Capítulo 2

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Se supone que actualizaría ayer, pero fue mi cumpleaños  y ya no pude, pero aquí está. (Si, lo siento. La misma nota en todas las historias.)

—¿Qué vas hacer qué? —pregunto mi madre a través del monitor. Acababa de contarles la historia de Kara y lo que iba hacer para ayudarla.

—Me voy a casar

—Pero si no la conoces—me recordó como si eso no lo supiera ya

Me encogi de hombros.

—Eso no importa. Voy hacer por ella, lo que nadie hizo por mi hermana —mi madre bajo la cabeza, mi padre hizo una mueca, sabía que eso había sido una puñalada para su corazón. Ellos mismos habían dado la espalda a mi hermana al casarse con un hombre que ellos no aceptaban.

Mire sus gestos culpables y por un segundo lamente haberles dicho eso, hasta que recorde que indirectamente ellos habían tenido la culpa al no apoyar a mi hermana. Al dejarla sola.

—No es necesario casarte con ella para eso cariño, podemos ayudarla sin que tengas que… —volvio al ataque mi madre, pero la interrumpí.

—Lo es mamá, su ex marido nunca dejará de buscar a Kara Danvers, pero si se casa conmigo, podrá cambiar su nombre.

—Y tendrá el respaldo de nuestro apellido —murmuro mi padre en voz alta, asentí. Ese era uno de los propósitos—conozco a los Shepherd —dijo con asco — son muy conocidos por sus negocios sucios. No me extraña que esa chica no haya podido hacer nada contra ellos, menos si no tiene el respaldo que un buen apellido y el dinero te da.

—Así es padre, si se casa conmigo no les quedará más opción que ayudarla, nadie se mete con un Luthor

Lillian negó.

—Los Salvatore lo hicieron —murmuro con la mandíbula apretada y los ojos vidriosos.

—Y ya pagaron por eso cariño —señale

—¿Estás segura?

—Más que nunca —prometi, no había parado hasta hacer pagar a esos malditos todo el dolor que sufrió mi hermana.

—Entonces cuentas conmigo —asegura.

Mi padre asiente tomando su mano.

—¿Que necesitas que haga?

Sonreí. Eso era lo que quería escuchar, la ayuda de Lionel Luthor sería muy importante en mi propósito.

—Necesito sacarla del país sin rastros.

Asintió con seriedad.

—Puedo pedir el jet privado a Cat Grant

—Gracias

Cerre mi laptop y mire a la rubia sentada en mi sala.

Después de hablar con ella en el hospital, le hice esperar a que terminara mi turno y la traje a mi casa, no podía permitir que volviera a su casa sola después de lo que había sucedido.

—Todo está listo

Sacudió la cabeza.

—Tu mamá tiene razón, esto es una locura. No me conoces, no puedo arrastrarte a esto, no cuando tu padre también tiene razón, ellos son muy peligrosos.

Me puse de pie y la enfrenté.

—Basta, no te vas a echar para atrás ahora, prometí que voy ayudarte y lo haré.  —ella también se puso de pie y sacudió la cabeza furiosa.

—No soy tu maldito problema doctora

Apreté los dientes. Ella es tan Obstinada pero yo lo soy más.

—Lo eres desde que te vi —entrecerre los ojos —no soy la clase de persona que ve problemas y se aparta. Si digo que voy ayudarte, voy hacerlo así tú te opongas.

—¡Eres tan necia! —grito encabronada. Pero era el miedo hablando por ella, podía verlo en sus ojos, en la forma en que sus manos temblaban. Había visto esto tantas veces, porque si, no era la primer mujer a la que ayudaba. Más si era la primera que quería tener cerca a tal punto de llevarla a mi casa y querer casarme con ella.

—Y tú tan cabeza dura —gruñi exasperada.

Abria y cerraba la boca como pez fuera del agua.

—Me voy a casa—sentencio

Me acerque y la detuve por el brazo.

—No puedes regresar ahí

—Claro que si, es mi casa. —espeto tratando se soltarse.

—Porque eres tan obstinada —masculle tomando mis llaves para seguirla.

Se giro y me miro con los ojos entrecerrados.

—No es eso,esto simplemente no tiene sentido. No puedo invadir tu lugar así como así, se todos modos el va a esperar unos días para volver…

—¿Cómo lo sabes? ¡No puedes estar segura!

—Lo se porque es lo que hace siempre. Después de cada "golpe" se esconde como la rata que es

—Aún así no es seguro, quédate aquí por favor

Sacudió la cabeza.

—No tengo nada que ponerme

—Puedes usar mi ropa o puedo ir a comprarte algo. —ofreci desesperada. No entendía porque mi insistencia en ayudarla pero era más fuerte que yo — No me siento segura dejando ir allí sola

—No puedo hacer eso, ya estás haciendo demasiado por mi, pero te prometo que cualquier cosa será la primera a la que llame…

—Eso no me reconforta nada… —¿Porque tengo este miedo irracional a perderla de vista? — Al menos permíteme llevarte a casa.

—No nos conviene que nos vean juntas si me vas ayudar, siempre tiene a alguien vigilando mi casa. Es mejor que vaya sola.

Eso tiene sentido.

Sin embargo… ¿Porque me siento tan impotente?

—Voy a encargarme de agilizar todo. —prometi. —Necesito que Allyson te haga un chequeó antes de viajar.

Ella asintio resignada.

—Puedo hablarle a mi familia de esto... —me pregunto antes de salir

Hago una mueca. No sé cómo sentirme respecto a su familia, ellos no han hecho nada para impedir que Shepherd siga hiriendola. ¿Que clase de personas son?

—Yo preferiría que no, pueden intervenir las llamadas.

Ella asiente pesarosa.

—Van asustarse si desaparezco de la nada

—Entonces dejales una carta—sugeri.

—Pueden pensar que Sebastián me obligó a escribirla

Ella  tiene razón pero...

—Entonces dime cómo ayudarte, dices que tu ex te tiene vigilada, ellos serán a los primero que acudirá en tu busca, si saben con quién te has ido... —trate de hacerle entender.

—Tienes razón. Solo tengo miedo, aquí está todo lo que conozco. Mis amigos, mi familia..

—Y yo soy una desconocida también...

Ella negó.

—Eres mi amiga... — Eso me dolió. Y no puedo entender porque si tiene razón. —Sin embargo tú te vas a quedar un tiempo aquí y yo me iré sola

—Mi familia estará ahí

—Tu familia piensa que esto es un error —Nos señaló.

Le tome el rostro entre mis manos y la hice mirarme.

—Deja de buscar excusas por favor, quiero ayudarte pero no lo haré si no estás de acuerdo. —suspire profundamente —podemos dejar esto hasta aquí... No quiero obligarte a nada... —murmure con un nudo en la garganta. Quería ayudarla, pero no lo haría sin su consentimiento

Voy a cuidar de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora