Final

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Jimin llegó a su hogar, casi de noche. Hoy su turno había sido menos extenso como de costumbre y agradece que sea así, no aguantaba más las ansias de llegar a su casa y ver a su gran osito para hablar.

Apenas cruzó la puerta, las luces estaban encendidas, sus gatos estaban acostados en el sofá, la salamandra estaba prendida y un Jungkook estaba en la cocina, al menos hasta ese momento, por lo que salió de ahí al oír su llegada.

—Hyung... — Su tono de voz se sintió inseguro.

—Mi pequeño grandulón. — Sus pequeñas y rellenas manos se estiraron para agarra su nuca y acercarlo más a él, más a su labios. Como si pudiera transmitir toda la paz y tranquilidad  para destruir aquella inseguridad que aún rondaba la mente de su Koo. 

Sin perder más tiempo el menor correspondió su beso de la manera menos torpe que podía, pero sin dejar de ser tierno. Solo bastó un poco de valentía para dirigir sus manos a la cintura del policía y enredarse en él, apegándose a su pecho en el camino. Esto era lo correcto, se sentían tan bien juntos, besándose, amandose, en su pequeña burbuja.

—Te amo, Koo.—Juntó sus frentes, sin permitir romper el cálido momento formado  

— Yo te amo a ti Minie. — Deja besitos en su labios, y por qué no, también en su mejillas causando risa en el mayor.

—Ya bebé, me haces cosquillas. —Sonríe separando al fin sus rostros. —Dime, ¿qué estabas cocinando? —Se va hacia la cocina, llevando consigo a Jungkook.

—Espaguetis, n-nada de microondas. 

—Huele delicioso.— Abre la olla encontrándose una apetitosa salsa y en la otra unos fideos, que por la pinta que daban eran hechos por el menor. — Kook, esto se ve increíble.

—Estuve practicando con mamá.—Mientras Jimin se encargaba de mover un poco los fideos para que no se pegaran tanto, le preguntó cómo estaba la señora Jeon, ganándose una simple respuesta: "bien". El mayor intuía que algo todavía esquivaba la tranquilidad de Jungkook, pues en otra ocasión hubiera contado algo más de su progenitora. — Creo que es lo menos que puedo hacer, después del mal rato que te he hecho pasar en la comisaría.

Ahí estaba lo que presentía.

—No quiero negar que sí... que un mal rato estuve. — La cara del castaño se tornó llena de culpabilidad en menos de unos segundos. — Pero no por tu culpa Jungkook. —dirigió sus manos a las mejillas del menor acariciandolas.  —Sino por la preocupación que me generó al verte encerrado entre rejas, nuevamente. Yo siempre estuve seguro que nada malo habías hecho, has cambiado mucho, mucho y me siento orgullo de ti, ¿lo sabes? — Jungkook asintió con la cabeza. — asimismo, me hervía la sangre la manera en la que trató unos de compañero, no me gustó.

—Sí, hyung. Lo noté. — Una risita escapó de su rosada boca. — Me agradó verlo así... Di-digo, haciendo notar el puesto que tiene ahí, sin duda asustó a los demás policías. 

—¿Te gusta un Park Jimin defendiendo lo suyo?

—¿Le pertenezco?

—Yo hice una pregunta primero~. 

—Pues sí, me gusta. 

—Sí, eres mío así como también soy tuyo. —Con un sonrojo hizo punta de pie para llegar al oído del menor. —Totalmente tuyo, Kook. —fueron las últimas palabras para fundirse en los suaves labios del menor. 

🌷

No hubo una tortura más grande que aquella cena, en otra situación hubiera disfrutado más la comida, pues estaba deliciosa. Se le estaba dando muy bien la cocina al menor, pero lo que sucedía ahora es que había quedado un tanto... caliente luego del último beso. Prácticamente Jungkook le estaba bajando los pantalones del trabajo cuando la olla que estaban los fideos los alarmó al estar resbalando un poco el agua al sobrecalentarse. Decidieron parar y preparar la mesa para la cena, fue una distracción, pues el castaño le contó bien la situación en la florería saltando el tema de por qué quería comprar las flores, Jimin le insistió pero se negaba a contarlo, aún tenía vergüenza. 

¿Otra vez tú? ᴷᵒᵒᵏᵐⁱⁿ ᵐⁱⁿⁱᶠⁱᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora