Iguales

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Su autoestima, en esos momentos, era muy baja. Se sentía como el patito feo. Aunque si él fuera un pato sería de plumas azules.

Sacudió la cabeza, a veces se sorprendía de sí mismo y se preguntaba con cierta molestia;

"¿Cómo demonios le hago para bromear en hasta en mis peores momentos?"

El pequeño Kanon desconocía esa respuesta, pero sabía bien que algún día la vida misma le respondería. Pero todavía no, por lo mientras tendría que seguir contemplando el atardecer sentado en los escalones que daban para la tercera casa, Géminis.

Se llevó una mano a la cara y aparto unas cuantas hebras de cabello rebeldes que le entorpecian la vista.

Era octubre, y el viento siempre estaba más juguetón en esas fechas.

"Debí aceptar que Saga me hiciera una coleta" se dijo mentalmente. Saga, a sus cortos 6 años (a unos cuantos meses de volverse 7 años) ya sabía peinarse sólo, aunque sólo fuera en una incipida cola de caballo. Él, por su parte, prefería traerlo suelto.

"No me gusta ser modelado por la sociedad, y jamás permitiré que nadie gobierne mi vida, y mucho menos que me diga como vestirme o peinarme. Yo no nací para seguir la ley." le había dicho una vez al estupefacto Shion, que le miraba con los ojos bien abiertos y con un cepillo para peinar en una mano... Aunque había cambiado su expresión de sorprendido a furioso cuando él había azotado una escoba -que en esos momentos fungía como guitarra- y la partió en dos mientras gritaba a todo pulmón "¡YO SERÉ ESTRELLA DE ROCK AND ROLL!"

Y seguía en esa idea, el algún día sería una gran estrella. Como Freddie Mercury o Bon Jovi. Y formaría su banda de rock... Aunque, ahora con su nueva apariencia ¿podría?

Se llevó su manita a la boca y palpo sus dientes, donde ahora lucia un espantoso hueco. Faltaba un incisivo. El maestro Dohko le había dicho que no se preocupara, que era normal. Que los perdería todos tarde o temprano ya que eran dientes de leche. Kanon no estaba muy convencido con ello.

¿Y si quedaba chimuelo para toda la vida? ¿Su carrera de estrella de rock se vería afectada por su falta de dientes?

El no conocía a ningún cantante chimuelo, con los dientes chuecos si, pero chimuelo no.

Tan meditabundo estaba, que no se percató que alguien se acercaba con lentitud hacia él.

Saga caminaba de puntitas, apenas haciendo ruido. Quería asustar a Kanon, y cuando estuvo a unos escasos pasos de su gemelo, se abalanzó sobre él. El mayor comenzó a hacerle cosquillas a Kanon, el cual por el susto no tuvo tiempo para responder, sólo atinó a retocerse bajo su tacto, soltando risas estridentes que hicieron eco en Géminis. Poco después las risas de Saga le acompañaron.

Después de un rato, ambos yacían acostados en el piso, uno al lado del otro respirando con dificultad por la falta de aire por tanto reír, contemplando el cielo que poco a poco perdía esos tonos naranjas para pasar a los azules oscuros. Las estrellas poco a poquito iban iluminandose.

—Todo en este mundo es tan hermoso. —dijo Kanon, haciendo que Saga parpadeara varias veces un poco extrañado por el tono de voz en su gemelo —En cambio yo... —Saga volteo por completo, mirándole detenidamente con atención. Kanon, sin embargo, siguió con la vista perdida en el cielo —Yo soy feo.

—¿Feo? —Saga ladeo el rostro —Tu no eres feo, Kanon.

—Si lo soy. —los ojos de Kanon poco a poco se humedecieron —En cambio tú, tu estas guapo. —el mayor alzó ambas cejas.

—Kanon, tu y yo somos gemelos. —lo dijo como si no fuera algo obvio —Y por ende, los dos estamos guapos...

—No, ¿Acaso no lo ves? —cuestiono —Tu eres perfecto, tu pelo es perfecto, tu peso es perfecto y hasta tus dientes son perfectos. Tu vas a conseguir lo que te propongas, tendrás mil novias y yo no.

Cortos De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora