"Déjame convertirme en lo que quiero, no vas a creer lo que pienso, vi el mundo a través de un corte, en algún lugar por dentro descubrí todo lo que una vez fui... Morando más allá de mi subconsciente me vi a mi mismo como un dios... Fue entonces cuando me di cuenta que no lo era" (Jacob Lee, 2020, 0m25s).
Salí esa tarde del centro de investigación y paseé por la plaza donde algunas semanas antes había sucedido la obra de teatro. El cielo se veía de un dorado hermoso, parecía como si reflejara la tierra de alguna forma. Me senté en una banca cercana y saqué la libreta de mi bolso, anoté algunos pensamientos. me disponía a regresar y hablar con Daniel cuando noté que me observaban, había alguien tras los árboles, la brisa helada que bailaba en el ambiente me hizo dar escalofríos. Me apresuré a caminar al andén e irme, tenía un mal presentimiento en el pecho y me sentía en riesgo. Sentí un escozor en el cuello, junto a la vena, las piernas me fallaban, perdí el control y caí, aunque no sé dónde fui a parar.
- ¡Oye! ¡oye! - Alguien me gritaba...está oscuro...había una barrera...
Caminé unos pasos, sonaban gotas cayendo a vacío y chocaban con el agua bajo mis pies ¿Dónde estaba? - ¡oye! - la voz.... De nuevo. Había una pequeña luz, traté de correr hacia ella cuando unos brazos me arrastraron a la oscuridad, grité, no me podía mover - ¡HELENA! - la luz me cegó y me abrazó cálidamente.
-abre los ojos...
Sentía mi rostro mojado y me dolía todo el cuerpo, no entendía que estaba pasando.
Abrí con dificultad los ojos y vi siluetas borrosas, un rostro masculino cerca al mío.
Tomé consciencia. - ¿¡qué hago aquí!?
La cara del chico se arrugó como un papel y se cubrió inmediatamente con sus manos. Respiró profundo y me habló.
-Helena ya estas a salvo, vi el momento cuando te dispararon, pero alcancé a salvarte. – Todo mi cuerpo temblaba, sentía frío y unas ganas enormes de llorar, tenía miedo, ¿quién rayos era ese muchacho?
- ¿de qué habla? Respondí con un hilo de voz, aunque pretendía gritar. ¿quién es Helena?
El chico abrió sus ojos y se retiró, se puso en pie y me observó un rato, impávido, atemorizado, triste... caminó dos pasos hacia atrás y chocó con algún objeto que sonó estrepitosamente haciéndome doler aún más la cabeza.
Helena...Helena...Helena... repetía mi mente una y otra vez.
- ¿no recuerdas nada? - Dijo él en un último esfuerzo por recomponerse.
-no te entiendo...yo soy...soy...- Sentí en ese momento dos punzones, uno en mi cabeza acrecentando el dolor y... otro en mi corazón ¿Quién era yo? ¿cuál era mi nombre? Una taquicardia invasiva me abrumó. Mi cuerpo convulsionaba cada vez más, no podía controlar el temblor que me producía el miedo. En ese momento una mujer mayor se acercó a me tomó por lo hombros, grité, grité lo más fuerte que pude.
- ¡¿Qué diablos hacen?!
- ¡si no la sedamos estará peor!
Un hombre acercó una jeringa a mi cuello, me revolqué, pateé, mordí y al final un doloroso toque me hundió en mi subconsciente....
¡¡Helena!! Un chico alto de cabello castaño me llamaba, había una chica a su lado, estábamos en un prado enorme y muy verde, él se veía feliz y yo por alguna razón también me sentía así, otro chico alto pero de cabello negro me tomó la mano -vamos- y mientras me guiaba me sonrió. De pronto las voces se alejaban, un ruido ensordecedor me hizo caer al suelo, todo parecía en una tv vieja, el ruido era más y más fuerte, como un silbido estrepitoso. Grité y caí.
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¿Destino?
General FictionSaber para qué estamos aquí, tener un propósito, nos mantiene vivos; pero ¿Qué sucede si una chica se debate los límites del destino en su propio ser? ¿Qué ocurre si a mitad de camino te cuestionas lo que se espera de ti? Esta es la historia de una...