N° 1

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--¡Te veo mañana!

--¡Cuidate!-- respondió Shikamaru ondeando la mano para despedirse de un compañero de trabajo.

Cada día se levantaba muy temprano, se aseaba, desayunaba algo ligero y emprendía su camino a su centro de labores. Su horario de ingreso era a las 8am, así que como era costumbre, solía tomar el metro a las 6:30am para llegar a tiempo y volvía a esperarlo a las 5:30pm al salir de su trabajo. Después de varios años trabajando en el centro ya había logrado habituarse a la vida agitada de la ciudad y a recorrer grandes distancias.

En aquella ocasión se despidió de un colega y corrió a la estación para esperar el próximo tren que lo llevaría devuelta a la comodidad de su hogar. Al llegar no había quien esperara por él, ni siquiera una pequeña mascota, aún así era feliz disfrutando de un tiempo de descanso a solas. Para matar el aburrimiento, sacó sus audífonos y puso algo de música mientras se sentaba a esperar. Al ver al tren aproximarse se puso de pie e ingresó con total normalidad. Afortunadamente el pequeño suburbio al que se dirigía no era un lugar muy populoso, por lo que a pesar de ser hora punta, no tenía problemas en viajar cómodamente. Buscó rápidamente un asiento con la mirada y encontró el lugar perfecto para cerrar sus ojos por un buen rato mientras llegaba a su destino. Caminó hacia el fondo del vagón y tomó asiento al lado de una joven de cabellera larga y rubia que miraba el paisaje a través de la ventana mientras apoyaba sus codos sobre sus rodillas.

--Buenas tardes-- saludó cordialmente al sentarse pero la mujer parecía perdida en sus propios pensamientos.

Shikamaru no le dio importancia y se acomodó a su lado. Colocó el maletín sobre sus piernas y sacó el celular del bolsillo para revisar sus redes sociales. Estuvo un buen rato entretenido hasta que decidió dormitar un poco; así que fue a su galería musical y detuvo la reproducción. Al hacerlo, escuchó un leve quejido proveniente de alguien cercano. Dirigió su mirada hacia la muchacha pero no logró descubrir nada porque ella continuaba observando por la ventana con el rostro sostenido entre las manos.

Sin quitarse los audífonos, esperó por algún próximo indicio que le asegurara que aquel sonido provenía de ella. Al parecer había sido así porque no pasó ni un minuto cuando volvió a escucharlo. Era un ligero sorber de nariz acompañado de respiraciones profundas que denotaban melancolía y pesar.

--¿Le habrá sucedido algo?-- fue lo primero que asaltó sus pensamientos.

Tenía intenciones de preguntar pero sintió que entrometerse en la vida ajena no era muy cordial ni sonaría amable viniendo de un completo desconocido.

Con el celular aún en su regazo, lo tomó entre las manos y lo giró ligeramente en diagonal para poder observar a la mujer a través de la pantalla espejo del aparato. Al hacerlo descubrió un rostro hermoso pero sombrío por donde surcaban algunas lágrimas. Instantáneamente descubrió la razón por la que se giraba hacia la ventana: en una de las manos donde descansaba su rostro tenía un pequeño papel con el que limpiaba la punta de su nariz de tanto en tanto y también el rabillo de sus ojos evitando así que nuevas lágrimas salieran y rodaran por completo.

Una vez más se sintió tentado a ofrecer su ayuda pero ¿quién se atrevería a empezar una conversación con una persona extraña en el metro? Evidentemente muy pocos y él formaba parte de las mayorías.

Resignado a la idea de mantenerse en silencio empezó a prestar mayor atención a los detalles. Se dio cuenta que la rubia mujer vestía un bello conjunto púrpura, una cabellera dorada infinita, la piel pálida como la nieve de invierno y el rostro delicado. Aparentemente no llevaba ninguna cartera o bolso de mano, aunque era probable que lo tuviera escondido a su lado izquierdo para evitar correr el riesgo de que cualquier hombre de mal vivir se lo pudiera arrebatar.

ONESHOTS - ShikaInoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora