13. Graduación.

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Las flores de cerezo caían, grupos de adolescentes llorando, abrazándose y despidiéndose, una escena digna de admirar.

La graduación de los Miya y Narumi había acabado. Su último año se había desvanecido en un parpadeo, no más voleibol de preparatoria, no más entrenamientos con sus amigos.

Narumi se encontraba rodeada de su familia, tomándose fotos y bromeando. Atsumu la miraba de lejos, apretó el tubo negro que traía entre sus manos y suspiro. Lentamente se acercó hasta ella y tocó su hombro.

—¿Si?–volteó y su sonrisa desapareció.—Atsumu... fe-felicidades, nos graduamos.–una sonrisa tierna se formó en sus labios dejando ver sus blancos dientes.

—¿Podemos hablar?–preguntó. Narumi asintió.

La tomó de la muñeca y la guió hasta aquel árbol de cerezo, en el cual comían todos los días a la hora del almuerzo. El lugar estaba solitario. Tranquilo y nostálgico.

—¿Que pasa? ¿Por qué aquí?–preguntó mirando a todos lados.

Aunque suene dramático, el viento sopló demasiado fuerte; las hojas de cerezo parecía que caían en cámara lenta y los rayos de sol iluminaron la bella cara de Narumi. Y de un pequeño silbido... lo dijo.

—Te amo.–confesó el rubio. Con los ojos llenos de sinceridad y su cara seria, lo dijo. Y lo recalco.—Te amo desde el día en el que Osamu no vino por comer algo caducado. Te amo desde el día en el inventamos nuestro lenguaje de señas, te amo desde el día en el que te confesaste de broma, te amo desde el día en el que no pude decir que te ama porque tenía miedo de amarte. Te amo como un puto loco Narumi.

La chica estaba en shock, su boca estaba un poco abierta y el viendo movía su negro y hermoso cabello. Hoy era un día perfecto para amar.

Sus labios temblaron, jamás había visto a Atsumu tan serio, jamás lo había escuchando tan sincero.

—Por favor... Narumi... ámame, por favor.–los labios de Atsumu temblaron y una pequeña lagrima salió de su ojo izquierdo.

—Atsumu...–lo miró.—Yo siempre te he amado.

¿Escuchan eso? Son los pájaros cantando. Es la señal de que algo bueno viene.

Atsumu la miró con lágrimas en los ojos, acercó su mano hacia su mejilla y sonrió.

—Quédate conmigo Narumi, para siempre, no me dejes. Te lo suplico.–un nudo en su garganta apareció.

—Yo... me iré, ¿lo sabes no?–pregunto confundida.

—No estas entendiendo. Te he dicho que te amo, que estoy enamorado de ti ¿puedes entenderlo?–la tomó de las manos y las apretó.

—Si, pero ¿quedarme? ¿Y mi carrera?

—Te esperare. Solo te pido, que te quedes, que no me dejes de amar, porque yo no lo haré.

—Está bien, no te dejaré, nunca lo haré.–se acercó hacia él y lo beso, un dulce y tierno beso.

La declaración de amor había sido un éxito, su relación iba excelente, sin ningún problema... o eso pensaban.

Al final de cuentas la distancia los jodio, las dudas de Atsumu hacia la chica, los enojos de ella por no contestar en días. Los celos, las peleas sin sentido. Los "si tan solo no te hubieras largado" que ocasionalmente se le escapaban a Atsumu en las peleas telefónicas, los "ya no te amo" que chillaba Narumi de enojo, "no puedo esperar tanto tiempo" "si no puedes no me amas" un caos tras otro.

El detonante de todo fue aquella pelea en donde Atsumu gritó que ya estaba arto, que dos años lejos lo habían cansado, que él tenía necesidades, que ya no sabía si era amor o costumbre. Que sus ganas de seguir esperando estaban muriendo. Narumi solo se quedó escuchaba, aguantando el llanto, y lo dijo, por el bien de ambos, por la salud de Atsumu y por la de ella. Para que esto no fuera más difícil.

"Creo que tenemos que terminar"

Palabras que Atsumu no se atrevía a decir, forzando a qué Narumi las dijera.

No se confundan. Fue la distancia la que jodio todo. Ellos se seguían amando, en serio, lo hacían como el día de la graduación. Se amaban más que nunca, pero sufrían. Sufrían tanto que... lo mejor era dejarse si o si.

Ya habían pasado 2 años de la ruptura, Narumi se encontraba en su último año de universidad. Estaba en la semana de anuncia a dónde iría a hacer su servio. Ir a Japón o quedar en Estados Unidos... algo que sabría en un par de días.

¿Atsumu y Narumi se encontraban? A veces el destino tiene planes para la gente que se ama.

𝙎𝙚𝙧𝙤𝙩𝙤𝙣𝙞𝙣𝙖 𝙖𝙡 𝟭𝟬𝟬 - 𝘼𝙩𝙨𝙪𝙢𝙪 𝙈𝙞𝙮𝙖 𝙭 𝙊𝙘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora