"Será divertido" había dicho Aioros con una pequeña sonrisa curvando sus labios.
"Será una experiencia nueva" había alegado Shura, con típico gesto serio, como si hubiera chupado limón.
"Anda, así veremos más cosas aquí en México" Milo le había mirado con cara de cachorro apaleado.
"Ya, no seas mamon y súbete" y eso lo había dicho con amor y cariño su gemelo, Kanon. Que sin esperar una respuesta de parte suya -Que desde luego era un; "No, ni madres"- lo empujó a la puerta del destartalado camión.
Y desde luego, como siempre, no se había equivocado. Eso era una mala idea.
El viaje en ese micro estaba siendo todo un caos. Los olores desagradables a sudor y humo que se filtraban por sus fosas nasales y los nada sutiles agarrones de nalga que le dieron unas osadas pasajeras (y pasajeros también) le habían cabreado bastante y también las risas de sus compañeros; Milo, Shura, Aioros y Kanon, que no hacían más que reírse a costa suya pues fue el único que no alcanzó lugar, no hacían más que enfurecerlo más.
Pero eran simples civiles, no podía mandarlos a Otra Dimensión, mucho menos matarlos. Él, Saga de Géminis, debía protegerlos de todo mal, incluso hasta de sí mismo. Aunque a esos idiotas que tenía por amigos y hermanos si podía darles un par de golpecitos por sus estúpidas risas.
Después de unos quince minutos soportando todo aquel infierno, consiguió un asiento hasta la parte de atrás, se situó junto a la ventana y rogó a todos los Dioses que su viaje terminará pronto, pero algo le decía que eso estaba por alargarse más, al ver a Milo sonreír como un chiquillo con juguete nuevo al observar las calles del D.F. Ahora no sólo Kanon era un loco enamorado de México.
Pasó una hora y el carro estaba vacío pero los Santos todavía no se bajaban.
¿La razón?
Milo se había hecho amigo del chófer y mientras platicaban el griego la hizo de cacharpo. Platicaban y reían a carcajada suelta con el hombre de tez morena. De vez en cuando Shura tenía que hacerla de traductor pues los chicos no conocían muchas palabras. De vez en cuando Kanon ayudaba también, él había pasado mucho tiempo estudiando el idioma.
El hombre había quedado encantado con los chicos, que había prometido llevarles a comer tacos y de paso a un bar, el señor estaba dispuesto a enseñarles lo mejor de México.
—Pa' llegar a los tacos faltaría una media hora, mi estimado Goku. —dijo, sonriéndole a Milo. El mote se lo había ganado por su indomable cabello.
—Yo digo que no hay problema... ¿Ustedes que opinan? —preguntó a los demás.
—¿No sería más sencillo que Saga nos lleve a ese sitio con la Otra Dimensión? —cuestionó Aioros en griego.
—¿Y quedar expuestos ante él? —refutó Milo hablándole en el mismo idioma —Él es humano, no sabe sobre las cosas que nosotros hacemos... Además, venimos a explorar ¡No tenemos nada que perder!
Aioros sólo suspiro divertido. A veces Milo era tan... Gracioso.
—Bien.
—¿Shura? ¿Kanon? —el primero asintió no muy convencido y el segundo solo se encogió de hombros —¡Bien! Está decidido, ¡vamos a los tacos! —dijo orgulloso mientras palmeaba con entusiasmo el hombro del chófer. —Ahora, póngase unas buenas rolas mi querido José.
—Ahora vas a ver m'hijo... Te voy a poner unos cumbiones bien locos.
La música comenzó a sonar (La guaracha sabrosona, o algo así) y las luces de un tono azul dentro del micro comenzaron a prenderse y apagarse.
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Cortos De Amor
FanfictionEs inevitable no enamorarme cada día más de él. SagaxKanon Leve AiorosxSaga Drabbles/viñetas. Ningúna conexión entre los capítulos, puede haber saltos temporales.