Un poderoso Magus es traicionado y asesinado, pero no está dispuesto a permitirse morir sin más. Aún sin los recuerdos de su vida pasada, se abrirá camino desde la tierra de los muertos.
Sin nada mejor que hacer ''eso'' se adentró aún más en los túneles de aquella cueva. Aunque fuera lo más sensato para hacer, realmente no estaba buscando la salida, ''eso'' sentía más curiosidad por encontrar el origen de la niebla que se esparcía por todo el lugar que por salir del mismo.
Incluso después de unas cuantas horas de haber estado caminado sin parar, ''eso'' no sentía el más mínimo rastro de fatiga, claro, estaba muerto después de todo ¿No? Es decir... Era un cadáver esquelético, sí, pero aún podía moverse y razonar. Quizá había muerto y estaba en el más allá. Incluso si el lugar en el que estaba no era el más allá, ''eso'' pensó que lo mejor era hacerse a la idea de que estaba muerto, es decir, era un esqueleto... Sí, se podía mover a su propia voluntad, pero seguía siendo un cadáver y no podía hacer mucho sobre eso, así que decidió aceptar que ya ''había pasado a mejor vida'' y empezó centrar sus ideas en otra cosa. La niebla... No sabía qué era ni de donde provenía, aunque de algo estaba seguro, y es que esta niebla no era nada común; había algo extraño sobre ella que le producía una sensación agradable, estar cerca de esta niebla era tranquilizador; quizá era venenosa, pero aún si lo fuese ''eso'' no tenía nada de que preocuparse porque, al ser un mero esqueleto, no poseía ningún órgano que pudiera ser afectado por dicho veneno.
Mientras estaba perdido en sus pensamientos, ''eso'' seguía caminando, y avanzaba sin notar que la niebla se hacía cada vez más densa, no fue hasta que chocó contra otro cadáver que ''eso'' volvió en sí, pues ese pequeño choque le sacudió de sus pensamientos. Al reincorporarse lo primero que pensó fue ¿Cuánto había avanzado? Y es que era normal, según la perspectiva de ''eso'' había pasado en un instante de caminar por túneles donde había una cantidad mínima de niebla a un espacio donde la niebla era tan abundante que apenas y podía ver lo que tenía en frente, aunque pronto dejó de importarle eso.
''Eso'' dejó de preocuparse por cuánto tiempo estuvo caminando, pues había algo que llamaba su atención; un sonido que provenía de algún lugar en el interior de la densa niebla; un sonido diferente de los quejidos de ultratumba emitidos por los cadáveres. sentía como si algo lo estuviese llamando, este sonido era como un canto agradable de escuchar.
''Eso'' se adentró aún más en la niebla, en busca de la fuente de este absorbente sonido, siguió avanzando por unos cuantos metros más hasta dar con un espacio en el cuál la niebla no era tan densa. En este espacio vio algo que incluso para un no-muerto era algo extraño; en dicho lugar había una gran cantidad de cuerpos reunidos, y cada vez llegaban más desde la niebla, quizá atraídos también por aquel sonido embelesador.
De hecho, todos los no-muertos parecían llegar atraídos por aquel sonido, pues no vagaban de un punto a otro si no que estaban quietos al rededor de lo que parecía ser un montículo de huesos, y en la cima de ese montículo estaba lo que parecía ser lo que lo provocaba. Un esqueleto enorme, por lo menos, varias cabezas más alto que cualquiera de los otros esqueletos reunidos, también llevaba una extraña túnica gris y sostenía un extraño ''bastón'' que parecía hecho de los brazos y piernas de otros no-muertos, era realmente algo extraño... Pero lo más extraño de todo es que este no-muerto tenía 2 cráneos sobre su cuello y no solo esto; de la boca de una de las cabezas era de donde surgía aquella tranquilizante melodía, mientras que de la boca de la segunda cabeza, manaba la niebla, como si de una fuente se tratase.
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