N° 4

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--Basta de tonterías. Esta vez sí. No seas cobarde-- se animaba a sí misma escondiéndose en las estanterías, mirando por una de las rendijas.

Todos los días luego de la escuela, Ino Yamanaka pasaba por la librería Konoha's Store y sumergía las narices en los libros. Su fascinación por los libros era regular, de hecho, podría considerarse como una simple lectora ocasional; sin embargo, el motivo de sus visitas diarias se debía a uno de sus nuevos pasatiempos favoritos: admirar al atractivo joven que atendía la caja registradora del lugar.

Todo había empezado el día en que fue a comprar un libro que su profesor de literatura les pidió. Con desgano tomó el libro del estante y se dirigió a la caja haciendo la típica cola para esperar su turno de pagar. Al llegar fue recibida por un rostro amable y una mirada profunda; una extraña combinación entre lo dulce y lo seductor.

--Buenas tardes, bienvenida a Konoha's Store-- había saludado recibiendo el libro que ella tenía las manos.

El joven prosiguió con naturalidad, siguiendo el mismo procedimiento de todos sus colegas: recibir, verificar el código de barras y teclear algunas cosas en la pantalla.

--Son $15.50-- sonrió en su dirección derritiéndola con la mirada.

--Eh... sí, claro-- sacó el dinero de su billetera y canceló.

El muchacho recibió el monto y continuó con el automático ritual de compra mientras Ino no podía dejar de mirarlo. Sus ojos eran algo pequeños pero intensos, su ceño ligeramente fruncido debido a la concentración, nariz recta, labios delgados y rostro varonil, cabello rebelde atado en una coleta, hombros anchos, brazos tonificados, alto y de porte atractivo. La rubia dio un suspiro inconsciente luego de repasar mentalmente aquella atractiva visión. Para su suerte, el muchacho estaba tan concentrado en su actividad que no reparó en aquel detalle. O tal vez simplemente lo ignoró. Daba igual. Mientras no la dejara en evidencia, no pasaría la vergüenza de admitirlo.

-- Nara Shikamaru -- leyó mentalmente el gafete que el joven llevaba en el pecho.

--Gracias por su compra. Vuelva pronto-- la despidió con una perfecta sonrisa sacándola de su ensoñación y haciéndola ruborizar.

Dos semanas después Ino se encontraba otra vez ahí, como todos los días, espiando de lejos la caja registradora de la tienda. Desde aquel incidente no había pasado día en que no fuera a aquel establecimiento. Le daba un poco de vergüenza que los asesores de la tienda le preguntaran siempre si se le ofrecía algo, si buscaba algún libro en específico o quizás necesitaba ayuda. Ella rechazaba todas las interrogantes con un simple "estoy mirando, gracias", pero esa excusa barata ya empezaba a sonar trillada.

Sus visitas diarias le ayudaron a descubrir que aparentemente, los empleados del lugar rotaban, es decir, aquellos que atendían la caja también eran asesores y viceversa.

En unas cuantas ocasiones pudo ver a Shikamaru deambulando por los pasillos en busca de indecisos clientes. Adoraba ver cómo se tomaba su tiempo en explicar la trama, elogiar al autor y convencer al potencial comprador. ¿Cómo lo sabía? Simple. Ella lo había experimentado en carne propia.

Flashback

Al verla voltear el libro para leer el argumento de la parte trasera del encuadernado se acercó --trata sobre un hombre que nació sin olor propio pero que poseía un olfato impresionante, y en su búsqueda por conseguir nuevos aromas, llega a cometer crímenes atroces.

Su rostro parecía no concordar con sus palabras, pues a pesar de estar hablándole de un asesino, sus ojos brillaban como si se tratara de la novela más encantadora del siglo.

ONESHOTS - ShikaInoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora