Labios

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Lo observaba sin ningún disimulo, con descaro se podría decir.
Le miraba sin importarle que su Diosa y compañeros estuvieran presentes, sin importarle la poca gracia y educación que su hermano, Kanon, tenía al comer.

Observó como devoraba las delicias que tenía frente a él, pues sabía que al menor le encantaban los manjares dulces.

Una pequeña sonrisa curvo sus labios al observar a su hermano totalmente batido de la boca, mejillas y mentón.

De tanto en tanto se chupaba los dedos cual niño pequeño, haciendo sonidos poco elegantes para un adulto de veintinueve años.

–Por Athena, Kanon, muestra decencia a la hora de comer. –la voz de Afrodita le hizo voltear solo un instante para luego volver su atención a Kanon, que lo único que hizo fue levantar el dedo medio en dirección del Sueco –Saga, dile algo al marrano de tu hermano. –pidió el de cabellos celestes.

Saga no respondió, siguió observando con detenimiento a su igual.

La lengua del menor surgía traviesa a lamerse los labios con un toque sensual, coqueto.

Saga solamente le observó guardándose un suspiro en parte de resignación y otra cosa... Era un caso perdido decirle a su hermano como debía de comer.

–¡Saga, dile algo! –esta vez fue Milo, que en realidad no lo decía en serio, solo quería verles pelear como acostumbraban.

Saga solo dijo unas simples palabras que nacieron en un latido de corazón, no se detuvo a pensar y analizarlas como tenía costumbre.

–Kanon, tienes unos bonitos labios.

El silencio se hizo en cuestión de un segundo, la sorpresa tiño cada rostro de los presentes y Kanon no pudo hacer nada para evitar el terrible sonrojo que iluminó sus mejillas.

Y Saga solo suspiro enamorado.

Si creía que Kanon era lindo siendo sarcástico, irónico y pervertido... Sonrojado lo era aún más.

Cortos De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora