Soobin : top, 23 años, 1,82m HueningKai : bottom, 17 años, 1,77m
⭟ HueningKai es intimidado y menospreciado en el colegio. Atrapado entre miles problemas emocionales decide suicidarse. Para su mala suerte, antes de poder saltar del enorme puente que ha elegido, un lindo chico sostiene su mano.
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HueningKai sintió otra patada en el estómago, haciendo que su abdomen se contrajera mientras su cabeza zumbaba y lo hacía sentir desubicado. Ahí estaba, como era de costumbre, soportando los golpes y palabras hirientes de Beomgyu de nuevo, solo porque chocaron miradas apenas un microsegundo durante el almuerzo.
─Deja de retorcerte de esa manera y al menos da pelea, inútil ─murmuró Choi, con la respiración un tanto agitada después de llevar al contrario hasta aquellos baños y darle unas quince patadas, o tal vez fueron veinte. Realmente no las contó ─¿O acaso eres tan tonto para ni siquiera saber cómo defenderte? ─lo tomó del mentón, viendo las lágrimas brotar en mayor cantidad de sus cansados orbes.
Y Dios, de verdad HueningKai solo pedía con aquella mirada que se detuviera, porque su labio sangraba al igual que su rodilla, su cabeza dolía de tanto llorar y decir entre sollozos que lo sentía, su mano izquierda dolía tanto que no era capaz de apoyarla y se creía capaz de vomitar en cualquier momento.
─Muerete de una vez ¿quieres? ─Beomgyu soltó bruscamente el mentón del menor, logrando que sus amigos, Jay y Heeseung, rieran ante sus palabras. Ellos se estaban encargando de vigilar para que nadie entrara a aquel lugar en ese instante.
Entonces los tres chicos se fueron, dejando a HueningKai hecho pedazos mientras sorbía su nariz y hacía el gesto de ponerse de pie, aunque realmente le costó unos tres intentos el poder reincorporarse y dirigirse al lavamanos para al menos limpiar su rostro y retirar todas las lágrimas y sangre que lo ensuciaban.
Se miró unos segundos al espejo, en total silencio. Se veía terrible, acabado. Con unas ojeras oscuras bajo sus ojos, el cabello y el uniforme hecho un completo desastre y, por supuesto, sin un rastro de felicidad en el rostro.
Suspiró, sabiendo que tendría que ir a su casillero por el uniforme limpio que siempre tenía ahí, listo para salvarlo en ese tipo de ocasiones. Lavó su rostro y salió con lentitud de aquel baño, encogiendose cada vez que un paso lograba mandar un dolor terrible a su abdomen.
Lamentablemente, no tenía a quien llamar en ese tipo de momentos. No era el tipo más sociable que digamos, así que sus "amistades" se reducían a Yuna, una chica con la que algunas veces hablaba durante las clases y con quien hacía los proyectos en equipo. Pero ella era alguien a quien prefería no molestar con sus problemas.
Cuando fue capaz de llegar hasta su casillero, HueningKai tomó el uniforme limpio y se dirigió a la enfermería de la escuela. Saludó a la enfermera, Dahyun, y está solo le dio esa mirada de lástima con la que siempre lo veía cuando llegaba ahí.
