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𝐓𝐨𝐦𝐚𝐬~

—te cuidas, Campos—habló Berenitse, sus ojos brillaban, me destruye verla así.

Irme a Buenos Aires con los pibes era para poder seguir con nuestra carrera musical.

—Bere, cuando venga y tenga que volver a irme vamos a irnos juntos—le hablé y ella sonrió.

Antes de que ella contestara la bese, iba a extrañar esos labios rojos y carnosos.

Nos separamos por los gritos de los pibes.

—Adiós, Campos—se despidió.

—Adiós, Bere—me despedí y subí, al llegar a mi lugar la mire por la ventana.

El colectivo arrancó y lo último que vi fue ella llorando desconsoladamente en los brazos de Mariana, la mamá de los Giménez, en ese momento quise parar todo, bajarme de ahí, abrazarla y quedarme ahí con ella sin que nada nos interrumpa.

Ya era tarde e imposible hacer eso.

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Buenos Aires nos recibía con un clima frío, las nubes estaban grises, la casa donde nos quedábamos era la mansión de unos amigos de acá, Mauro, Sebastián y Alejo, ellos nos habían ido a traer a la terminal.

Por dentro estaba hecho mierda, no pensé que la extrañaría tanto.

—Eh Cenfe ¿Qué te pasa?—preguntó Mauro sentándose a mi lado.

No le respondí, no sabía como hacerlo sin escucharme absurdo, aunque créanme cuando les digo que no es absurdo.

—extraña a Berenitse—contestó Lucas por mi.
Mauro miró sin entender.

Pero antes de preguntar o decir algo, una morocha alta, pelo liso y con tatuajes entro saludando a todos, y si me saludo a mi con un beso en la mejilla.

Se llamaba Julieta.

—Cometela con la mirada que no se nota—hablaron a nuestro lado,Troca.

—No gracias ya comi—respondí sarcástico, no me llamaba la atención la chica, me llamaba la atención como aguantaba a tantos pibes.

Salí con rumbo al jardín a llamar a Berenitse, la llamé y pasamos hablando maso 1 hora, colgamos cuando ella ya tenía sueño.

Alguien tosió a mi lado,voltee y era la morocha.

—¿tenes novia?—preguntó interesada en el tema y asentí aunque Bere no sea algo oficial.
—¿vive acá?—negué sin entender su pequeño formulario.
—debe ser difícil—habló y asentí dándole la razón.
—bueno Tomas te dejo—habló y empezó a caminar hacia la casa.

¿Eh?

$—

La distancia y el amor no van de la mano.


𝐍𝐨, 𝐧𝐨 𝐉𝐮𝐥𝐢𝐞𝐭𝐚 𝐲 𝐓𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐧𝐨 𝐯𝐚𝐧 𝐚 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫 𝐧𝐚𝐝𝐚, 𝐩𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐞𝐦𝐩𝐢𝐞𝐜𝐞𝐧.

𝐑𝐞𝐢𝐫 𝐲 𝐅𝐮𝐦𝐚𝐫 | 𝐂.𝐑.𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora