Capítulo 22

193 20 10
                                    

Parte 2/4

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Parte 2/4

- ¿Qué haces aquí? - mis palabras salen tan rápido

Él se pone de pie, me observa detenidamente y se lo que llama su atención es cómo estoy vestida luego su mirada viaja a Sebastián y su mandíbula se tensa.

-Tú madre me dijo que habías salido, pero que regresarías más o menos a esta hora, así que decidí esperarte - resopla - Pero veo que estás muy bien acompañada

Ignoro lo último que dice y vuelvo a preguntar:

- ¿Y por qué me has estado esperando?

-Quería hablar contigo, aunque fui un tonto al esperarte aquí- dice

Y sé muy bien que ha venido hablar sobre lo que pasó en la tienda.

-Pero no te preocupes, veo que estás muy ocupada - se abre paso en medio de nosotros alejándose.

-Yo solo estoy acompañándola hasta aquí, ya voy a retirarme - habla Sebastián

-No, no te preocupes, tómense todo su tiempo - enfatiza y vuelve a caminar

-Dylan - lo llamo, pero más bien estoy rogando que se quede

-Eli después - su tono de voz es fuerte.

- ¡Hey! qué demonios te pasa - la voz de Sebastián se vuelve firme, veo como Dylan se vuelve hacia nosotros un tanto enojado. Mi corazón late con fuerza, <<esto no está bien>> dice una voz en mi cabeza.

-Ella te está pidiendo que te quedes - Dylan empieza a caminar hacia nosotros, más bien hacia Sebastián, por lo que decido ponerme en medio de los dos.

-Déjame decirte algo Villalba, no te metas - dice con dureza.

-O que, debo tenerte miedo - Sebastián empieza a retarlo y conociendo a Dylan no se lo tomara a la ligera

-Sebastián por favor, detente - le pido, pero ni siquiera sé si me está escuchando.

-El hecho de que sea tu novia, no quiere decir que tengas derecho a hablar sobre ella.

- ¡Ja! no me hagas reír, no estoy hablando por ella, solo te estoy diciendo que te estas portando como un idiota.

Ambos están enojados y la manera en que lo ha llamado Sebastián ha hecho de Dylan empieza a ponerse rojo de coraje.

-Sebastián- vuelvo a llamarlo

- ¡Idiota! me has llamado idiota, acaso porque tienes dinero puedes llamar a alguien como se te dé la gana, creo que eso viene de familia - Dylan está demasiado enojado

-Espera qué dijiste, te estas metiendo con mi familia - ahora el que escupe rabia es Sebastián

Por primera vez en mi vida me siento muy pequeña, Sebastián es fuerte y si no detengo esto estoy segura que terminará mal. Así que cambio de estrategia y decido caminar hacia Dylan, tomó su rostro entre mis manos, está demasiado tenso

- ¡Dylan! - lo llamo, tiene la mirada fija en Sebastián - Mírame -le pido - ¡He dicho que me mires! - susurro enfadada, pero al final me mira

-Ya estuvo bueno, ve a tu casa y mañana hablamos...

-Pero Eli...

-Pero nada, todos estamos cansados, mañana será otro día - siento que su respiración empieza a normalizarse.

-Está bien - acepta y me da un abrazo lo que me toma por sorpresa, no le devuelvo el abrazo, pero doy unas palmaditas en su espalda. Me suelta y se despide ve por última vez a Sebastián con una mirada dura antes de irse.

-Sabes que se portó como un idiota - inquiere, aún tiene el rostro tenso y está enojado

-Y tú también - replico con coraje, prácticamente lo he llamado idiota, sin querer

- ¿Qué? - me mira desconcertado - Lo único que le dije fue que se quedara, en vez de eso se metió con mi familia ¿Cómo quieres que reaccione?

-Baja la voz - susurro

Suelta un suspiro de frustración e inclina su cabeza hacia atrás

-Está bien...lo siento - aunque habla en voz baja aun puedo notar su coraje, ambos se han provocado, ambos estaban enojados el uno con el otro.

-Es mejor que te retires y vayas a descansar...ha sido un día muy largo - aún tiene el ceño fruncido.

-Te veo mañana entonces

-Si - contesto sin mucho ánimo.

La pequeña pelea innecesaria desde mi punto de vista, ha hecho que me sienta super agotada. Veo como el auto de Sebastián se aleja y volteo rápidamente hacia la casa, observó las ventanas y para mi suerte todo se ve tranquilo, tal parece que mi madre no se ha dado cuenta de que casi se arma una pelea en frente de su casa. Recorro con mi mirada al barrio, en busca de algún vecino imprudente que haya visto lo sucedido, pero nada, la calle está en silencio.

Rápidamente entro a mi casa, encuentro a mi madre dormida en el sofá y la única luz que ilumina la sala es la del televisor.

La levanto y ella me regala una pequeña sonrisa, empieza a hacerme preguntas sobre como estuvo mi día y su sonrisa se ensancha cuando le digo que me he divertido mucho. Nos despedimos, dirigiéndonos cada una a nuestra habitación.

Apenas entro a mi cuarto mi cama me atrae a ella como un imán, aún me duelen los pies y me siento tan cansada como para hacer cualquier otra cosa incluso pensar en el inconveniente entre Sebastián y Dylan. La tranquilidad de mi habitación es cómoda por lo que todo se vuelve tan relajante y poco a poco me voy quedando dormida.

¡Hey! Ten cuidado con la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora