Cap 25

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Permitió que sus lágrimas la inundaran, que cayeran librementes sin necesidad de contenerlas por sus mejillas.

Sus sollozos salían por sus labios, y su corazón latía con fuerza contra su pecho. Se sentía exhausta, confundida, y con miles de preguntas.

Todo esto era demasiado.

Graycee llegó hasta su habitación asignada, quien era el cuarto de Ginny Weasley. Quien había insistido para que ella y Luna durmieran en su cuarto.

Abrió la puerta girando el picaporte, con mucho cuidado. No sin antes tomar un largo suspiro para calmarse, y que sus sollozos no hicieran ningún ruido. O llamarán la atención.

Al ingresar, la habitación estaba oscura y realmente silenciosa. Y como era de esperarse, las chicas ya estaban en un profundo sueño.

Luna dormía en un colchón tirado en el suelo, con las mantas quienes la cubrían hasta los hombros. Y a su lado, estaba Ginny, en una cama más alta. Pero que también dormía profundamente.

Graycee camino con su varita en la mano, iluminando levemente el camino por el cual caminaba. Llego hasta su colchón y sin molestarse en cambiarse de ropa, cerró sus ojos llorosos en cuanto todo su cuerpo se relajó al acostarse.

Lo bueno, es que había parado de llorar, pero lo malo era que no podía dejar de sobre pensar en todo lo que había pasado en solo segundos atrás.

Deseaba solo dormirse y estar tranquila el resto de la noche.

Pero para su mala suerte, aquel deseo no iba a poder ser concluido...

~*~

Abrió sus ojos en cuanto escucho ruidos provenientes del piso de abajo.

Sus ojeras eran realmente nosotrias debajo de sus ojos color miel, se sentía cansada y agotada. No había dormido casi nada, se despertaba cada ciertas horas. Y se obligaba a dormirse, pero a pesar de intentarlo en toda la noche solo había dormido tres horas.

Mire hacia su lado izquierdo, comprobando que sus compañeras de cuarto ya no estaban allí. Ya que sus camas se encontraban desatendidas, y solitarias.

Tomó aire por su nariz, respirando profundo. No servia de nada estirarse, porque ni siquiera había dormido lo suficiente como para querer hacerlo.

Se levantó de la cama, dispuesta a dirigirse al baño, y arreglar un poco el alboroto de sus cabellos. Y de su cara, para esconder sobretodo su mal dormir.

Al salir del baño, ya un poco más arreglada y presentable, comenzó a dirigirse a las escaleras. Bajando por ellas, escuchando cada vez mejor la charla que tenían por lo que creía era Fanny y George.

Al bajar por completo todos se giraron a verla, y la mayoría de las personas que estaban allí, sonrieron al verla. Menos Fred, quien no había apartado su mirada de su café en su taza.

–Buenos Días...–Saludo en tono algo bajo, pero se forzó a sonreír.

Todos correspondieron a su saludo, acompañado de sonrisas. Para luego volver a que cada uno desayunara lo suyo.

–¡Ya podemos! ¡Ya podemos! ¡Graycee está aquí! ¡Podemos ir a abrir los regalos!–Chillo contenta Ginny, levantándose enseguida de su silla.

Molly y Arthur negaron con diversión con sus cabezas, mientras veían con ternura como su hija pequeña corría hacia el árbol. Quien estaba rodeado de obsequios con envoltorios navideños.

No me voy a enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora