23 Enero 2013

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No podía dormir. Estaba agobiada, ¡Mattie mi hijo!... Por Dios, no sé como podré ver a Samuel a la cara sin horrorizarme por la idea; no porque no quisiera a Mattie, incluso a veces yo bromeaba con parecer su madre, pero que alguien llegara a pensarlo de verdad ¡La simple idea me aterraba! En fin, tras pasar toda la noche dándole vueltas al asunto en mi mente, finalmente logré calmarme.

La mañana llegó y con ello mi deber de levantarme. Escuela y trabajo, Skylands era agradable, pero en el colegio siempre he aborrecido los miércoles ¿Por qué? Una simple y sencilla razón. 2 HORAS SEGUIDAS DE GIMNASIA (Educación Física o Deportes, poniéndole el nombre que sea, esa clase es una abominación), no es que sea anti-deportista o apeste jugando, solo que la maestra que la imparte se ha ganado el odio de todas y cada una de las personas del colegio, sin excepción; salvo su esposo, el maestro de Historia, aunque muchos comezábamos a dudar de que no se haya unido al odio del resto.

El caso es, que después de llevar a Mattie a su escuela y llegar desganada a los vestidores de la mía, salí al gimnasio. El suplicio no tardaba en comenzar, y aumentaba tomando en cuenta que Kat no estaría, seguía con gripe. Algunas chicas habían comenzado a jugar voleyball para esperar a la profesora, pero un gritito no para nada agudo rompió mi concentración en mis divagaciones.

-¡TAMARA CUIDADO!

Y ese fue justo el momento en el que giré mi cabeza para ver que sucedía, fue como si pasara en cámara lenta, la pelota iba directo hacia mi rostro con fuerza suficiente para quebrarme la nariz, de una u otra forma me las arreglé para esquivarla justo a tiempo, pero la profesora no corrió con suerte pues justo cuando iba entrando, la pelota impactó de lleno en su cara y no me equivoqué en cuanto a la fuerza, pues su nariz comenzó a sangrar.

A pesar de no ser mi profesora preferida no podía dejarla así, corrí a ayudarla y la llevé a enfermería. Me dijeron que tardarían así que era mejor regresar al gimnasio y avisar que tendríamos el resto de la clase libre, no lo voy a negar fue una especie de alivio pero no soy cruel como para alegrarme por la nariz rota de la maestra.

Le avisé a mis compañeros y unos cuantos (Triste ver que eran mayoría) se alegraron y gritaron de euforia, claro que esto nos libraría de la clase por unas cuantas semanas, pero aún así muchos no nos sentíamos cómodos celebrando el accidente. En fin, nos dirigimos a los vestidores y salimos de clase, hora libre.

Sin Kat, estaba todo tranquilo y decidí ir a probar suerte en la cafetería, a lo mejor y conseguía un café sin ser hora del almuerzo. Pero ¡oh sorpresa!, me encontré una escena de una pareja peleando, realmente era un poco aterrador la manera en la que discutían, fuera cual fuera la razón, el chico las llevaba de perder, su novia o exnovia a juzgar por la discusión, se fue y salió por otra puerta sin reparar en mi existencia.

Él se quedó llorando, yo no estaba convencida de si ir a consolarlo o retirarme (¡Maldita sea! porque siempre soy tan inoportuna)... Cuando estaba a punto de hacer una silenciosa y discreta retirada, me estampé contra una silla haciendo todo el ruido posible, y entonces él notó que no estaba solo, bueno digo, si no lo notaba después de mi gran lucha contra la silla habría sido preocupante.

- Estooo... Hola - Puse una pequeña sonrisa que dejaba ver mi incomodidad.

-Ho....ho...hola. ¿Viste lo que...? - Lo interrumpí.

- Si, no todo, pero suficiente. Lo lamento.

- Si, yo también lo lamento. ¿Eres Tamara no?

- Esto... Sí, soy yo. ¿Te conozco?

- No, pero un amigo es tu compañero de Biología y me ha parecido que te ha mencionado unas cuantas veces. Solo comprobaba.

-Ahh, claro. ¿Es Toby?

Diario de mi Alocada VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora