Ay, me cago en todo

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Mi hermana me tiró de la cama al mismo tiempo que el Marce le tiraba un cubo de agua a Ben, recibiendo un insulto de parte del enano, al que le tiré lo primero que encontré, dándole de lleno en la cara con un libro de Dan Brown, levantándome de un salto mientras gritaba desesperada por mi precioso.

Todos me quedaron mirando raro hasta que empujé al diablo al enano, levantando mi libro y acunándolo en mi pecho plano como una tabla, escuchando a mis hermanos destronándose de la risa y Ben estaba callado como un muerto… Mierda, es cierto que él SÍ está muerto… Bueno, no es mi puta culpa.

Bajamos a desayunar y noté que ni papá ni mamá estaban, por lo que le pregunté al Marce por ellos, recibiendo como única respuesta una mirada algo… ¿Triste? Un poco confundida me senté al lado de la silla de papá, que era mi lugar favorito pues siempre me sentía a salvo con él, y con cualquiera de sus personalidades.

Los tres se sentaron, con los mellizos que tenía como hermanos tenían la mirada seria y Ben estaba igual de confundido que yo, y ambos mirábamos al par delante mío, y después de que hablaran, desee nunca haberles preguntado por ellos al haberme enterado de su paradero, en especial el de papá—. Papá… No, Simón, dejó grave a mamá.

— ¿Q-qué? ¿Y papá?

—Está en la comisaria, bajo vigilancia.

— ¡Y una mierda! Sé que me ocultan algo, díganlo—exigí mirándolos con las lágrimas de rabia nublando mi vista.

—Bueno, Lucy, es probable que… Que mamá no sobreviva—entré en shock, si mamá no sobrevivía mi papá entraría a prisión, justo cuando su vida empezaba a ser normal…

—Quiero ver a mamá y a papá.

—No—Respondió cortante la Vale antes de levantarse, haciéndome sentir impotente al saber que no podría ver a ninguno de los dos que me trajeron al mundo, pues aunque odiara admitirlo, Simón fue la personalidad de papá que me trajo al mundo, y fue el que estuvo nueve meses cuidando que nadie lastimara a mamá, y pobre del que lo hiciera.

Subí a mi pieza y me dejé caer de lleno sobre mi cama, quedando con mi estómago contra el colchón, odiando y queriendo tanto a esa personalidad demente de papá, quien me cuidó en mi infancia y me enseñó a defenderme, ayudándome cuando no podía expresarme bien, mostrándome que todos podíamos desahogarnos de forma diferente.

Cerré los ojos y recordé los momentos de mi infancia con él, tan alegres y raros a la vez; como la vez que un niño me tiró a una acequia y él, después de sacarme y comprarme un helado, fue dónde su papá y le rompió la nariz, diciéndole que no me volvieran a molestar si no querían que lo próximo que se rompiera fueran sus costillas, perforando sus pulmones.

Flash Back.

Mamá había peinado mi negro cabello en una trenza al costado, terminándola con un lazo, para después arreglar un poco mi blusa y mi short, antes de dejarme salir con papá, pidiéndonos que intentáramos evitar problemas, a lo que afirmamos mientras él me levantaba en brazos y me llevaba a caballito sobre sus hombros.

Salimos a la calle y papá sacó mis zapatillas de su mochila, a lo que sonreí feliz y me saqué las hawaianas, colocándome las Converse verdes que me habían comprado poco antes de ir a ese viaje al campo, sonriéndole a papá le entregué mis hawaianas, las que guardó en su mochila mientras tomaba mi mano para ir a recoger moras.

Llegamos frente a la acequia que protegía el terreno de moras de mis abuelos por parte de mi papá, quienes nos recibieron con un abrazo rápido, dejando pasar primero a mi papá, y cuando estaba cruzando el delgado puente, un niño pasó corriendo a mi lado, tirándome de lleno a la acequia, manchándome entera, y empecé a llorar pues también me había hecho un corte en la rodilla con el borde del puente.

¿Yo y Ben? Mierda (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora