24 Enero 2013

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Desperté. Parecía que todo predecía sería un Jueves normal. Me duché, me arreglé, llevé a Mattie al colegio y después me dirigí al mío. Sonreí al ver a Shane en el aparcamiento esperando junto a su auto. Nos saludamos y el comenzó a platicarme lo genial que le había parecido el Skylands; y yo (obviamente fascinada) le hacía segunda con lo que decía. Mi día se llenaba de risas y más aún cuando vi una familiar pelirroja esperando en nuestros casilleros.

Corrí con toda la emoción que pude a abrazarla, y ella a mí. Parecía que no nos veíamos en años, pero eso es común en nosotras. Casual, cuando vas por el pasillo y ves a 2 chicas corriendo a abrazarse como si fuera el fin del mundo, tranquilo; son Tammy Collins y Kat Scott, siempre se saludan así. (Triste... un poco, pero ya casi todo el colegio lo ve de esa forma).

Al terminar nuestro asfixiante abrazo de oso, ella volteó a ver en dirección a Shane.

-Kat, él es Shane Austin. Shane, ella es Kathlyn Scoott. Ambos pueden considerarse mis mejores amigos, sean felices porque los dos pasarán mucho tiempo conmigo.

Se saludaron, y supongo que se llevarían bien. Al fin y al cabo, todos somos muy parecidos.

-¿Qué te sucede? Falto 2 días y ya te buscas un nuevo mejor amigo...

Todos reímos, y esa fue como una discreta forma de decirme que le agradaba. Fuimos a clase y me di cuenta de que era impresionante que no coincidiéramos con Shane antes, compartíamos muchas clases y al platicar era tan parecido a las bromas entre nosotras; pero bueno, por algo suceden las cosas. El almuerzo fue lo mejor, nos pusimos a contarnos sobre nosotros para integrar cada vez más a Shane, y ambos dijeron que me acompañarían hoy al trabajo.

Después de la jornada de clases, camino a Skylands, recibí un llamado de mi padre. Mi mamá tendría hoy un chequeo por lo que él no podría estar en el hospital, así que quería pasar un día a solas con Mattie. Me parecía genial, al fin todas las piezas encajaban para ir solucionando los problemas de mi familia.

Llegamos a Skylands, Kat y Shane fueron a sentarse en la misma mesa que él tomó ayer, fui por mi uniforme e inicié con la limpieza, Ally no tardó en aparecer junto a Johnny, quejándose de que al parecer, él casi la arrolla con su bicicleta. Se pusieron sus uniformes, y empezaron a limpiar también; Johnny dijo que abriéramos, pues Kyle llegaría un poco más tarde y le pidió ese favor. Abrimos, las mesas se llenaron, todo bien, atendí a mis amigos y recibí a bastantes clientes. Samuel no llegaba, eso me puso nerviosa (nerviosa, ¡Que rayos!, casi ni conozco al chico).

En efecto, Kyle llegó aproximadamente hora y media después de la apertura, Samuel llegó con él y (aunque odie admitirlo) me relajó verlo en su mesa habitual, pedí un Americano Doble y lo llevé a su mesa.

- ¡Hola! Aquí está tu café.

-Jajajaja ¿Mi café? Aún no ordeno nada...

- Jaja Lo sé, pero te apuesto a que ibas a pedir esto.

- Jajaja Touché, soy muy predecible.

- Jajaja no creo, al fin y al cabo, no me esperaba que me acompañaras a casa. - Yo misma me sonrojé por mi comentario, y él no se quedó atrás. Hice lo único que se me ocurría para manejar la incomodidad del momento. - Bueno debo irme a trabajar...

Él tomo mi mano mientras me retiraba.

- Espera. Tammy... ¿Te molesta si te acompaño todos los días?

Mi cara no podía ponerse más roja y él seguro se dio cuenta. Sonrió.

- Digo, si no te molesta.

- Estoo... yo. No... Digo, no me molesta. Si tu quieres... Bueno, ya me entiendes.

- Jajaja Si. Entonces, no te vayas sin mí. Te acompaño.

Salí casi corriendo de allí, muerta de pena y de emoción... Cielos ¿Qué me sucede? Seguí atendiendo y tratando de distraerme. Él sonreía cada vez que notaba que me acercaba a su mesa, y yo me sonrojaba al verlo. Cada vez más ansiosa de terminar la jornada, mis amigos decidieron irse temprano, tal vez habían escuchado parte de la conversación. Finalmente, cerramos. Johnny y Ally se fueron cada quien por su cuenta, así que solo quedaban Kyle y Samuel, aparte de mí.

-Hey Samuel, ¿nos vamos?

-De hecho, planeaba acompañar a Tammy.

- Ah, ¿cambias a tu hermano mayor por una linda chica? - Obviamente, me sonrojé al escuchar linda.

- Jajaja, sí, porque esa linda chica es mejor compañía. - Escucharlo de él, definitivamente no ayuda.

- Jajaja, buen punto. Además planeaba pasar por unas cosas para el café y tal vez me tarde mucho. Así que, creo que eso es mejor. Tammy, cualquier cosa que haga este chico, me avisas.

- Adiós Kyle. Y no va a avisarte nada, solo la acompaño a casa.

-Jajaja, eso dices. Adiós Tammy.

-Adiós.

Comenzamos a caminar y él se detuvo en una banca del parque, la misma de hace unos días.

-Aún es temprano ¿Quieres sentarte?

No tengo idea de cómo logra ponerme tan nerviosa. Aún así, me senté procurando una distancia intermedia.

- Tammy, lamento el malentendido de antes.

- Jaja Samuel, ya déjalo ir. Todo se aclaró y la verdad me da pena recordarlo.

-Sí, admito que a mí también me da pena recordarlo. Dios, fui realmente un tonto.

-Jajaja no, no eres un tonto.

Nuestras miradas se cruzaron y sentí como si el parque estuviera desapareciendo, esos ojos azules tan profundos, no podía pensar en nada más. Una ráfaga de viento levantó unas cuantas hojas, que pasaron en medio y rompieron nuestro contacto visual. Por un momento sentí que íbamos a besarnos.

Él intentó continuar hablando, así que iniciamos una ligera charla. Fui conociéndolo mejor, por ejemplo, descubrí que le gusta la música y los libros, también hace deporte, es miembro del equipo de americano de su colegio, su color favorito es el azul y adora los postres. Reanudamos nuestra caminata y seguimos hablando. Familia, amigos, colegio, él se abrió conmigo y yo con él, nos estábamos conociendo. 

Al llegar a casa vi el auto de mi padre, la luz del cuarto de películas estaba encendida, seguramente estaba allí con Mattie. Samuel me acompañó hasta el porche.

-Gracias por acompañarme.

- De nada, espero poder hacerlo mañana también. Me la paso muy bien contigo, Tammy.

- Yo también, Samuel.

Él tomo un mechón de mi cabello y lo acomodó atrás de mi oreja. Luego se acercó y me  susurró al oído... Llámame Sam. Luego me dio un beso en la mejilla y se fue, cuando logré salir de mi shock, entre a la casa, y mi shock no hizo más que aumentar.

- ¡Mamá!

Diario de mi Alocada VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora