lágrimas.

Salí y me dirigí a mi auto, sentí una mano en mi hombro y suspiré.

-¿Qué quieres Adam?

-Tammy,¿Estás bien?

Voltee a verlo.

-¿Porqué piensas que no habría de estarlo?

Tomo mi rostro y lo movió para que lo viera a los ojos.

-Tamara Allison Collins. Puede que hayamos roto, pero te sigo conociendo como la palma de mi mano.

Pude ver un poco de aflicción en su mirada al mencionar nuestra ruptura, y no podía evitar admitir en mi interior que tenía razón, me conoce demasiado como para poder ocultárselo.

-Tammy, ¿Quieres hablar?

-No... No puedo

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. El me acercó a su cuerpo y me dio un abrazo, quería resistirme pero realmente necesitaba desahogarme. Me deje llevar y comencé a llorar más fuerte. Cuando por fin me tranquilice me tomo de la mano y me dirigió a mi auto.

-Dame las llaves, no puedes manejar así. O al menos no deberías.

-Adam, no hace falta que hagas esto.

-Lo hago con mucho gusto.

Tomó las llaves del bolsillo de mi abrigo, me abrió la puerta y se puso frente al volante. Me llevo a casa, yo estaba realmente cansada y me había quedado dormida en el camino. Me abrió la puerta y me sacudió levemente.

- Tammy despierta, ya llegamos.

Salí del auto y comencé a caminar aunque no estaba en pleno uso de mis facultades, ósea, estaba más dormida que despierta. Él me acompañó hasta el porche y se paró en la entrada conmigo.

-Gracias, pero no se cómo llegaras a casa.

-No hay de que preciosa, y no te preocupes que caminaré. Hace una linda noche así que no me molesta en absoluto.

Me sonrojé cuando me llamó preciosa, pues eso solía hacerlo antes de que fuéramos novios, fue su manera de coquetearme. Y no pude evitar sonrojarme más cuando tomó mi rostro entre sus manos y posó sus labios en los míos. Fue un beso largo y dulce, me hizo recordar la noche en la que nos dimos nuestro primer beso, finalmente soltó mi rostro y me abrazo.

-Te extrañé tanto, Tammy.

Me susurró al oído y después comenzó a caminar, cuando estaba a punto de salir del jardín se volteó y me miró.

-Buenas noches, preciosa, descansa.

Y se fue. Entré a casa, ignoré que mis padres discutían en la cocina y fui directo a mi habitación. Me dormí en menos de 5 minutos, llorar me había dejado realmente agotada.

Diario de mi Alocada VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora