A Través del Pasillo

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      "1"

Marcus despertó en la mitad de la noche, no estaba consiente de la hora exacta, pero sabía que era tarde por el frío que se apoderó de él al quitarse las cobijas de encima. Se incorporó como pudo, sentándose en un extremo de la cama y extendiendo la mano derecha para alcanzar un pequeño interruptor, el cual provocó que un foco colocado sobre su cabeza iluminara toda la habitación. Mientras sus pupilas se acostumbraban al repentino cambio de luz, le pareció ver una silueta reflejada en la pared más grande del cuarto, en aquella pared donde colgaba esa vieja pintura que le había obsequiado su madre cuando se mudó. Rápidamente cerró los ojos, y unos segundos después, cuando se armó de valor para abrirlos de nuevo, se encontró con solo una pared y esa pintura en el centro de la misma, de inmediato se sintió como un tonto y un paranoico.

Sintió resequedad en la garganta, salió del cuarto con dirección a la cocina dispuesto a tomar un vaso de agua. Recorrió el largo pasillo hasta ella, y cuando estaba a unos cuantos pasos de llegar, la luz de la habitación a sus espaldas se apagó, sumergiéndolo así en una oscuridad total. No le dio mayor importancia al asunto y un poco desconcertado logró llegar a tientas hasta la cocina. Encendió la luz solo para apagarla después de tomar toda el agua en aquel vaso, entonces, regresó hasta su habitación, aún no se había acostado cuando se percató de un golpeteo que se escuchaba en el pasillo seguido de objetos cayendo al suelo.

Marcus estaba seguro que sería el odioso gato del vecino que se había vuelto a meter por la ventana del comedor causando estragos por todo el departamento. Intentó ignorar los ruidos y conciliar el sueño, pero cuando estaba a punto de lograrlo, un estrepitoso sonido proveniente de la cocina lo alertó, a regañadientes salió de nuevo de la habitación con la intención de matar a ese estúpido gato. Cuando llego a la cocina, vio cerca de 5 copas hechas añicos. Molesto, buscó al gato con la mirada, pero tras una rápida, aunque minuciosa búsqueda, se percató de que no estaba en ninguna parte, y la ventana de su comedor estaba completamente cerrada.

Después de levantar los cristales rotos, se dio media vuelta en dirección a su cuarto, pero al alzar la vista, vio algo al final del pasillo, era una silueta de un hombre más o menos de su estatura y de una anchura muy parecida, aunque no podía ver nada mas que el contorno que definía el cuerpo parado a escasos metros de él, supo que algo andaba mal y no solo era el hecho de que alguien hubiera irrumpido en su casa en la madrugada sin que el lo notara, no, había algo más, algo que no lograba descifrar aún.

Aquella silueta se fue acercando con un paso lento pero constante – ¡alto ahí! ¿Quién es usted y que hace en mi casa? – gritó Marcus, pero el hombre lo ignoró y continuó acerándose. No fue hasta que estaba parado a unos 3 metros de distancia que la luz de la cocina dejó su rostro al descubierto, en ese momento Marcus pegó un grito: aquel hombre era idéntico a él, tenía los mismos rasgos faciales, el mismo color de pelo e incluso vestía con el mismo pijama que el. Era perturbadoramente idéntico, excepto por un pequeño detalle, aquel hombre no tenia pupilas. Marcus comenzó a asustarse y a caminar hacia atrás, la copia de él mismo solo lo veía desde la oscuridad, aunque no tenia pupilas, él sabia que era así y de pronto, aquel aterrador hombre se abalanzó sobre él, tirándolo y provocando que Marcus se golpeara la cabeza contra el piso, casi inmediatamente sintió como la sangre escurría por la parte trasera de su cráneo, poco a poco se le fue nublando la vista, hasta que solo veía manchas negras y sin más, quedó inconsciente.

                                                 "2"

Cuando abrió los ojos, y su sentido de la vista comenzó a hacer su función aclarando todo lo que pasaba a su alrededor, lo único que vio eran puntos luminosos moverse sobre el. Eran focos de luz en el techo. Estaba confundido y aturdido por el golpe en la cabeza, no entendía nada. Segundos después, se percató de una presión gélida en torno a su tobillo izquierdo, como de una pinza que no lo soltaba, seguido de una sensación de fricción en toda la espalda, entonces movió su cabeza hacia enfrente, haciendo que su barbilla tocara su pecho, fue entonces cuando Marcus se dio cuenta de lo que estaba pasando.

Frente a el se vio a si mismo, de espaldas, tomándole de la pierna izquierda con la mano y arrastrándolo sin ninguna dificultad, como si los 70 kg de su peso corporal no fueran nada.

Gritó con todas sus fuerzas, pero ningún sonido salió de su boca, en vez de eso, sintió un dolor punzante en los labios anulando cualquier posibilidad de sonido. Jadeo un poco, como reflejo se llevo las manos a la boca y con las yemas de los dedos sintió varias puntadas de un delgado hilo uniéndole ambos labios.

Entró en pánico y comenzó a escanear todo a su alrededor, volteando rápidamente en tantas direcciones como le era posible, tratando de averiguar donde estaba, buscando algo para defenderse o esperando encontrar una salida, fue entonces cuando la vio, una puerta al fondo del largo pasillo, a unos 20 metros de distancia en dirección opuesta a donde estaba siendo arrastrado.

Con la pierna que tenia libre pateó con todas sus fuerzas a aquel hombre que lo arrastraba por el frio suelo y tras varias patadas consiguió soltarse. Se puso de pie tan rápido como pudo, dispuesto a correr hacia la puerta, pero antes de que pudiera dar siquiera un paso su copia lo tomo de un brazo, lo giro de nuevo hacia el y cuando lo tenia cara a cara lo tomo del cuello con ambas manos, estrangulándolo y alzándolo con una fuerza sobrehumana provocando que los pies de Marcus se elevaran unos centímetros del suelo. Justo cuando sentía que se estaba desmayando, su copia lo dejo caer al piso. Marcus comenzó a toser y a respirar de una manera desesperada.

Cuando recuperó la respiración se levanto un poco, apoyando sus cuatro extremidades en el suelo volteó hacia arriba y dirigió una mirada de entre suplica y miedo a esas pequeñas esferas completamente blancas que su replica tenía como ojos, este solo le dedico una sonrisa burlona pero tétrica, después, se agachó y tomo a Marcus por el pelo y lo jalo con todas sus fuerzas arrastrándolo hasta el final del pasillo.

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Todo estaba obscuro, Marcus no podía ver nada.

Trató de moverse, pero casi al instante se percató de que tenía pies y manos amarrados con cinta, su boca seguía cosida, tenia los ojos vendados y mucho frío, aquel lugar era helado.

Una sensación de impotencia y desesperación se apoderaron de el. Sin la opción de ver nada o de moverse comenzó a agitarse, su respiración era cada vez mas rápida y los latidos de su corazón se aceleraron. De pronto, sintió una mano que le tocaba el hombro, seguido de una áspera voz, igual a la suya que le decía - Tranquilo, esto acabara pronto – Sin más, con un movimiento rápido, su copia le retiró la venda de los ojos.

Ahí estaba ese hombre, frente a el, acercándole unas tijeras a la boca para cortar el hilo que aún le unía ambos labios, una vez que lo cortó tiró de un extremo, y el hilo comenzó a salir por cada uno de los pequeños orificios que Marcus tenía en la piel.
Sentía un dolor agudo cada que aquel hilo deshacía una puntada.

Cuando ambos labios por fin se separaron, entre sollozos, Marcus le gritó a su copia - ¿Quién eres? Por favor déjame ir, hare lo que quieras, lo que tu me pidas.
Una voz le respondió - No quiero que hagas nada. Como podrás ver soy idéntico a ti, y no solo físicamente, también poseo tus cualidades y tengo tus recuerdos, lo único que me falta son unos ojos que me hagan ver normal cuando la gente me mire, bueno, cuando la gente te mire a ti.
- ¿A mi? Dijo Marcus sin pensarlo
- Si, a ti. Yo soy tú, o por lo menos lo seré una vez que te saque esos ojos que tienes, así la gente no notara la diferencia, tu quedaras en el olvido y yo podré vivir mi vida, tu vida.

Marcus estaba ahí, en el piso, recostado sin poder moverse. Su copia se acerco hasta que estuvo sobre el, poniéndole una de las rodillas sobre el pecho y dejando la otra en el suelo, esbozo una sonrisa mientras abría la palma de su mano derecha dejando ver un bisturí y unas pequeñas pinzas de metal.

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Era lunes por la mañana y Marcus se presentó a trabajar como de costumbre, ahí estaba, en su escritorio, excepto por un detalle, aquel hombre no era Marcus.

Noches de terrorWhere stories live. Discover now