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Hacer una fiesta mientras tus padres no están es uno de los eventos más comunes dentro de las películas adolescentes. Y en "Amor patas arriba" se lo tomaron muy en serio: los universitarios perdieron la cuenta de cuantas escenas de ese tipo aparecieron en la cinta para rellenar la duración de dos horas.

     Cuando llegaron a la dirección que Caleb envió a Félix por mensaje, este tocó el timbre.

      La música que provenía del interior de la casa se oía más lejana de lo normal, tampoco retumbaba en las paredes. El ritmo de las canciones era genérico y repetitivo, pero no tardaron más de un par de segundos en mover los pies o la cabeza. Reconocieron el sonido de los sintetizadores, un par de guitarras y un piano.

      —¿Te acuerdas en qué fiesta se conocieron los protagonistas? ¿O quien la organizó? —preguntó Jade.

     —¿Una chica popular? No sé, no presté atención a esa parte —admitió Félix.

      —Creo que fuimos por más cerveza y no pausamos la película. No nos perderíamos de nada.

      —¡Hola chicos! —El rubio por fin abrió la puerta por completó y guiñó un ojo a verlas— Pasen.

       Jade y Félix se limitaron a sonreír, intercambiando una mirada entre ellos. El deportista se dio la vuelta y los condujo por una sala muy elegante en tonos grises hasta una construcción de ladrillos en medio del jardín. A medida que se acercaron divisaron varios adolescentes bailando o disfrutando de la música.

     —¿Cómo convenciste a tus padres de que te dejaran hacer una fiesta? —preguntó el castaño.

     —No es mi casa. Recuerdas a Jared, ¿no? —respondió sin dejar de caminar—. Esta es su fiesta de cumpleaños. Somos mejores amigos desde niños, así que su conozco la conozco como si viviera aquí.

     —Ah, con qué es su casa... —comentó Jade en tono seco.

     —Sí. Cumplió 18 en las vacaciones.

     —¿Y los festeja ahora?

     —Eh... Su padre dijo que si no repetía de curso otra vez dejaría que hiciera una fiesta cuando él se fuera de viaje con su cita.

      —Y no repitió —dijo Félix.

      —No, pasó con notas decentes.

      Entraron a la construcción. El inmobiliario se veía un poco más viejo en contraste con las paredes en buen estado. Poseía un baño, una pequeña cocina con una isla a modo de barra y un enorme espacio vacío a modo de pista de baile. Los anfitriones colocaron sillones y mesas en un rincón apartado de la fiesta, en una esquina cerca de la pista y el jardín, alrededor de la construcción.

      —Si no conocen a nadie pueden ir afuera. Ustedes no son muy sociables, ¿no? —Caleb se giró hacia ambos—. Voy a traerla algo de beber, hay que festejar que te uniste al equipo.

      —Sí, seguro.

      —Sí porqué no.

      El rubio se alejó más animado. Después de perderlo de vista, los dos universitarios suspiraron de alivio.

     —¿Recuerdas algo sobre la escena de la fiesta?

      Félix se quedó callado unos segundos, pensativo. Otros adolescentes chocaron con él, quejándose de que se moviera, por lo que optaron por salir al jardín y ubicarse en un rincón, lejos de la puerta.

      —Linneth llega a la fiesta con Ruby y terminan en el grupo de Jared y otras idiotas —recordó al fin—. Después...-

      —Se besan por un estúpido juego —Jade apoyó la espalda en la pared. Poseía los ojos un poco cerrados—. Quien escribió esto no sabe cómo ser original.

Rompimos la tramaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora